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11 Historias Capitulo 08: la Fanatica (parte 2)

Esa noche en su habitación, luego de beber algunas taza s de café tibio, Humberto escribió hasta cerca de las 3:24 AM, luego de eso se acostó, donde sus ensarmientas comenzaron a traer las imágenes de la cena, de Sofía y de Patricio, pensaba en como Sofía podía estar con un sujeto tan desagradable y déspota, luego de haber compartido algunos años con el, quien era casi todo lo contrario a Patricio, renegaba de la decisión de Sofía, por ser impaciente y haberse quizás adelantado en la decisión de aceptarlo como esposo cuando ella quizás esperaba alguien distinto, como demostró años después al echar al tacho la familia que habían conformado, luego de renegar unos instantes más, pensar en su hijo, en su trabajo por fin pudo conciliar el sueño, cuando el café dejo de hacerle efecto.

Los días siguientes 2 la pasó en el Hotel dedicado a su escritura, nada lo sacaba de su computadora, trabajaba sin cesar, hasta que su mente tubo un repentino bloqueo, y se quedó con las manos sobre el teclado, sin saber como continuar la historia, ya le haba pasado esto con anterioridad, siempre a mitad o cuando ha avanzado mucho una historia, el remedio era salir a respirar aire fresco, eso siempre lo relajaba y recargaba su imaginación para continuar, entonces recordó a Catherine, su fan, busco el papel en el que había apuntado su numero y le marcó, invitándola a dar un paseo por el parque frente a la catedral de la ciudad y luego beber un café.

La joven aceptó encantada, y a la hora pactada, incluso 30 minutos antes estaba frente a la catedral. Al llegar Bennett la vio sentada en una de las bancas del parque, estaba escribiendo en su cuaderno muy entretenida.

— Hola, — la saluda llamando su atención.

— Hola, Señor Bennett— le responde y rápidamente se pone de pie para saludarlo cariñosamente con un beso en la mejilla— por un momento pensé que no me llamaría, me siento como una tonta por dudar de su franqueza — le dice.

— No te preocupes, me alegra que aceptaras compartir un paseo por este precioso lugar y compartir un café, Note que estabas escribiendo, ¿es acaso la historia de la que me hablaste?— pregunta sentándose en la banca, ella se sienta también a su lado.

— Pues si, aunque en honor a la verdad he estado escribiendo algunas partes solamente, nada que valga a verdadera pena, solo frases y escenas que no mucho ayudan en el desarrollo de una buena trama, creo que me encuentro bloqueada, ¿le ha sucedido?— le pregunta.— que no sabe que escribir, a pesar de tener las ideas flotando en la mente.

— A decir verdad estoy pasando por algo similar justo ahora, la historia que te conté, esta en Stand By. — le dice.

— ¡vaya! Es una pena… pero confió en que pronto pueda continuarla, ¿cierto?

— Claro, solo es un bloqueo momentáneo, es normal, solo… debo relajarme un poco, es por eso que quise invitarte a pasear por aquí, este lugar tiene paisajes muy lindos e inspiradores, ¿no te parece?— pregunta mirando el lugar de costa a costa. — Y las veces que he venido no he podido pasear por aquí, así que me pareció propicio hacerlo con tu compañía. — le sonríe.

— Pues si, este lugar es muy lindo y romántico, yo tengo en mente escribir justamente de eso, de romance, pero al igual que usted me gustaría meterle algo de suspenso, espero no piense que soy una copiona despreciable.— le dice sonriendo.

— No, — menea la cabeza— me parece que el suspenso, coloca un atractivo extra al romance y no es un genero de mi propiedad, siéntete libre de tomar mi ejemplo, así quiero verlo, y escribe una buena historia, seria un placer poder leerla algún día cuando la termines.

— Eso me encantaría, que usted juzgara mi trabajo— le dice entusiasmada.— para mi seria un honor.

— Me encanta tu forma de expresarte, ¿sabes? Sin intención de incomodarte, eres una muchachita muy particular, me resultas encantadora si me permites decirlo.

La joven no evito sonrojarse por el alago del Señor Bennett.

— Muchas gracias, Señor Bennett, me alaga su cumplido.

Bennett jamás haba conocido a una muchacha tan joven que se expresara como ella, tuviera ese encanto particular que admirara la literatura como Catherine Gueiler, pasar tiempo con ella le resultaba a Bennett muy agradable, y a Catherine le encantaba también.

Ese día se la pasaron casi en su integridad conversando de literatura, arte, conociéndose más, tuvieron la oportunidad de dar agradables paseos por los jardines de la catedral, los parques aledaños, pasear pro las avenidas, conversando alegre y cómodamente de muchas cosas, finalmente a las 6 de la tarde decidieron ir por ese café a una de las tantas cafeterías de la ciudad, donde continuaron conversando alegremente disfrutando el uno del otro y de las anécdotas que se contaban.

Bennett disfrutaba escuchar a Catherine hablar y comentar sus novelas con gran fervor y ella escuchaba a Bennett hablar de algunas curiosidades de sus novelas que desconocía.

Sin darse cuenta les llego la noche, las 7:45PM, se habían quedado hablando en el café sin darse cuenta.

— Que rápido ha pasado el tiempo, ¿no le parece, Catherine?— comenta el señor Bennett.

— Pues si, pero es que la estoy pasando tan bien que… ni cuenta me di…— le dice sonriéndole.

Ambos se ponen de pie, Bennett paga los cafés y los panecillos dulces que habían degustado.

Ambos caminan unos metros al paradero, disponiéndose Bennett a llamar un taxi para la joven.

— No diré que no la he pasado muy bien, señorita, la verdad es que su compañía es inmejorable. — le dice el señor Bennett a Catherine quien le sonríe.

— Pues debo decir lo mismo, no me había divertido tanto conversando con alguien desde… ya ni recuerdo cuando…— sonríe. — lastima que se va en unos días más, señor Bennett. — Dice con tristeza. — de verdad me hubiera gustado seguir compartiendo mis días aquí con usted.

— Pues… quizás me quede a terminar aquí mi libro, aprovecharía de la grata compañía de usted, Señorita Gueiler y podría compartir algo de tiempo con mi menor hijo, que falta me hace.

— ¡eso seria fantástico! — Exclama Catherine muy emocionada—…perdón por el entusiasmo…— dice bajando la mirada.

Eran esos gestos los que provocaban en Bennett algo que no entendía muy bien y le parecía cautivador en la chica.

— Descuida, será un gusto para mí permanecer un tiempo más, quizás un par de semanas, compartir con mi hijo y por su puesto volverla a ver a usted Señorita Gueiler. — le dice sonriéndole.

Bennett no podía negar que esa joven en tan poco tiempo había despertado en el algún sentimiento que iba más allá del aprecio, el señor Bennett comenzaba a sentir cosas por la joven Señorita Gueiler. Esa noche al regresar a su hotel se sentó a escribir, la inspiración le había regresado aparentemente, escribió línea tras línea, con gran dedicación.

El sábado entonces llevo a su hijo de pesca al rio, donde la pasaron muy bien, hablaron mucho, Humberto trataba de conocer un poco más de su hijo, sus problemas, sus deseos, recuperar n poco de ese tiempo perdido gracias a los problemas y la distancia, descubrió que su hijo era un amante de la música, que uno de sus pasatiempos favoritos era el tocar el piano, algo Humberto ignoraba totalmente y le pareció fantástico, aunque no le pareció tan fantástico enterarse que Patricio le había prometido un piano para el fin de año, ya que Bennett no podría costear un piano aunque pidiera un adelanto en la editorial algo que era una locura suponer, pero fuera de eso estaba muy feliz por su joven muchacho y se moría por ir a escucharlo un día de estos mientras este en la ciudad.

Los días siguientes se reunió en muchas ocasiones con Catherine, a la cual comenzó a ayudar en su trabajo de escribir una novela romántica, los consejos e ideas de Bennett inspiraban y ayudaban a la joven quien comenzaba de a poco a plasmar sus ideas, para Bennett verla escribir era delicioso, veía la pación con la que Catherine tecleaba y como se perdía entre las palabras, era algo tan dulce par sus ojos, compartía una pasión con esa joven. Tan pronto como termino con el primer capitulo, la joven se lo dio a Bennett para que este le diera el visto bueno.

Esa noche en su habitación Bennett comenzó a leer la historia, disfrutando cada párrafo, cada letra, cada escena, cada metáfora, aunque al ir avanzando entre las 10 hojas que confirmaban ese capitulo noto 2 cosas, la primera, que la forma de escribir de la joven era muy similar a la de el, era casi igual, era como estar leyendo una historia escrita por el, lo que en principio no le molesto o perturbo, dado que el en sus inicios escribía similar a su autos favorito “Iban de la Garza y Piérola” más tarde el comenzó a hacerse de un estilo, así que ahora eso e era de lo más normal, dado que esa joven era una admiradora y deseaba escribir como el, lo segundo que noto y quizás llamó más su atención, fue que de alguna forma la narración que hacia se asemejaba mucho a lo que ocurría alrededor de ambos.

La joven había escrito casi con gran detalle, la escena en que ambos se conocieron en el avión hace una semana y 3 días, las misma conversaciones, aunque enriquecidas por su estilo particular y aunque los nombres de los personas eran totalmente diferentes, las escenas eran casi paso a paso a paso las mismas que ocurrían al rededor de ambos, había escrito una escena en la que el escritor asistía al cumpleaños de su hijo y sucedía casi exentamente lo mismo que le sucedió a el en casa de su esposa hace poco, lo que era extraño es que ella no tenia forma de conocer esos sucesos, e imaginarlos con tanto detalle le parecía fantástico, escribió acerca de los paseos por los jardines de la catedral, los cafés de una ciudad que describió tan detalladamente que sin duda era Vermut, pero que llamo “Colmena del sol” en su historia.

En concreto la narrativa le encantó, pero le extrañaron esas dos cosas, y su imaginación.

Era claro que la muchacha escribía acerca de el y de ella, al final del primer capitulo escribió:

“El escritor elegante y refinado no sabia que comenzaba a sentir por la jovencita que había conocido en ese avión y ahora no podía sacarse de la cabeza, el ignoraba si ella sentía lo mismo, pero la verdad era que ella también pensaba mucho en el, la admiración poco a poco se iba convirtiendo en algo más fuerte. Era trágico que ninguno de los 2 se diera cuenta que el otro no podía ya imaginar la vida sin el otro”

Esto dejo pensando al Bennett, lo que era verdad en esa frase es que el no podía dejar de pensar en su pequeña escritora, la cual se había metido de lleno en sus pensamientos, este fragmento de la novela solo le conformaba que o ella se había dado cuenta del obvio sentimiento del señor Bennett tenia por ella. Pero por otro lado no pasaba de ser una novela inspirada en sus últimas vivencias, la verdad es que estaba muy confundido aunque admirado por el contenido narrativo tan bien desarrollado.

A la mañana siguiente cuando Bennett se disponía a salir del Hotel y cruzaba la recepción del hotel se topa con Catherine quien estaba esperándolo ahí en la recepción.

— ¡Señor Bennett!— le grita llamando su atención y corriendo hacia el.

El señor Bennett al verla correr hacia el y lanzarse a sus brazos dándole un dulce beso de amistad y cariño no pudo evitar recordar lo leído en la novela. Por lo que su saludo estuvo algo balbuceado, pero dejo claro que era un verdadero placer verla ahí.

— Vaya, de verdad que me sorprendiste, no imagine verte tan temprano, aunque es una muy agradable sorpresa. — le dice con una sonrisa— ¿ya desayunaste?

— Pues no, aun no, tan pronto me desperté vine a visitarlo y a ver si ya había leído la historia, como… me dijo que la leería anoche, tenia muchas ganas de escuchar su critica, aceptare lo dura que pueda ser.

Bennett sonríe encantado por la dulzura con la que la joven hablaba, dulzura que ella había descrito en su personaje de la historia, ya que al igual que el escritor de la historia estaba basado en el, la joven de la historia estaba muy bien basado en ella.

— Pues… lo he leído anoche, y me encantaría hablar de eso… ¿te parece si te invito a cenar, Catherine?

La chica responde asintiendo y sale del brazo del señor Bennett en dirección a la cafetería del Hotel.

Es de recalcar que la confianza entre ambos había crecido en los últimos días, tanto que ya se llamaban por sus nombres, aunque siempre con un gran respeto y aprecio.

Tan pronto llegaron a la cafetería la joven Catherine abordaba al señor Bennett con preguntas acerca del primer capitulo de su historia, ignoraba que el señor Bennett aun no había digerido la historia, seguía algo impresionado y no podía de algún modo ver a Catherine y verse a si mismo como los personajes que se amaban, ¿acaso abre sido tan obvio que he despertado algún sentimiento ante la joven Catherine? Se preguntaba Bennett, después de todo era aun un hombre joven y atractivo, pero tenía sus dudas, ¿podría atraer a una jovencita de 19 años que recién inicia su vida? ¿Qué tan cierto seria lo que escribía Catherine acerca su personaje en la historia. ¿De verdad comenzaba a sentir algo pro el? No podía dejarse llevar por los sentimientos en su cabeza, debía reprimirlos pensaba, debía controlarse y ser objetivo, quizás la mente de la chica solo volaba.

— Pues...Catherine…leí la historia anoche, el primer capitulo y…note ciertas similitudes con la realidad…veo que has utilizado tus experiencias, y has inventado otras para poder… enriquecer tu obra…— le dice con claridad la joven frente a el loe escuchaba embelesada—…me gustó, me gustó mucho realmente, yo… encuentro tu narrativa casi perfecta es decir: hay ciertas cosillas que pudiste haber descrito un poco más, otras un poco menos, pero básicamente es muy buena— no quería exagerar diciendo que le había encantado.

— ¿y los personajes? ¿Que me dice de ellos?— pregunta con gran entusiasmo que incluso se prestaba a suspicacias.

— Ah… pues… ¿Qué te diré…? Yo…los describiste muy bien y… les diste personalidad propia, yo…no se pro que me vi reflejado en uno de ellos…— le sonríe algo avergonzado, pero sin sonrojarse claro esta.

— Le mentiría si le dijera que no me inspire en nosotros, señor Bennett, claro que lo hice.— le responde con una risita de lado un poco picara.

El señor Bennett no puede más que parpadear un par de veces y tragar saliva para continuar.

— Pues… las personas están muy bien logrados, los sentimientos también los describes muy bien, ellos… me gustaron, era bastante creíble su relación…

— ¿Entonces, le gusto?— pregunta nuevamente con una sonrisa en el rostro.

— si, la verdad es que si, me ha gustado, eres muy imaginativa, se te ocurrieron ideas muy fantásticas… ya quiero leer el capitulo 2— le sonríe.

— ¿De verdad?— pregunta entusiasmada, Bennett asienta con la cabeza— me hace tan feliz, señor Bennett— Catherine se lanza por enzima de la meza de a cafetería contra el, abrazándolo y besándolo en la mejilla con gran euforia— hoy mismo comienzo con la historia, en unos días más creo que podría terminar otro capitulo. — regresa a su asiento. Bennett no puede evitar sentir algo de vergüenza pro tal acción de su joven compañera, dado que la gente en la cafetería lo había visto. — estoy seguro que le va a gustar, tengo algunas cosas en mente, ¿por su puesto puedo seguir contando con su apoyo, cierto, señor Bennett?— le pregunta.

— Por su puesto…puedes venir cuando quieras, yo encantado de…ayudarte en lo posible. — le responde.

Durante los días siguientes la joven continúo escribiendo la historia, muchas veces acompañada del señor Bennett, ya sea en la recepción del Hotel, en algún café, o a veces simplemente en el parque. El señor Bennett había momentáneamente volcado toda su atención a la joven, había dejado estancada su historia, cuando se disponía a continuarla algo se lo impedía, no podía concentrarse, estaba muy distraído, solo pensaba en la chica, lo que le hacia difícil cerrar escenas y buena argumentación en su obra trágica. En estos días incluso había dejado de ir a ver a su hijo, pasaba gran parte del día con Catherine quien era la dueña de sus atenciones, el disfrutaba esos momentos mucho, le había comenzado a gustar el hecho de imaginar que la señorita Gueiler sentía alguna atracción por el, eso la hacia atractiva ante sus ojos, y si eso no bastaba, los gestos dulces e incluso coquetos de la joven lo embelesaban.

Unos días más tarde la joven le entregó al señor Bennett el segundo capitulo de la historia, capitulo que el señor Bennett devora con celeridad esa misma noche.

Nuevamente noto que la joven había escrito acerca de ellos y algunos sucesos de los últimos días, la joven en ese nuevo capitulo dejaba en claro que los sentimientos del escritor eran cada ves más notorios, y que la joven se había dado cuenta de ellos ya, y solo esperaba el momento en que el escritor tuviera el valor para decirle que la amaba.

Bennett no sabia que pensar, por momentos tomaba la historia como una declaración de amor, casi era obvio que la joven sentía algo por el, pero el se negaba a creerlo, pero cuando llegó a la parte final del capitulo, leyó algo que sin duda lo dejo frio.

La joven Catherine había escrito:

“La joven enamorada sabia que el escritor era muy recatado y respetuoso como para dar el primer paso sin tener la certeza de que la joven lo aceptaría, el escritor no había notado hasta ahora las insinuaciones románticas de la chica a través de los poemas que esta le dedicada al escritor”

“La chica había decidido actuar entonces, ya no tenia miedo, estaba lo suficientemente segura de que su escritor la amaba y la deseaba, pero no era capaz de demostrar dicho amor, la siguiente vez que tuviera cerca al escritor le diría e su cara lo que siente, le diría que lo ama y que sabe que el la ama a ella, su inicio temor era que el escritor la rechazara por ser esta tan joven y tomara su amor como un simple capricho juvenil y una locura de verano que lo había también envuelto a el, haciéndole perder el sentido y la razón, enamorándose de una jovencita que conoció en un avión”

El señor Bennett dejo a un lado las hojas de la historia y se quedó pensativo unos cuantos minutos, se internó en sus pensamientos, ¿Qué estaba pasando? ¿Seria verdad todo esto? ¿Abre despertado en esa joven tales emociones? El señor Bennett luchaba contra sus pensamientos.

Esa noche no pudo pegar los ojos, solo se dedico a repasar una y otras ves las hojas de la historia de Catherine, hoja, tras hoja, línea tras línea.

A la mañana siguiente le pasaron una llamada a su habitación, era su Sofía su ex esposa quien lo llamaba.

Quería informarle de que esta noche Alan, tendría un recital de piano a las 7 de la noche, dado que el había mencionado sus deseos de escuchar a su hijo tocar, ¿Qué mejor oportunidad que ahora? Sofía le explico que el hecho de comunicarle a ultima hora se había debido a que en el grupo de música de la escuela había decidido a ultima hora que Alan participe, dado que uno de los niños quien realizaría originalmente el acto musical se había roto una pierna, y recién anoche le habían dado la noticia a Alan, el segundo mejor en el equipo de música.

— Sera un placer asistir, estaré en la escuela a las 7 en punto, dile a Alan que le prometo estar ahí aplaudiéndole, Sofía, muchas gracias por comunicarme la noticia. — le dice a su ex esposa.

— No es nada, Humberto. Alan esta muy contento y entusiasmado, por nada faltes, estos días has estado distante, no han venido a saludarlo…— le dice inquisitivamente.

— Lo se, es que he estado trabajando yo…

— No tienes que excusarte, se que trabajas mucho, pero por favor, te esperamos, por cierto, no te preocupes por Patricio, tiene un juicio a esa hora, al parecer se retardaron pruebas y a las 6 se reiniciara el caso, así que no te lo toparas.

— Vaya, es una pena, con lo que me gusta conversar con el buen patricio…— dice con sarcasmo.

— Bueno, hasta la noche, Humberto.

El resto del día Bennett se la paso pensativo, algo preocupado, seguía pensando en Catherine, y lo que le llamó la atención es que en todo el día no se apareció en el hotel ni lo llamó si quiera, ¿Qué podría andar mal? Pensaba Bonnet, aunque alguna parte de el sentía un claro alivio de no haber visto a Catherine ya que temía que esta realizara lo dicho en la historia que le había dado un día antes, quizás temía que si la joven era la primera en dar el paso, el no tendría reparos en dar el siguiente, lo que le asustaba e iba contra todo lo que el creía, era un hombre recatado, incapaz de aprovecharse obviamente de una muchacha que para el, era obvio que sufría de una confusión, al igual que el, en este caso el era el maduro, y debería poner el alto, pero dudaba si seria lo suficientemente fuerte para hacerlo.

Como sea no se preocupó en eso, simplemente descansó un poco después de cenar para estar fresco en la noche en el recital de Alan, dado que la noche anterior no había dormido nada por la tensión le fue sencillo dormirse, previamente había colocado un despertador.

Despertó a las 6:00 PM, era un hombre puntual, sin perder tiempo ordenó un poco de café y unas tostadas para despertar, se dio un baño rápido para que junto al café poder estar listo, la puerta suena entonces mientras este se alistaba, al dirigirse a abrir la puerta se sorprendió al ver a la persona frente a el, no era la mucama con su café, era Catherine.

— ¿Qué haces aquí?— pregunta muy sorprendido al ver a la joven ahí en el pasillo.

— Pues… no fue difícil escabullirme entre la concurrencia. — Le dice sonriendo. —… ¿me invitas a pasar?— le dice haciendo un gesto de inocencia en la mirada.

Bennett quien no sala de sus sorpresa no sabia que responder, aun estaba con los pantalones sin asegurar y la camisa por fuera. No estaba presentable, pero de algún modo su pudo desapareció y la invito a pasar al recibidor de su cuarto de hotel que no era para nada pequeño, cada cuarto tenia 3 piezas, recibidor, habitación y un amplio baño.

— Espérame aquí, iré a… ponerme más presentable y hablaremos…— le dice atentamente el señor Bonnet a Catherine dirigiéndose a su alcoba para terminar de vestirse.

— Espera— la joven lo detiene del brazo antes que este diera ni 2 pasos. —…hablemos ahora, es importante. — le dice con seriedad.

— De verdad… de verdad preferiría vestirme un poco más… no es de un caballero…

— No te preocupes, yo se que eres un caballero, Señor Bonnet. — le dice y le suelta del brazo. — ¿Leyó usted lo que le di ayer?— le pregunta con una sonrisa levemente dibujada y una mirada que podía denominarse seductora, esto acompañado de un paso que dio acercándose al Señor Bennett. El cual se pudo algo nervioso ante la situación.

— Pues… si, la he leído. — respondió sin más comentario y retrocediendo un paso.

— ¿Qué me puede decir usted acerca de lo que ha leído, señor Bonnet?— pregunta con la misma mirada que, aunque quería disimularlo, al Señor Bennett le resultaba muy atractiva y seductora.

— Pues… me ha dejado un poco… confundido, señorita Gueiler… yo diría incluso algo preocupado.

— ¿Por qué?— mantenía la mirada.

— Pues… creo que…— El confundido y nervioso Señor Bennett se esforzaba en argumentar algo bueno, que lo sacara del apuro, luchando contra todos los sentimientos que cruzaban su cuerpo en ese instante, ¡Oh¡ pero que hermosa esta con ese vestido color rojo que traía, pensaba, ¡que ojos, que boca! Como me gustaría besarlos, no podía sacar esos pensamientos, ya le era suficientemente obvio al buen escritor que esa joven lo deseaba, se lo había dejado claro aunque e se negaba a aceptarlo, ¿quizás por moral? ¿Quizás por el respeto? ¿Por la diferencia de edad? No se explicaba no encontraba una verdadera buena escusa para no tomarla en sus brazos, besarla y llevarla a su cama y hacerle el amor hasta que ya no pueda mas.

— Yo…yo…pues…los personajes han…— exhala entonces y se queda en silencio unos segundos.

— ¿sabe por que no vine en la mañana como suelo hacerlo, Señor Bonnet?— pregunta la Joven. — ¿sabe por que hasta este momento aparezco frente a usted?

— Lo ignoro, Señorita. — le responde secándose el sudor.

— Pues le diré…, toda la mañana y parte de la arde hasta el momento en que me decidí a venir hasta aquí estuve meditando y pensando… ¿sabe que pensaba?

— Me doy una idea…

— Pues bien, quizás esa idea este correcta, pensaba en usted, y pensaba que era casi obvio, que de dada su educación, su porte y su respeto hacia mi, lo que le impediría tomar una decisión en cuando a sus sentimientos se refieren. — le dice con seriedad aunque una ligera sonrisa— no es un secreto para mi que usted me encuentra atractiva, me di cuenta hace mucho, debo aceptar que lo oculta bien bajo ese comportamiento elegante y protector, muy buen disfraz, me costó debo aceptar, pero estoy segura que es así, y que usted me desea.

Bennett expulsa una risa nerviosa.

— Señorita, Gueiler, yo…

— Se que va a poner muchas escusas para ocultar la verdad de sus sentimientos, mencionara muchas cosas que si las medita no tienen sentido alguno, pero que por un momento le alejarían del temor de pensar que mis sentimientos son muy serios hacia usted. A estas alturas usted debe estar muy confundido, — se acerca a el— yo le puedo asegurar señor Bonnet que no tiene por que temer, — le acaricia el rostro y le sonríe— no estoy jugando a nada, mis sentimientos son verdaderos.

El señor Bennett quien estaba viendo una faceta de Catherine que no había visto jamás, pero que le parecía muy excitante solo escuchaba con detenimiento, casi disfrutando la escena, incapaz de si quiera decir una palabra.

— debe dejarse llevar, Señor Bennett…— se acerca a el casi rosando sus labios—… le aseguro… que soy de las personas que sabe lo que quiere… y cuando quiero algo… lo obtengo, y ahora, lo que quiero es a mi Buen señor Bennett.

Luego de esa frase la Señorita Catherine besa apasionadamente al Señor Bonnet quien por unos segundos se queda paralizado, pero acto seguido se deja llevar por la pasión envolviendo a Catherine con sus brazos.

— ¡Oh! señor Bennett, lo he deseado tanto, pero tanto…— le dice la joven mientras este se dejaba llevar por la excitación y la pasión.

— Señorita Catherine, quien sueña soy yo, esto no puede ser cierto…— es lo ultimo que le dice mientras casi por instinto ambos se dirigen a la alcoba donde se entregan a la pasión y a los más bajos instintos, esa noche el Señor Bennett dejo de lado el recato, el respeto y por unas horas fue un hombre que amo apasionadamente a una joven dama.



Continuara...
Franckpalaciosgrimaldo18 de junio de 2011

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