Miedo al Compromiso
Me gustaría que tú y yo fuésemos los Frannerd españoles.
Me das calma y seguridad,
la estabilidad que necesita mi caos interno.
Eres lo opuesto a mí.
En prácticamente todo.
Y por eso,
aunque vague de ser en ser y te deje en la estacada,
siempre acabo volviendo a ti.
Cada vez que escucho algún audio tuyo
es como si tu mano me brindara una caricia apenas perceptible a través de mi mejilla gruesa
y me devolviera los pies a la tierra.
Pones el mundo en perspectiva ante mis ojos
y me gusta y me repele a una misma vez.
Te temo porque posees el suficiente magnetismo para atraerme a ti de forma perenne
y eso me asusta en extremo.
Parece mentira que después de escribir tanto sobre el amor,
sobre montar una familia de anuncio
y vivir una boda de ensueño antes de los veinticinco,
ahora me dé miedo el compromiso.
Por eso hablo con otros y me convenzo de que les deseo más de lo que te quiero a ti.
Para engañar a mi niña interior que se niega a crecer y a asumir la posibilidad de haber encontrado una pieza afín,
que por ser diferente encaja a la perfección.
Eres todo lo que me falta
y tengo todo de lo que careces.
Somos el complemento vitamínico ideal para el otro.
Y sé que es tarde para perdones absurdos
y declaraciones inútiles,
pero ya conoces mi manía de exteriorizar en poesía todo aquello que me corroe.
Ahora eres tú el gusanillo que me carcome las venas.
He de admitir que no llevo nada bien la distancia que se ha establecido gradualmente entre nosotros,
aunque sé de antemano que era algo inevitable,
pues mi actitud carente de intelecto era reprochable,
soez
y fácilmente aborrecible.
Quizás ni llegues a leer esto
o en el caso de que lo hagas no veas que es para ti,
pero si el destino quisiera encenderte la bombilla,
el corazón
y el alma,
ven corriendo lo más pronto hacia mí.
De mi blog: http://cartasdeungatonegro.blogspot.com.es/
