Tengo muchas ganas de vivir la vida contigo. Tengo muchas ganas de que vivas tu vida conmigo. Quiero llegar por la tarde, libre ya de horarios ferroviarios, de libretas, de libros, de estudio... Quiero llegar, tirar la mochila al suelo y encontrarme con tus bambas tiradas por ahí. Colocarlas a un lado con el pie derecho y una sonrisa en mi cara, riéndome por tu desorden infantil. Caminar hacia el salón y notar en el ambiente tu colonia; inhalarla con tranquilidad, dejando que todo el cansancio se evapore a través de mi piel al contacto con tu olor. Encender el televisor y buscar un canal de música cualquiera, mientras me desvisto con calmada habilidad. Recorrer el pequeño pasillo que separa la estancia de la habitación con mi ropa en el brazo y el pelo alborotado sobre la espalda. Apropiarme de una de tus sudaderas y buscar algún pantalón pijama en el armario antes de salir descalza a la cocina en busca de algo que comer. Con la cuchara en una mano, y el teléfono en otra, escribirte un "te quiero" para que lo leas al salir de clase. Dormirme en el sofá, con tu presencia en cada parte de la prenda usada, hasta que pasara una hora y estuvieras en casa. Sentir tus labios en mi frente, oírte decir "ya estoy en casa" mientras sonríes encima de mí. Besarte. Una vez. Dos. Diez. Mil. Hasta acabar ambos sudando amor en la cama. Y reírnos a carcajada limpia. Y abrazarnos. Y besarnos. Todo eso. Hacer la cena entre los dos, cantando y bailando como si fuera una fiesta, quemando un par de sartenes durante el proceso. Cenar los dos acurrucados en el sofá, tapados, comiéndonos a besos entre bocado y bocado. Darnos cuenta de que se nos ha hecho tarde otra vez y que no llegaremos al trabajo. Comenzar una carrera frenética entre el lavabo y la habitación y salir pitando, como cada noche. Volver de madrugada, buscándonos bajo las sábanas... darnos calor y dormirnos el uno al lado del otro. Que seas tú lo primero al despertar.
