Tu Forma de Amar Me Mata
Da igual cuántas palabras tiernas salgan de tus labios ni cuántas caricias calculadas adornen mi piel. No soy capaz de poner un gramo de confianza en tus manos ni de creer. Siento que soy la horma de tu zapato, lo último en tu lista, aquello a lo que te aferras para no decaer. No me amas. No me has amado nunca. Y si lo haces, tu forma de amar me mata.
Por supuesto que si les pides su opinión te dirán que la mala de esta historia soy yo, pues ellas no dirán nada en contra de sí mismas. Es probable que tengas a todos a tu favor, pero por mucho que te quieran, el tenerlas contentas a todas en vez de a mí hace que estés a punto de perder a quien más te ama. No, que no me digan que el amor perdona o que si realmente te amara no hablaría así de ti. Seamos realistas por un segundo. Acallemos a golpes el corazón y hablemos fríamente, por favor. A veces se llega a un límite en el que o pones los pies en el suelo o el suelo pone sus pies encima de ti. Me cansé de que prestes más atención a cualquier cosa que ellas te digan y hagas oídos sordos a todo aquello que te explico yo; me cansé de que prefieras entrenar a hablar conmigo, esté como esté, pase lo que pase. Me cansé de decirte que quiero dejarte y que tú te quedes, y me obligues a quedarme, para luego decir que el único objetivo que me marco al romper es que vengas en mi busca. Me cansé de ver en sus ojos el reproche por haber tirado la toalla en tantas ocasiones. Me cansé de ver en las mentes de todo el mundo que eres tú el niño bueno del cuento y yo la bruja de la bola de cristal. Me he cansado de ver tu fotografía, de esperar que me subas de categoría en tu lista de prioridades, de esperar todo eso que sé que no va a pasar. Todos y cada uno de los besos que me das me escuecen, y me escuece que tengamos que acabar siempre con algo sexual al estar solos en cualquier sitio. Me cansé de que me reproches mis enfados, mis celos y mis razones, cuando tú me haces daño absolutamente cada día. Me he cansado de todo eso. Y de tus amigas. De tus quedadas. De tus salidas. De que me dejes enferma en casa para irte a estudiar con ellas. De que no te arrepientas. De que me dejes sola para estar con cualquiera. Me cansé de esta sensación de abandono. Me cansé de estar cansada. Te amo. Sí. No malinterpretes todo esto. Que llore y desgarre mi cara a gritos dolidos no significa que haya dejado de amarte; seguiría dando la vida por ti. Sino, ¿por qué crees que vuelvo siempre a ti? ¿Por gusto? Absolutamente no. Por amor. Porque contigo es imposible que sea feliz nunca, pero sin ti tampoco. Sinceramente, no sé cómo acabaremos, no sé cuánto durará mi voluntad. Pero desde ahora te digo, aunque no lo leas, que estoy cansada, que no puedo más...
