Cocacola® Fría
Hay personas que dicen
que soy demasiado alegre
y que solamente hago y digo tonterías.
La gente que me conoce realmente,
sin embargo,
sabe que vivo de día en día gris,
que busco refugio en la música
y que me desahogo cantando
todo aquello que no sé decir.
Me escondo en todo lo que escribo,
me excuso en mis miedos,
bajo capas de inseguridades
y años de decepciones,
gritando que no necesito a nadie
pero esperando que algún día
alguien sepa dónde encontrarme.
Y sí,
me siento sola,
muy sola,
incluso cuando me encuentro en compañía.
Los abrazos son mi mantra favorito
y no hay nada que me siente mejor
que una CocaCola® fría
al lado de mis amigos
o tirada en cama,
viendo tonterías en el ordenador.
Mi mente es un lugar lúgubre y luminoso,
una frontera extraña
entre el no creer y el misticismo religioso,
entre la esperanza y la depresión,
la tranquilidad y la ansiedad.
Vago de beso en beso
con la intención de encontrar mi rana real,
repitiéndome constantemente
que el siguiente será el bueno
mientras me decepciono con cada final abierto.
Siempre acabo escuchando las mismas canciones,
repitiendo los mismos errores,
pero aprendiendo un poco más con ellos
de mí.
La sonrisa va conmigo el tiempo justo
para darle tiempo a las lágrimas a ocupar su lugar.
Creo en el destino,
en seres buenos y en otros vengativos,
en la magia de dar sin esperar recibir nada de vuelta.
Me pierdo un poco en cada línea que posteo,
dejo algo de mí en todo lo que creo,
releyendo lo que escribí
para recordar de dónde vengo
y a dónde no quiero volver.
Que por qué escribo todo esto,
por qué me alargo tanto...
Quizás porque busco una manera de hablar de él
y no la hallo
y por eso hablo de mí,
pues soy quien soy hoy
por lo que fui
cuando fui con él.
De mi blog: http://myowncarpediem.blogspot.com.es/
