Al final de una relación,
la vida debería devolvernos lo invertido
en lugar de dejarnos con los bolsillos para fuera
y en bancarrota
tras el fracaso de la apuesta.
Y no estoy hablando de lo material.
Hablo de las horas malgastadas escribiendo en el teléfono,
de las llamadas perdidas,
de las cogidas,
de los mensajes sin respuesta
y de las contestaciones.
Hablo de la saliva empleada en jurar mil promesas,
en adular al otro,
en discutir.
Hablo del desgaste de los labios al cabo de mil besos,
en los labios,
en la espalda,
en las piernas,
allí donde el vientre ya no es vientre,
donde la espalda deja de ser espalda.
Hablo de las huellas dactilares abandonadas a lo largo y ancho de la piel,
de los segundos perdidos enredando los dedos en el pelo.
Hablo de las sonrisas dibujadas en su cara a base de mucho esfuerzo,
de las lágrimas corridas en las caras de ambos,
de las tardes mandando el reloj a paseo entre sábanas blancas
y paredes azules.
Hablo de las noches en vela diseñando futuros,
de los nombres escritos en hojas de papel
y de las esperanzas empleadas en la relación.
Hablo de los miedos,
de las ganas puestas en sujetar un puente que una y no separe más las distancias,
del dolor de cada despedida
y la pasión en cada reencuentro.
De eso hablo cuando digo que se nos debería devolver lo gastado.
Porque cada adiós nos deja con un sentimiento de vacío instalado en el pecho
y el sabor agridulce
y las ganas de más.
Si se nos entregara lo invertido,
podría uno inmediatamente volver a apostar a otro negocio,
a otra idea.
Sería más fácil volver a comenzar
y no habría que esperar a rellenar la despensa y la cartera,
el corazón.
Pero como en la economía,
la vida nunca da lo que debería,
te deja clavado en la acera,
y tienes que iniciar la partida poco a poco,
con paciencia,
y esperar para volver a jugársela cuando pase la crisis.
De mi blog: http://cartasdeungatonegro.blogspot.com.es/
en estos versos:
"Si se nos entregara lo invertido,
podría uno inmediatamente volver a apostar a otro negocio,
a otra idea",encuentro la mejor poesía de un bellísimo poema.
Saludos
Carlos
