Cuerpo Expatriado
Tal vez no volvamos a vernos
pero créeme,
sabrás de mí
aunque yo de ti no sepa ni la hora.
Y con cada letra,
con cada una de mis palabras,
recordarás algún momento de nuestra historia,
preguntándote si
tal vez
no habríamos podido seguir intentando ser felices
juntos.
Quizás pase fugazmente por tu cabeza
mi imagen besando otra espalda,
en otra cama,
en otro cuento.
Y será ése otro el que me conozca a fondo
y colonice cada centímetro de mi cuerpo expatriado;
al que miraré como en su día te miré a ti
y besará mis secretos,
mis defectos.
Será otro el que me abrace cada noche al dormir
y tape mis miedos con delicadeza
para que las pesadillas dejen de poblarme la sien.
Otro con otro nombre diferente al tuyo,
que me agarrará la mano al caminar
y se sentirá orgulloso de llamarse mío
y de llamarme suya.
Alguien que hará que olvide que existes siquiera,
alguien mejor,
diferente,
que ocupará tu lugar en mis escritos.
Alguien que merecerá las alegrías y no la pena.
Y al pensar en esto,
puede que un escalofrío te inunde el cuerpo
y una tristeza suave te acaricie de la misma manera en la que solía hacerlo yo.
La mirarás a ella,
convenciéndote de que hiciste lo correcto,
contento por todo lo que has ganado
pero sufriendo por los puntos suspensivos que represento.
Querrás creer que no me quieres
y,
no me malinterpretes,
es posible que sea cierto,
pero no sentirás en otro ser la pasión que creamos aquel mes de enero.
Llorarás,
sonreirás,
viajarás a mundos nuevos de la mano de otra
así como yo construiré mi vida en base a otra boca.
Pero sabes tan bien como sé
que pensarás en mí aun si el tiempo pasa y no nos vemos,
que seremos desconocidos vagando en otros cuerpos,
pero almas afines que no se olvidan.
Será entonces cuando leyéndome,
me sentirás tan cerca que mi colonia perfilará nuestras fotografías en el cristal,
trayendo consigo la melancolía del amor más grande que fue para no volver a ser jamás.
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