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Lamarr: Se Busca.

Se bebió el café frío. No esperaba semejante revelación; la dominaba el éxtasis, la movía la fascinación. No estaba dispuesta a conformarse con el misterio que crecía a la vez que parecía desentrañarse. Llovía y hacía viento y el rock sonaba, el deseo de satisfacer la curiosidad se veía alimentado por el ambiente que propiciaba cierta empatía para colocarse en la extraña mente de esa mujer.

Cualquiera otra persona se olvidaría del asunto nada más conocerlo, pero para ella era de una trascendencia mayor. Se sentía en deuda consigo misma por no atender a la primera llamada de misterio mientras ahora, cuando todo se hacía inalcanzable, parecía cobrar una relevancia mayor.

Se echó a un ricón y fumó; así pasaron minutos de reflexión de íntimo placer. Todo era de película elegante: en la entrevista de aquel periódico se contaba que Lamarr, con trayectoria musical desde el 95, fundadora de un grupo rock ya desaparecido y vocalista y batería de su actual banda con alguna que otra gira a sus espaldas y pendiente de futuras, vivía en la particular mansión Manderley del centro de la ciudad. Aparecían palabras literales como: «Me gusta atesorar cosas, sobre todo música, objetos curiosos y libros. Colecciono literatura de todo tipo, aunque mis favoritos son Cumbres borrascosas , Los hermanos Karamazov y La montaña mágica , obras trágicas, dramáticas y densas».

Adoraba las películas con final abrupto, pero esto era la supuesta realidad y un final de ese tipo sería demasiado agresivo para su inocente imaginación.

Lo que sabía de su reciente ex-profesora todavía era poco. En el colegio la veían como si de una drogadicta se tratase, pues vestía raro, era extremadamente tranquila y nunca levantaba la voz a los alumnos. De hecho, ni tan siquiera le importaba que un alto porcentaje de la clase estuviese entrenida con miles de temas excepto el de su asignatura, el inglés. Hablaba con un tono de voz suave y bajo y era obvia su dejadez. Sin embargo, ella creía ser testigo de un mundo original y oculto cada vez que se le aparecía ante los ojos esa dama bajita y delgada.

El por qué de la necesidad de encontrarla era desconocido incluso para ella, pero quizás estribase en razones ajenas a la recurrente locura, a esa rápida justificación de sus actos. Parecía una cuestión de atracción por lo desconocido, es más, de lo que por ser exclusivamente extraño es extremadamente susceptible de ser anhelado.

Cuanto más pensaba y elucubraba acerca de Lamarr, más se convencía de que debía de ser un personaje fugado de una película de terror, por lo que, llamada por el misterio a reafirmar su faceta de actriz, nuestra chica se comprometió consigo misma a cumplir con maestría su papel en dicho filme.
Fallinginlove05 de febrero de 2010

1 Comentarios

  • Xana

    ¿Ramal?
    ¡Volviste! =) Es bueno poder leerte. Tú y yo estamos flotando en la superficie. ¿Sabes por qué? Creo que es porque ambas somos unas vagas.

    01/03/10 09:03

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