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Ajá, Sí, Yo Pienso Lo Mismo, ...

Descubrir nuevos conceptos hace que la mente se ensanche para dar cabida a más mundos. Esto es genial, pensaba yo.

Otras horas no habían sido tan afortunadas como esas y yo me dije que tenía que sumergirme en ellas. Yo pasé mucho miedo, mucha vergüenza, mucha desilusión, mucho desánimo, como todos, y también gracias a ello pude triunfar en muchos aspectos de la búsqueda, del vivir. Caí en la cuenta de que las horas agradables son tan verdaderas, tan reales, como las asquerosas. A veces no dejaba de compararme incluso con el que creía más torpe y de pensar que no servía para acariciar la vida de los otros, que solo los otros valían para eso, y no preguntes qué entendía yo por "los otros".

La puesta de sol, esa imagen como símbolo comodín de intensidad, dio paso a una gradual oscuridad serena, todavía embriagada de luz. Y no preguntes por qué me sentía yo así.

Sin quererlo había mostrado una parte de mí que en extraña ocasión enseñaba. La razón son las circunstancias. Me hubiese gustado estar aún más presente en ese momento, después de todo.

También sentía por momentos que mis "yos" se multiplicaban compartiendo la misma esencia. Era simplemente perfecto, soprendente, fascinante.

Visualizo objetivos, sí. Pero lo único importante quizás no sea alcanzarlos sino experimentar el proceso de avanzar hacia a ellos. Lo que pasa es que el camino es costoso y la llegada, muy satisfactoria. Y la satisfacción proporciona energía para comenzar de nuevo.

¿Sabes por qué me mantuve en el aire? Porque seguí lanzando leña a la hoguera, seguí esforzándome en la lucha. Un despiste de un segundo supondría una grave caída. Invierto tiempo en esto para acostumbrarme al nuevo medio y permanecer ahí.
Lo mejor es que como no tengo nada, todo lo valoro. Llegué a decir cursilerías como que la vida es bonita y confesaré que las mantengo. Es que soy cursi; uno es como es y no hay más, o sí.

No están tan mal las frases alborotadas. Uno se mueve entre ellas como si de una jungla se tratase y eso suena a aventura. Y aventura suena a búsqueda y descubrimientos acelerados.

Recuerdo tal día tal persona diciéndome que era feliz, vaya. Se sonreía y hacía brillar sus ojos mientras pronunciaba que no se podía quejar, que los pequeños detalles son los importantes y que todo tiene su valor. Yo me mantenía en silencio y mientras veía sus ojos brillantes también me sentí como si fuese feliz. ¡Como si ser feliz para mí tuviese algún significado!

De la escala cromática el momento escogió un negro inflado. Desde ahora mismo, como siempre, todo está por ver. Entonces, como si de una ruleta se tratase, todo gira hasta que el pensamiento se digna en reposar en un lugar concreto. Ahí es donde los días suelen finalizar.

Fallinginlove11 de marzo de 2010

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