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11 Historias Capitulo 05: El Pecado de Dafne(caps. 13 y 14) (final)

13
Un Papá peligroso.
Willi lleva al pintor a una cabaña que hay en el bosque en las afueras de Puerto Conde, un lugar que utilizaba Fernando para encargarse de ciertos problemitas, el lugar estaba bastante cubierto de nieve.
Fuera de la cabaña se encontraba el auto del Sr. Fernando, señal de que ya estaban esperándolos dentro.
— Ayúdame a bajarlo, se mueve mucho este estúpido — dice Efraín sacando a Eduardo del maletero.
— Ok, ok, — dice Willi ayudándolo— démonos prisa, no quiero que se enfaden más con nosotros.
Junior les abre la puerta y los hace entrar, entonces bajan a Eduardo al sótano de la cabaña, ahí abajo les estaba esperando Fernando, cerca a el 2 de sus matones más corpulentos y a un lado del sótano barios gatos.
— Siéntenlo ahí y atenlo — dice Fernando señalando a una silla que estaba en el centro.
Efraín le saca la sabana, Eduardo entonces se ve en un viejo sótano iluminado solo por un foco amarillo y 5 sujetos a su alrededor, sin mencionar a los gatos.
— Así que no tuviste mejor idea que pintar a mi hijita de 17 añitos…y totalmente desnuda…. — le dice Fernando acercándose a el con una sonrisa en el rostro. —…y claro, tenias que mostrarlo alrededor del mundo…— le saca la mordaza que traía.
— Oiga… no se de que me habla yo…
Fernando le da un tremendo puñetazo a Eduardo que lo hace caer con todo y silla a un lado.
— ¡no te ordene que hablaras! — le grita. — ¡levántenlo! — les ordena a su 2 musculosos hombres. — Así que no sabes…pues por tu ingenuidad… de la cual tengo mis dudas vas a morir, no sin antes decirme donde esta mi hija, quizás este par de imbéciles — dice mirando a Efraín y a Willi — te hayan creído eso de que mi hija se ha ido de viaje, pero yo no, así que o me dices donde esta Dafne o te cortare uno a uno tus deditos… — estira la mano y uno de los musculosos hombres le alcanza un cuchillo.
Eduardo se asusta muchísimo al ver a Fernando tomando el cuchillo y poniéndose detrás de el.
— Veamos…¿índice o pulgar….? —
— No, por favor… no haga eso… yo le digo la verdad…— se apura en decir Eduardo bastante nervioso.
— Creo que el pulgar… ¿ustedes que dicen muchachos? — pregunta.
— Pro favor… no haga esto… yo…
— ¿no quieres que te corte los dedos? — pregunta con sarcasmo.
— Por favor… no, no lo haga…. — pide Eduardo.
Fernando se pone frente a el.
— Ok, no te cortare los dedos… — le dice sonriendo.
— ¿en serio? — pregunta Eduardo.
— ¡Claro que te los cortare, estúpido! — Le dice y le da otro puñetazo rompiéndole un par de dientes y haciéndolo caer nuevamente — ¡levántenlo! — Ordena — ¡claro que te voy a arrancar los dedos!, ¿crees que no lo haría solo por que lo pides? —se coloca tras el y le coge la mano — ¡agarrenlo! — ordena a sus hombres.
— ¡¡No, no, por favor, no lo haga, noooo!! — grita Eduardo mientras Fernando le corta sin piedad un dedo.— ¡¡¡¡noooo!!!! — sus gritos eran desesperados.
Fernando se coloca frente a el con su dedo en la mano.
— ¡ahora sabes que hablo en serio! ¿Cierto?...¡contesta! — le grita.
— ¡Si, si, si,….! — grita Eduardo muy adolorido y asustado.
— Esta ves fue el meñique… es el mas fácil de sacar… lo se por experiencia — le dice acercándole su meñique al rostro y pintándole la cara con la sangre del dedo —… ahora te veras menos elegante al beber — ríe burlonamente junto a sus colegas tras el. — ahora te vuelvo a preguntar… y confió en que no eres… tan imbécil… así que… ¿Dónde esta mi hija? — le pregunta con una sonrisa amigable, cosa que asusta a Eduardo.
— Ella… ella… no esta de viaje, ella esta aun en la ciudad…
— ya es algo… al menos no mentiste, eres listo — avienta su dedo a los gatos quienes se pelean por tomarlo —debí preguntar donde esta precisamente, — mira a sus hombres. —… es listo el chico ¿no? — Vuelve a ver a Eduardo, — ok, preguntare nuevamente… ¿Dónde esta, Dafne precisamente ene estos momentos? estoy seguro que lo sabes… ¡contesta!
— La ultima ves que hable con ella fue a eso del medio día… estaba en camino al apartamento… seguramente ya debe de haber llegado… se preguntara donde estoy, seguramente denunciara a la policía, yo les recomiendo…
— ah… tu nos recomiendas… seguramente que te dejemos ir, para evitarnos líos… — mira a sus hombres — ¿es un buen chico no es así? no quiere que nos aprese la policía— voltea a verlo nuevamente — pues déjame decirte algo… ¡yo me cago en la jodida policía! — Le grita fuertemente en la cara, casi escupiéndole. — ¡debes entender que de esta no sales vivo, animal… no, sales, vivo!
Eduardo lo ve muy pero muy asustado, comenzaba a pensar que este seria su fin, y era lo más probable.
— Dafne es inteligente, ella seguramente supondrá que tu desaparición tiene que ver conmigo… y conociendo a mi hija esta es capaz de venir… y tampoco no creo que llame a la policía… no lo hizo cuando le hicimos esa cirugía plástica a su noviecito… ¿se acuerdan? — dice caminando por el sótano y hablando con sus hombres. — así que… creo que seria cuestión de esperarla…acércame esa silla — le ordena a Willi quien lo hace de prisa.
Fernando se sienta frente a Eduardo.
— yo me pregunto… ¿Qué pensabas a la hora de pintar desnuda a una chica de 17…eres una especie de pervertido que le gustan las jovencitas y le excita pintarlas?... ¡contesta, mierda!—le dice con seriedad en el rostro.
— Yo… yo ignoraba que su hija tenia 17 cuando la pinte la primera ves… ella me lo dijo mucho después… yo…
— Ah… lo ignorabas…. Claro — gira a ver a sus hombres. — como mi hija mide 2 metros y tiene una cara llena de arrugas y por si fuera poco tiene unas tetas gigantescas… Es fácil pensar que es una mujer adulta… — gira nuevamente donde Eduardo. — si… es comprensible lo que me dices… creo que hice mal en pensar mal de ti.
— yo le suplico que…
— no, no supliques ya te dije que de aquí no sales vivo… más bien estoy pensando en que hacer con mi hija, no puedo dar por hecho que ella vendrá, a lo mejor ni se imagina que yo te he secuestrado… —se pone de pie y saca su teléfono — a ver… díctame el numero de mi hija… y si te equivocas en un puto numero… te cortare los parpados… ¿ok? — pregunta sonriendo.
— Ok… — contesta Eduardo… — 9,…9,…6,…0,…1,…6,…2,…3,…4…
—Ok,… esta sonando… me va a dar tanto gusto hablar con mi nenita después de todo este tiempo… tengo tanto que decirle y tantas ganas de verla….
Mientras Dafne conducía en dirección a Puerto Conde recibe la llamada, el numero aparecía como desconocido, rápidamente se dispuso a contestar.
— ¿diga? — Contesta.
— Hola, hijita… tanto tiempo sin escuchar tu vocecita… — le dice Fernando.
— Papá…— dice mirando a Sandra —…dime que Eduardo esta bien.
— Pues…esta bien, la mayor parte de el lo esta…
— ¡Papá eres un desgraciado! — le grita.
— ¡cuidado como le hablas a tu papá, pequeña malcriada! — le grita.
— ¡como te atreves a hacer esto otra ves, el ni siquiera es nada mío, es solo un amigo! — le dice — ¡déjalo ir!
— Para empezar no creo que vayas por ahí desnudándote frente a todos tus “amigos” y segundo, sabes que no lo dejare ir… ¿Por qué lo pides? — le pregunta con sarcasmo.
— papá, por favor, el solo me pinta, es un artista, no le hagas más daño…
— Nena, nena, nena… no abogues por el, prácticamente ya esta en la tumba, o en el estomago de mis gatos…
— ¿desde cuando tienes…?
— Eso no importa, lo que importa ahora es que me muero de ganas de abrazarte… así que dime donde estas para enviar a por ti.
— ¿Crees que te lo diré? — Dice Dafne mientras ve un letrero a un lado de la carretera que decía “Bienvenidos a puerto conde” — ¡estas loco!
— Pues nena, ¿quieres jugar entonces? — pregunta.
— ¡No! Solo quiero que dejes a Eduardo y no te metas en mi vida que ha estado yendo relativamente bien este ultimo año.
— Pues te propongo que te cambies… tú por este cabrón, yo solo quiero a mi hijita de regreso conmigo.
— No, yo no quiero estar más a tu lado. — le dice.
— Pues si no vienes tu artista morirá… — le dice colocándose detrás de Eduardo y sacando su cuchillo. —¿eso quieres?
— Igual lo matarás vaya yo o no.
— que mal me conoces… ¿acaso maté a tu amiguito la otra ves? No, ¿cierto?
— ¡no confio en ti, tu eres un mentiroso y además yo no quiero regresar…solo déjame ser feliz, papá! ¡Suelta a Eduardo el no te ha hecho nada, y déjame vivir mi jodida vida!
— ¡¡nooooo!! — Grita como loco.—¡¡¡no te iras de mi lado como se fue tu hermana y tu madre!!! ¡¡¡¿Me entiendes?!!! ¡¡nooooo!!!
Dafne detrás del teléfono se asusta por los gritos.
— Por favor, papá… deja ir a Eduardo… el no te ha hecho nada… — le dice.
—¡¡¿nada?!! — Grita — ¡¡¡este hijo de puta te pintó desnuda y ahora medio mundo te ha visto así!!!, ¡¡este malnacido merece morir, y va a morir, amenos que estés en casa para el atardecer!!! ¡¡¡Ven aquí y coge esto!!! — Le ordena a Efraín quien toma el teléfono mientras Eduardo toma la mano de Fernando que estaba sangrando aun — ¡¡quiero que escuches esto, mi amor!! — le dice a Dafne por el teléfono mientras se dispone a cortarle un nuevo dedo a Eduardo.
— ¿papá que vas a hacer?, ¡no hagas tonterías!
—¡¡escucha esto! — grita.
— ¡¡¡¡No, no lo haga, pro favor nooooooooooo!!!! ¡¡¡Haaaaaaaaaaaaaaaaaa!!! — se escuchaban lo gritos de intenso sufrimiento que daba Eduardo al ser mutilado.
— ¡¡¡Noooo, papá no!!!! — gritaba por el teléfono Dafne, Sandra veía muy asustada a Dafne y mas aun al escuchar los gritos de Eduardo por el teléfono. — ¡¡déjalo en paz!!
— ¡¡al puto atardecer te quiero en casa!!, ¡¡¿oíste?!!
— Eres un…
— ¡¡¡¡¡¡¡¡¡responde maldita sea!!!!!!!!!!!!!!!
— ¡¡¡De acuerdo!!! — le contesta— ¡pero no le hagas daño!
Fernando le corta.
— ¿papá? ¡¿Papá?! — arroja su teléfono a la parte trasera. — Me cortó el maldito — dice con una expresión de rabia y lagrimas en los ojos.
— ¿esos gritos… eran de Eduardo…verdad? — pregunta Sandra.
— Si, lo esta torturando… es un maldito criminal… me dio hasta la tarde para regresar a casa… de nos era si… matara a Eduardo, estoy segura.
— ¿Qué haremos? — pregunta Sandra.
— Pues estamos a unos 30 minutos de la cabaña en el bosque, estoy segura que están ahí… así que debemos ir allá… tengo una idea que quizás nos sirva…
Le dice y rápidamente toma el camino hacia el bosque de Puerto Conde.
Mientras en la cabaña.
— Muy bien, dice que vendrá al atardecer… ya se acerca el momento en que este junto a mi pequeña nuevamente… — dice mirando a sus hombres.
— usted…. ¿cumplirá? ¿No me matará…? — pregunta Eduardo entre quejidos de dolor.
— pues…— Fernando gira a verlo —… ¿tu que crees? — le pregunta.
— Yo… yo… me estoy desangrando…no durare hasta el atardecer de todas formas…

— Claro que duraras…— le dice señalándolo con su propio dedo anular de la mano derecha — ¡atenle la mano par que no sangre tanto, rápido! — le ordena a Efraín.— no quiero que te mueras aun… voy a utilizarte para darle una lección a Dafne, aprenderá a no hacer lo que le de su gana… —arroja su dedo a los gatos y toma del cuello a Eduardo presionando —…le enseñare a esa malcriada a que yo soy su padre, yo soy el que manda y que no puede huir de mi… cuando venga la sentare frente a ti… y la obligare a ver como esos 2 hombres corpulentos de ahí…— le dice señalándolos, Eduardo los ve luchando por no asfixiarse —…te dan una paliza horrible, una que te haga desear morirte, eso le enseñara a Dafne que no puede ir por ahí haciendo lo que ella quiera…¿me entiendes? —pregunta. — ¡¡ ¿me entiendes?!! — le grita en la cara.

Eduardo solo asienta muy temeroso.

— Me alegra que entiendas — lo suelta de a golpe — procura atarle bien esa mano… que dure hasta el atardecer… si Dafne no aparece entonces grabaremos como lo masacran hasta la muerte estos 2 gorilas — dice caminando asia la puerta del sótano — y haremos que ella lo vea después… y te esperamos arriba, Efraín — le dice subiendo con el resto de sus hombres.

— De acuerdo Sr. — contesta mientras cubre la mano de Eduardo. — cometiste un grabe error, amigo… uno muy, muy serio — le susurra al oído a Eduardo quien temblaba.

Al llegar arriba Junior quien vigilaba se acerca donde Fernando.

— ¿lo mató, Sr? — pregunta.

— No, aun no, Junior. Esperare a que venga Dafne… — le dice sentándose en el mueble al lado de la chimenea. — si que hace un puto frio aquí, he… —dice Francisco Encendiendo un Habano.

— ¿vendrá Dafne? — pregunta algo preocupado.

— Si, la conozco, ella sabe que… aquí me encargo de algunos de mis problemitas, no ira a casa, sabe que no encontrara nada ahí, solo hay que esperarla hasta el atardecer…— dice.

— Ya veo…la cambiara por el…

— No, nada de eso, este tipo se ha ganado un lugar en el infierno… justo al lado del Jeremy, Roger, y Jonathan… ¿se acuerdan de Jonathan el profesor que no dejaba de verla en 3er año? —le pregunta riendo a sus corpulentos hombres.

— Si, el que no dejo de llorar como una niñita…— contesta uno de ellos riendo.

— Si, ese mismo… como gritó mientras le cortábamos las pelotas… — dice carcajeando.

Junior solamente los veía con seriedad.



14

El Final

Dafne decide detener el automóvil cerca un rio congelado, ella y Sandra bajan del auto.

— no veo ninguna cabaña, ¿que pasa? — pregunta Sandra bajando del auto.

— No podemos acercarnos más, escucharían el motor y los alertaría, lo mejor será… ya sabes, el factor sorpresa. — le dice Dafne acercándose a ella y dándole un arma. — iremos en esa dirección, — señala — ahí esta la cabaña, a unos 10 minutos…

— De acuerdo… por cierto…yo, yo no se disparar…. No se como se usan estas cosas. — le dice tomando el arma.

— Es sencillo, solo apuntas, de esta forma…— le explica — y luego presionas el gatillo y listo… no es difícil, recuerda sujetarla muy duro, ¿ok?

— De acuerdo…

— Te agradezco que estés aquí, Sandra… eres una gran amiga. — le dice sonriéndole.

— Gracias, Dafne… espero que salga bien.

— Igual yo… ahora, lo que haremos será lo siguiente…

Dafne le cuenta el plan a Sandra y sin perder tiempo se dirigen a la cabaña.

En la cabaña Fernando estaba Escuchando música navideña y descansando un rato al lado de la chimenea, sus hombres estaban junto a el. Efraín, junior y el chofer estaban en entrada a la cabaña conversando.

El humo de la chimenea les avisa a Sandra y a Dafne que ya están cerca al enorme claro en el bosque donde femando construyó la cabaña.

Ambas se esconden entre los arboles para poder espiar sin ser vistas y ven a los hombres de Fernando fuera de ella.

— Están afuera…— dice Sandra oculta entre unas Ramas.

— SI, tenemos que rodear el lugar, es la única manera de tomarlos por sorpresa…vamos. — le dice.

Ambas chicas comienzan a Rodear el lugar poco a poco muy nerviosas, temiendo que en un descuido las sorprendieran.

Para su mala suerte una liebre que estaba por ahí salta sobre Sandra, haciéndola gritar fuertemente. Dafne rápidamente le cubre la boca y se tira a la nieve junto a ella.

— ¿Qué fue eso? — pregunta Efraín. Quien escucho el eco del grito.

— No lo se—, responde Junior avanzando unos pasos en la nieve.

— Se escucho como gritos de una mujer… — Agrega willi.

Fernando se acerca ala puerta.

— ¿Qué demonios fue eso? Fue como un animal gritando o algo así… — dice.

— No, estoy seguro que fue un grito… de una mujer…

— No hay casas cerca… solo estamos nosotros en mas de 30 kilómetros… — dice Fernando. — Vayan a ver… — les ordena a los 3.

Mientras Ambas chicas en el bosque.

— No quise…es que me espanto ese conejo…— Dice Sandra ya algo mas calmada y agachada esperando no haber sido oída.

—Tranquila…— Dafne se asoma entre los arbustos para poder ver si las habían escuchado. — ay, no. — Gira a ver a Sandra — se están acercando… esto no esta bien — toma de la mano a Sandra y corren entre los arboles y se ocultar tras algunas rocas.

Efraín, Junior y Willi comienzan a buscar en el bosque sin alejarse mucho del claro.

Sandra y Dafne seguían ocultas en el bosque, pero podían ver a los 3 sujetos por ahí rondando, se acercaban cada ves mas.

— ¡¿hay alguien por ahí?! — grita Efraín haciendo que el corazón de Sandra se acelerara.

— Tranquila — le susurra Dafne tratando de calmarla, aunque ella también estaba espantada.

— ¿crees que de haber alguien te va a contestar, estúpido? — le dice Willi a Efraín.

— Pues es posible… — contesta.

Junior que estaba a unos cuantos metros de ellos nota las huellas en la nieve, entonces se queda pensando un instante.

— ¡¿he, haz visto algo?! — le pregunta Efraín cerca al claro.

— ¡no… no hay nada aquí… solo… nieve y rocas! — dice regresando donde ellos. — a lo mejor fue una especie de ave… ya me parece haber oído algo así antes… — les dice sonriéndoles.

— Bueno, ya vámonos aquí hace un frio tremendo. — Dice Efraín caminando en dirección a la cabaña junto a Willi. — ¿no vienes? — le pregunta a Junior quien se había quedado parado mirando al bosque.

— He… si, es solo que ya que estoy aquí aprovechare para orinar… total no hay nadie cerca….

— De acuerdo, pero cuidado con las ardillas, no vaya a ser que quieran tus nueces…. — le dice riéndose y dirigiéndose a la cabaña.

En el bosque Dafne hecha un vistazo para ver si están a salvo y no ve a nadie.

—Creo que… ya se fueron… — dice asomándose entre las rocas.

— Menos mal, pensé que moriría aquí mismo… de verdad fue espantoso… maldito conejo. — dice acercándose a ella a gatas.

— Ya pasó… pero tienes que guardar la calma… un error asi podría costarnos la vida… — le dice mientras espía.

— Podría costármela a mí, no creo que los hombres de tu padre te disparen a ti…— le dice.

— Ya no estoy segura para ser franca… — gira donde Sandra. — Bueno, tenemos que continuar, vamos… — se ponen de pie.

— ¡alto ahí! — les dice Junior quien aparece detrás de ellas.

Dafne y Sandra se quedan paralizadas, no les dio tiempo ni de sacar sus armas.

— Tenia el presentimiento de que eras tú — le dice a Dafne quien gira a verlo.

— Junior… — le dice y se da cuenta que esta desarmado.

— Sabía que de algún modo te las arreglarías para venir aquí… ¿y cual era tu plan? ¿Noquearnos a todos y rescatar a tu amigo? — le pregunta sonriendo.

— Yo… yo solo quería que…que dejen libre a Eduardo, el no hizo nada.

— Si, el es un buen muchacho — agrega Sandra. — y nosotras también, por favor no nos mate.

— Claro que no voy a matarlas… — les dice. — ¿crees que seria capaz? — le pregunta a Dafne.

— No lo se, si papá te lo ordena lo harías…

— No estoy tan seguro de eso, Dafne…

— ¿nos llevaras con papá? — le pregunta

— debería hacerlo…

— ¿lo harás? — le pregunta.

— no, no las llevare a ningún lado…

— ¿entonces? — pregunta Dafne nuevamente y algo confundida.

— pues… las pienso ayudar… las ayudare a rescatar a ese Pintor, es seguro que su padre lo va a matar.

— ¿Por qué nos ayudarías, Junior? Jamás haz desobedecido a mi padre.

— Pues… hay cosas que hace tu padre que no me gustan… como por ejemplo… desaparecer ciertos problemitas…

— no es la primera ves, y lo sabes. — le dice.

— Así es, pero… esta ves… esta yendo muy lejos, sobretodo por ti, te esta… te esta exponiendo a cosas… a que una chica de t edad no debería estar expuesta, sangre, crímenes… celes enfermizos… creo que tu padre esta perdiendo la razón.

— Eso es cierto.

— Efraín me dijo que tu padre piensa hacerte ver como matan a Eduardo, para que aprendas una lección…

— Ay, no. — dice Sandra.

— Lo se… yo tengo una hija, sabes…. Tiene unos años menos que tu, ella va por los 14, ella se esta convirtiendo en una jovencita y desde siempre al verte me la haz recordado… y no me gustaría que ella viviera ni la mitad de lo que haz pasado tu. — le dice con una mirada que reflejaba sinceridad.

— yo… te lo agradezco, de verdad que si, Junior… siempre te vi… diferente a los demás hombres de mi padre... de verdad te agradecería si nos ayudas en esto…

— Ok, pero tenemos que darnos prisa, les dije que iba a orinar y ya ha pasado mucho tiempo, sospecharan…— se acerca a ellas — escúchenme, hay 5 hombres allá, contando con tu papá, 2 de ellos no están armados… los boxeadores del casino.

— ¿los trajo? — pregunta Dafne.

— Si, lo que tengo pensado es esto…

Junior les cuenta rápidamente el plan que tienen en mente para ayudarlas.

Mientras en la cabaña Efrain y Willi comienzan a notar extrao el hecho de que Junior tarde tanto.

—¿Crees que este bien ese idiota? — pregunta Willi.

— Si, ya esta viejo, se tarda mucho en orinar, el es así… aunque ya ha tardado ¿no?

— Ya lleva como 5 minutos ahí…¿le habrá pasado algo? — pregunta.

— Quizás una ardilla le arranco las nueces…— Rien.

— En todo caso… He, ahí está, míralo. — dice Efraín viendo a lo lejos a Junior asomarse entre los arboles.

— ¡chicos, vengan, encontré a alguien aquí! — les grita junior cerca a los arboles.

— ¿Qué sucede? — pregunta Federico acercándose al escuchar los gritos.

— Es Junior, dice que encontró a alguien…

— Pues que esperan inútiles, vayan a ver… — les ordena Fernando.

Rápidamente ambos salen corriendo al bosque.

— ¡he encontrado a una mujer en el bosque… creo que es la que gritó! — les dice a ambos cuando llega.

— ¿Dónde? — pregunta Efraín sacando su arma al igual que Willi.

— Por aquí…— Junior los lleva con el a un pequeño claro cerca a unas rocas.

Ahí estaba en la nieve acostada Sandra.

— Vaya… ¿Qué le abra pasado? — pregunta Willi.

— No lo se, estaba buscando un buen lugar donde orinar y me encontré con ella.

— ¿esta viva? — pregunta Efraín acercándose y guardando su arma.

Junior rápidamente saca su arma y se la pone en la cabeza a Willi quien estaba distraído.

— ¿Qué haces? — pregunta Efraín confundido.

Entonces Dafne sale de atrás de unas rocas y encañona a Efraín por la espalda.

— Con que esto pasa…— dice mirando a Dafne tras el.

Sandra se levanta lentamente y se aparta.

Junior le quita el arma a Willi y lo noquea golpeándolo fuertemente en la cabeza don su misma arma.

— Suelta también la tuya. — le dice Dafne a Efraín.

— De acuerdo… de acuerdo — dice sacando su arma. Y arrojándola a la nieve. — no pensábamos que vendrías tan pronto Dafne…te esperábamos más tarde…nos tomas por sorpresa, bien hecho… ¿también sedujiste a Junior para que te ayude?

— ¡Ya cállate, estúpido, el no es como tu! — le grita Dafne.

— Hay que buscar algo con que atarlos. — dice Junior.

— Buscare algo — dice Sandra dirigiéndose al bosque en busca de algo que les sirva.

— ¿Qué piensan hacer ahora? — pregunta Efraín.

— Solo hay 3 en la cabaña, esos 2 gorilas están desarmados, no serán difíciles, nosotros 3 estamos armados, así que no será difícil sacar al pintor del sótano.

— Bueno, inténtelo, solo se que esto hará enojar muchísimo a Fernando… y ya sabes como es… no se como pueden pensar que le ganarán... ¡no se puede! — les dice.

— Pues lo intentaremos. — Se agacha y le saca la correa a Willi — tenemos que darnos prisa, si comienza a sospechar algo estamos perdidos. — comienza entonces a atarle las manos a Willi con la correa.

— y a ti ni se te acurra moverte por que te vuelo la cabeza… sabes que lo haría…

— Si, por su puesto… esta loca… ya lo dije…

En la cabaña.

— ¿Por qué tardan tanto estos tarados? — dice saliendo de la cabaña, Bajando algunos escalones del pórtico. — me pregunto que habrán encontrado, este lugar es desolado… por eso lo elegí. — dice mirando a sus 2 hombres tras el.

— ¿Quiere que vaya a ver, Jefe? — pregunta uno de los hombres.

— no, aun no, si no regresan en un rato mas podrás ir a ver que sucede. — dice y se regresa a la cabaña.

Mientras entre los arboles Sandra regresa sin poder haber hallado algo para atar a Efraín y Willi.

— No encontré nada, ni una liana, ni algo que pudiera servir, todo es muy… liviano.

— No importa, lo ataremos con sus correas y con la mía. — Dice Junior quitándose el cinturón.

Junior ata fuertemente a Efraín con su cinturón, luego lo ata junto con Willi y los amordaza con sus corbatas.

— Ok, lamento esto, Efraín — le dice — pero debo hacerlo — le dice y lo golpea con la pistola dejándolo desmayado sobre la nieve.

— bien, ahora… solo falta papá y sus 2 hombres. — dice Dafne.

— Si, debemos darnos prisa, — Junior mira a Sandra — escúchame, ya sabes que hacer, rodea lo mas rápido que puedas el claro y te acercas a la cabaña, eso no alertara a Fernando ni a sus hombres, mientras y me acercare con Dafne para sorprenderlo.

— Ok…— dice Sandra corriendo, disponiéndose a Rodear el Caro.

— ¿crees que funcione? — pregunta Dafne.

— Si, no te preocupes, ahora… vamos. — le dice y se dirigen al claro.

Mientras en la cabaña.

— ¿aun no hay señal de ellos? — pregunta Fernando desde el sillón al lado de la chimenea.

— No, Jefe — contesta uno de sus hombres al lado de la ventana….pero espere veo a alguien…

— ¿Quién es? — pregunta Fernando levantándose y caminando a la ventana.

— No lo se, pero trae alguien con el…— dice dirigiéndose a la puerta.

Junior traía a Sandra agarrada del cuello, ella forcejeaba y trataba de liberarse, por su puesto era parte del pla.

— ¡es Dafne, Sr. Fernando! — grita a unos 30 metros de la cabaña

— ¡Trae a mi hija! — dice Fernando saliendo y dirigiéndose donde el, dándole el alcance, sus hombres efectivamente van tras el.

Cuando lo tiene suficientemente cerca saca su pistola y le apunta.

— ¡no se mueva Sr. Fernando! — le dice apuntándole.

Fernando se queda sorprendido y se detiene, entonces los 2 hombres tras el sin perder tiempo también sacan sus armas y le apuntan a Junior quien no podía creer lo que veía.

— Pensé que dijiste que no estaban armados — le dice Dafne a Junior apartándose un poco.

— eso pensaba también… nunca las traen… — contesta Junior algo nervioso por las circunstancias.

— ¿Qué? — Fernando mira a su hija. — tu estabas aliada a… — mira e intenta acercarse a Junior quien lo apuntaba.

— No te muevas — le dice — me están apuntando tus hombres, pero aun tengo mi arma apuntándote también.

Fernando se aleja un poco.

— ¡maldito, eres un traicionero…! — mira a Dafne — y tu, hija…¿Por qué haces esto? —le pregunta.

— ¿por que lo hago? Para evitar que mates a Eduardo, un chico inocente. — le responde.

— No lo puedo creer, esto jamás te lo voy a perdonar…— le dice mirándola con rabia.

Sandra entonces llega a la parte de atrás de la cabaña y comienza a acercarse lentamente, entonces ve una pequeña ventana en la parte de abajo que daba al sótano. Se asoma y ve ahí a Eduardo, con la mano ensangrentada y luchando por liberarse.

—Eduardo…— dice Sandra quien se agacha para ver mejor. —…te vamos a sacar — dice para ella misma. Se levanta y continúa con el plan; acercarse a donde estaban los demás.

Al hacerlo nota que aparentemente el plan no salió como lo pensaba, entonces permanece oculta, asomándose para ver sin ser vista. Ignoraba que debía de hacer ahora.

— Dafne, ve dentro y libera a tu amigo…hazlo…. — Dice Junior.

Dafne se dirige lentamente a la cabaña, entonces uno de los 2 hombres de Fernando le apunta deteniéndola.

— No te muevas, preciosa — le dice sonriendo.

— ¿dejaras acaso que le disparen a tu hija? — le pregunta Junior a Fernando.

— Esa… esa ya no es mi hija — dice mirando fijamente a Junior. — si se mueve… mátala, ¿entendiste? ¡Mátala! — grita.

— Eres un bastardo, Fernando… como puedes decir eso… debería dispararte ahora mismo…

— ¿Por qué no lo haces entonces, hijo de puta traicionero? — reta.

— ¿quieres que lo haga? ¡¿He?! — pregunta retadoramente.

— ¡no, no lo mates, Junior!, será un maldito demente, pero no lo mates…te lo pido!— ruega Dafne.

— Pues alguien tiene que hacer algo… — dice Junior.

La situación estaba complicada, todos estaban en jaque y pronto alguien debía mover una de sus fichas, el que se moviera primero tendría una ventaja, eso estaba claro.

Junior decide entonces arriesgarse y hacer el siguiente movimiento.

Rápidamente se mueve a un lado y le dispara al hombre que le apuntaba a Dafne, bajando su guardia y logrando que el hombre corpulento que le apuntaba le diera un balazo en el pecho haciéndolo caer, rápidamente Dafne saca el arma que traía oculta y le dispara al que le disparó a Junior, el cual cae. Fernando al ver esa escena tan rápida se queda tieso por las balas que habían pasado rosando su cuerpo. Al reaccionar se da cuenta que ahora Dafne le esta apuntando en la cara.

— No te muevas papá…— le dice.

— No le dispararías a tu padre… no eres tan mala, niña. — le dice sonriendo y acercándose.

— ¡¿Sandra, estas ahí?! — llama Dafne.

— ¡Si, si…! — Contesta Sandra quien había permanecido oculta tras oír los disparos. —…aquí estoy — dice saliendo con el arma en las manos y algo espantada.

— Quizás yo no pueda dispararte, papá, pero ella si lo hará… — le dice a Fernando.

—Hay dios… están muertos…— dice Sandra al ver los cuerpos en la nieve.

— ¿y esta chica si seria capas de disparar? Lo dudo mucho. — dice Fernando sonriendo irónicamente.

— Sandra, yo no puedo dispararle a mi padre, yo no… pero si se mueve, júrame que le dispararás. — le dice a Sandra.

— yo… yo…— balbucea Sandra.

— Sandra, le cortó un dedo a Eduardo, no tubo piedad… y seguramente lo mataba…

— Ok, ok, le dispararé si hace algo. — dice apuntándole a la cara a Fernando.

— De acuerdo..., confío en ti, confió en ti…— le dice alejándose y entrando en la Cabaña.

— no... No te muevas…— le dice Sandra a Fernando.

Fernando ríe.

— niña, no me dispararas, lo sabes… mira como haces temblar el arma…— le dice.

— No te muevas… lo que le haz hecho a Eduardo no te lo voy a perdonar… y si que tengo ganas de dispararte… — le dice.

Fernando solo la ve con una sonrisa, pero sabia que hacerse el valiente con alguien apuntándole por mas asustado que este esté, no es una buena idea.

En el bosque Willi despierta de su momentáneo desmayo y comienza a liberarse de las correas.

— ¡despierta, idiota! — le grita a Efraín tratando de despertarlo mientras intenta desatarse.

En la cabaña, Dafne baja rápidamente al sótano.

— ¡¿Dafne?! — exclama Eduardo sorprendido al verla.

— ¡Eduardo! —dice acercándose a el y comenzando a desatarlo como pudiera —no te preocupes, te voy a sacar de aquí…

—yo… no pensaba que… no entiendo, ¿Qué pasó? Escuche tiros…

— Si, hubo una balacera, pero descuida estamos bien, Sandra también vino a ayudarte…

— ¡¿ella esta aquí?! — pregunta sorprendido y algo asustado.

— Si, te desatare y nos iremos de aquí…— mira su mano atada con un trapo manchado de sangre. — ay dios… tu mano… no sabes cuanto lamento esto.

— No te preocupes… solo me duele cuando lo recuerdo…

— Debemos llevarte a un hospital, solo déjame desamarrarte — dice luchando para desatar las cuerdas que estaban fuertemente atadas.

Fuera de la cabaña Sandra temerosa aun seguía apuntándole a Fernando quien solo estaba parado ahí frente a ella sonriendo.

Sandra nota que Efrain y willi venían acercándose rápidamente.

— ¡Sr. Fernando! — gritaban.

— Dios…— dice Sandra quien se distrae. Lo que aprovecha Fernando para quitarle el arma y darle un fuerte golpe que la hace perder el conocimiento.

Dado la distancia a la que estaban de la cabaña Dafne no logró oír absolutamente nada, ella seguía intentando desatar a Eduardo.

— ¡¿Sr. Esta bien?! — preguntan Efraín y willi acercándose y viendo en la nieve los cuerpos de Junior y de los otros 2.

— ¡si, estoy bien, no gracias a ustedes, hijos de puta! ¡¿Qué carajo hacían?! — les grita.

— Pues… Junior nos atacó y nos ató…— le explica Efraín.

— ¡ya cállate, idiota, ahora vamos, mi hija esta dentro! — dice dirigiéndose a la cabaña.

Efraín y willi cogen las armas de la nieve y van tras su jefe.

Entran rápidamente a la cabaña y bajan al sótano.

— ¡No te muevas! — le grita Fernando a Dafne quien seguía luchando por desatar a Eduardo.

— ¡dios! ¡¿Qué le hiciste a Sandra?! — pregunta Dafne.

—¡¡arroja tu arma para acá!! — le ordena.

—¡¡¿Qué le hiciste a Sandra?!! — pregunta Dafne mientras arroja su arma hacia su padre.

— ¡si le haz hecho algo, maldito…! —grita Eduardo.

— ¡¡¡que!!! — grita acercándose a ellos. —¡¡¡¿si le he hecho algo que?!!! — le grita a Eduardo acercándose y poniéndose cara a cara.

Eduardo le escupe en la cara a Fernando.

— ¡¡¡Eres un maldito cabrón de mierda!!! — le grita fuertemente.

—¡¡¡te voy a matar, imbécil!!! — Fernando comienza a golpear a Eduardo con la cacha de la pistola en el rostro sin piedad.

Dafne trata de Alejar a su padre, pero este la golpea también con el arma en el rostro, lo que la hace caer al piso.

—¡¡¡no te entrometas, por que tu sigues!!! ¡¡¡¿Entiendes, mocosa estúpida?!!! — le grita desesperadamente y con una mirada de odio que paraliza a Dafne.

Fernando sigue golpeando a Eduardo sin asco alguno. Luego se detiene y se acerca donde Dafne, la agarra de los cabellos y le apunta a la cabeza con la pistola y la arrastra delante de Eduardo que estaba todo ensangrentado.

— ¡¡¡mira, estúpida!!! ¡¡Quiero que veas!!! — le grita. — ¡¡ustedes, imbéciles, sigan golpeándolo hasta que se muera!! — les ordena a Efraín y willi quienes se acercan y continúan masacrando a Eduardo.

—¡¡¡no déjenlo, no lo hagan!!!, ¡¡¡por favor, se los ruego!!!, ¡¡¡déjenlo ya!!! — gritaba Dafne llorando mientras veía como golpeaban sin piedad alguna a Eduardo.

—¡¡esto es para que aprendas, estúpida, ya me tienes arto!! ¡¡Esto te enseñara, te enseñara a no hacer lo que tú quieres!! — gritaba Fernando.

De pronto el sonido de 2 disparos detienen a Efraín y a willi quienes caen al piso.

— ¿He?— Fernando muy sorprendido gira a ver a la entrada de la puerta, ahí estaba parado casi sin poder sostenerse Junior, quien le dispara a Fernando, logrando que Dafne se aparte de el y valla donde Eduardo, Fernando recibe el disparo pero también le dispara a Junior dos veces, aunque esto no lo mata, con sus ultimas fuerzas logra darle un ultimo tiro que tira al suelo a Fernando, Junior entonces se desploma.

Dafne en shock intenta hacer reaccionar a Eduardo quien estaba casi desmayado.

—¡¡Eduardo, despierta, por favor, no te duermas!! — le repetía.

Sandra que había despertado ingresa a la cabaña y se dirige al sótano al bajar oye los ruegos de Dafne.

— ¿Dafne? — dice entrando al sótano y pasando sobre el cadáver de Junior — dios mío — dice asombrada.

Pero su asombro es aun mayor al ver a Eduardo totalmente ensangrentado.

—¡¡¡santo dios!!! — grita y corre a verlo de cerca.

— Háblale, que no se duerma, por favor… que no se duerma… — le dice a Sandra quien coge de la cara a Eduardo y comienza a hablarle.

— Eduardo… no te duermas, tienes que aguantar… por favor — le dice entre lagrimas y casi sin poder hablar de la impresión.

Dafne desesperada solo se sienta en un rincón y comienza a llorar como la niña que aún era.

—¡¡no te mueras, por favor!! — Gritaba Sandra — ¡aun tienes mucho que pintar, reacciona! —insistía Sandra sin cesar.

—Sandra…— dice entonces Eduardo casi sin vos y tratando de centrar la mirada.

—¡¡Si, soy yo!!! ¡¡Esta reaccionando, Dafne, ayúdame a desatarlo!! — le dice.

— ¡¡Si, si, no dejes que se duerma, Sandra!! — le dice mientras corre a desatarlo Rápidamente.

—pensé que… que te habían matado… — le dice Eduardo a Sandra.

—No, no, yo estoy bien, y tu también lo estarás… te recuperarás… te llevaremos a un hospital, ¿bien? — le dice mientras le limpia la sangre.

Sandra y Dafne se llevan el auto que estaba fuera de la cabaña y llevan a Eduardo al hospital más cercano, el hospital de Puerto Conde.

— Su amigo tuvo suerte, la hemorragia pudo ser controlada a tiempo, — dice el medico a Dafne y a Sandra quienes estaban fuera de la habitación de Eduardo.

— ¿podemos entrar a verlo ahora? — preguntan al unisonó.

— SI, pero solo un ratito, tiene que descansar para recuperarse, perdió mucha sangre — les dice.

— De acuerdo, Doctor — contesta Sandra e ingresa junto con Dafne a ver a Eduardo.

En la habitación Eduardo lleno de vendajes las estaba esperando.

—Hola, muchachas…me da gusto verlas. — le dice algo débil. — son mis heroínas, les debo la vida, no se como… como les pagaré.

— No digas eso, no nos debes nada — dice Sandra — nosotras estamos muy alegres de que esto haya terminado y que… estés vivo. — le dice abrazándolo con cuidado.

— Lamento mucho lo que pasó, Eduardo, siento que todo esto ha sido culpa mía. — Dice Dafne bajando la mirada.

— No, no digas eso, Dafne, — le dice Eduardo— ven, acércate, preciosa.

— Por mi culpa… perdiste 2 dedos, yo pensaba que solo era uno… jamás me perdonare — dice acercándose a el.

— Tu sabes que soy surdo, la mano derecha esta dañada, ¿pero y que? — le dice abrazándola y tratando de animarla. — seguiré pintando.

— Aún así, debiste sufrir mucho.

— eso ya no importa, Dafne, ya no importa… más bien díganme… ¿llamaron a la policía? —les pregunta a ambas.

— Si, ya le comunicamos y le contamos todo lo que pasó, están seguramente en este momento… recogiendo los cuerpos. — le dice Sandra.

— ya veo. — Eduardo mira a Dafne — yo…de algún modo lamento lo de tu papá…— le dice.

— no te preocupes… es mejor así, el estaba loco…— le dice tratando de disimular el dolor que sentía de alguna manera.

— ¿hablaste con tu hermana? — le pregunta Eduardo.

— Si, esta en camino, le afectó mucho, menos mal estaba al lado de su esposo cuando le di la noticia, debería estar llegando mañana. — le dice. — me dijo que me fuera con ella a estados unidos, que haya podría estudiar, que estaré bien.

— Entiendo, — le dice Eduardo — también creo que seria lo mejor, que estés a lado de la familia, es una buena idea, Dafne.

— también creo que es una buena idea, Amiga… ¿no lo crees así? — le pregunta.

— Pues… creo que unas vacaciones al lado de mi hermana no estarían, mal… quizás al final decida quedarme con ella, no lo se… los voy a extrañar si me voy. — dice mirando a sus amigos.

— Y nosotros también — le dicen y los 3 se abrazan.

— esperen, no tan fuerte… aun me duele el cuerpo…— dice Eduardo sonriendo.

— perdón, se me olvidaba…— se les queda viendo. — Por cierto, ¿Qué harán ustedes? Es decir… ¿se darán una nueva oportunidad? Ambos saben que se siguen amando. Nada me haría más feliz que verlos juntos nuevamente, como en la foto.

— Pues… —Eduardo ve a Sandra —… yo siempre te he amado, Sandra, no deje de amarte jamás… siempre te tuve en mi mente…— le dice mirándola fijamente.

— Igual yo, Eduardo…. Igual yo…— le dice acercándose y dándole un apasionado beso en los labios. — te amo, Eduardo. — le dice abrazándolo.

— Y yo te amo a ti, Preciosa — contesta abrazándola también.

— Me alegra, verlos así, me hace sentir feliz. — Dafne de acerca— los amo a los 2. — les dice uniéndose al abrazo.

FIN

Jueves, 17 de febrero de 2011
Franckpalaciosgrimaldo21 de febrero de 2011

2 Comentarios

  • Norah

    Guau , creo percibir que el único pecado de Dadhne es amar sin pensar, muy bueno.Beso.

    21/02/11 07:02

  • Norah

    Guau , creo percibir que el único pecado de Dadhne es amar sin pensar, muy bueno.Beso.

    21/02/11 07:02

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