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11 Historias Capitulo 10: Sola (parte 4)

— Me parce que… — dice La doctora Wong al terminar Esther su narración, — … lo sucedido no es lo suficientemente fuerte, como para provocar una agorafobia como la que suted presenta,… voya confiar en que como una profesional, me esta ayudando, contándome todo lo que realmente sucedió esa noche…
— ¿dice que miento? — increpa Esther
— No, es solo que he visto casos de personas con un trauma mucho pero al que usted me describe y con actitudes menos… grabes, con temores menos fuertes… capaces al menos de poner un pie fuera de sus apartamentos… aunque incapaces de salir del jardín… pero como se sabe todos los casos no son el mismo… solo… digamos que pienso que hay algo más, algo quizás que no haya usted visto, algo que…. Descubriremos… quizás algo en su subconsciente… ¿lo ha pensado? — pregunta.
— en alguna ocasión… pero piense que mi temor va no solo por mi… si no también pro mi hijo… — agrega.
— Aun así… me parece algo… extraño, pero… trabajaremos en eso, doctora. — le sonríe y se pone de pie. — Doctora… sé que se lo ha dicho a muchos pacientes… pero ahora le toca oírlo a usted…: necesito que me de toda su confianza y me sea sincera, pero sobretodo quiero que me diga si está dispuesta a trabajar conmigo, no oponerse a mis decisiones, ayudarme a ayudarla… y a recuperar su vida, que es la de su hijo… ¿lo hará? Respóndame y sea sincera. — sonríe nuevamente.
Esther la ve y recuerda esa expresión en ella misma, cuantas veces había estado frente a un paciente pidiéndole confianza y fuerza, no le quedó más que asentir y aceptar, después de todo ella quería salir de ese agujero de temores donde estaba metida.
Conversaron unas horas más y la doctora Wong se fue, le dijo que vendría 3 veces a la semana en las tardes, de 4 a 6 de la tarde, que así se harían un régimen.
Nancy aceptó sin problemas, quedarse hasta las 6 de la tarde e incluso algunos minutos más esos días, para vigilar a Franco mientras Esther estaba en tratamiento.
Una semana más tarde.
— Bueno, Esther… es suficiente por hoy… — dice la doctora Wong levantándose del sofá. — nos veremos el Domingo… - recoge sus anotaciones —… ha sido una buena semana… comienzo a entender mejor tu mente… debo aceptar que eres difícil, y bueno, nunca había analizado y trabajado con una doctora — sonríe.
— Eres bastante buena, tienes una… técnica que no conocía… me hiciste recordar cosas de mi infancia… cosas que no recordaba… — sonríe poniéndose de pie también.
— Si, esa es la idea, lentamente… etapa por etapa… descuida, sé que en poco tiempo llegaremos a dar el primer paso… — ve su reloj. — Las 7:00Pm vaya… se nos pasó el tiempo rápido — sonríe.
— Le agradezco el tiempo doctora, de verdad se lo agradezco. — caminan a la puerta.
— No te preocupes, va a ver ocasiones en las que vamos a tener que alargar las sesiones cuando sea necesario… ya estoy acostumbrada a eso…
Se despiden y la doctora parte.
Esther se dirige a la habitación de Franco donde Nancy estaba jugando con el en el piso de la habitación. Jugaban con un rompecabezas de buen tamaño.
— ¿y se divierten? — dice Esther sonriendo.
— Mami… ¿se fue la doctora? — pregunta Franco.
— Si, amor… regresa el domingo…
— ¿y cómo van, van bien? — pregunta Nancy poniéndose de pie.
— Si… estamos avanzando, poco a poco… — sonríe.
— Bueno… creo que debo irme ya… — dice Nancy.
— Quédate a cenar… ya son las 7 debes tener hambre, yo también… quédate con nosotros… es mi forma de agradecerte las molestias… dice Esther.
— No es molestia, me gusta pasar tiempo con franco, divirtiéndome jugando… — se acerca a él y lo abraza— es un buen muchacho…
— ¿te quedas entonces?, preparare la cena ahora… — insiste Esther.
— Claro, me quedo… — dice Nancy sonriendo. —… pero le ayudare a prepararla.
— Ah eso está bien…
Esther y Nancy preparan la cena mientras Franco ve algo de televisión.
En la cena.
— una vez que llegué me di cuenta que los alumnos no habían entrado al aula… me gane un buen lio con la directora — dice Nancy riendo y contando una anécdota del año pasado mientras cenaban.
— Que gracioso, Nancy… nunca pensé que los alumnos fueran tan graciosos… — dice Esther.
— Si, pero eran buenos muchachos, me divertí bastante con ellos…
— Se nota que eres buena con los niños, me doy cuenta en como soportas a mi franco… que a veces se que es un travieso… — dice Esther mirando a franco quien comía alegre sus tallarines.
— yo me porto bien…
— Si, franco es un buen niño, y si se pone muy travieso… pues lo pongo a hacer mas hojas del libro de cálculo— dice Nancy sonriendo.
— Noooo…. — dice franco.
Ríen en la mesa.
Conversaron amenamente durante un buen rato, contándose anécdotas de la universidad, de la escuela, recordando casos de Esther bastante extraños, hablaron y hablaron, sin querer pasaron un par de horas.
— Vaya… que tarde… — dice Nancy mirando el reloj de la sala.
— Es verdad… sin querer se nos fue la hora… — agrega Nancy.
— Bueno — Nancy se pone de pie — nos vemos el lunes, franco que disfrutes de tu fin de semana… te dejé algunas tareas, pero nada difícil, amiguito… — le sonríe.
— ¿no te quedas a dormir? — le pregunta Franco a Nancy.
Nancy sonríe.
— No lo creo… yo…
— Vamos, puedes quedarte si deseas, hay un cuarto extra… — le dice Esther.
— No, no… que se quede en el mío, le preparo la colchoneta y se queda ahí… será como una pijamada, como las que teníamos en la otra casa con mis amigos… — dice emocionado Franco.
— Depende de ella… — le dice a franco — si ella quiere quedarse… — mira a Nancy — no hay problema… — se pone de pie y comienza a recoger trastes.
— Bueno… tendría que llamar a mi casa… para no preocupar a mamá… peor si no hay problema, pues me quedo aquí… — sonríe— …podría contarte algunas historias antes de que duermas… — le dice a franco quien sonríe alegremente.
— ¡Iré a preparar tu cama! — dice franco y se va corriendo muy alegre.
— Hace mucho que no lo veía tan feliz… — dice Esther regresando por algunos platos más.
— Creo que por ahora al menos soy su única amiga, aparte de usted… — dice Nancy ayudándole con los platos.
— SI, y te lo agradezco.
— No agradezca lo hago con mucho gusto. — dice sonriendo.
Más tarde esa noche.
Franco le había preparado a Nancy una cama al lado de el, con una colchoneta, sabanas y algunas colchas para abrigarla, le había dado también una almohada de las de él.
— Veamos… — dice Nancy ya con una pijama que le había prestado Esther— ¿Qué cuento te gustaría que te leyera? — dice buscando en el librero de Franco.
— Pues… hace mucho que mamá no me lee, así que… cualquiera me gustaría escuchar… — dice Franco.
— Ok… veamos… — elije algunos y los revisa — creo que… este está bien, “La torre del Sueño” esa parece interesante, no la he escuchado antes…
— Tampoco yo… — dice franco sorprendido —… no sabía que tenía ese libro…— dice acercándose a ella.
— Bueno, mejor así… vamos… acuéstate y comienzo… ¿ya fuiste al baño? — le pregunta.
— No…
— Ve… te espero aquí… — le dice Esther, Franco va corriendo — ¡no olvides lavarte las manos!
Nancy le lee a franco el libro, una entretenida historia sobre una torre magina en un bosque en donde al subir tus sueños se hacen realidad, al finalizar la historia franco había quedado profundamente dormido.
Por su lado Esther también se acostó a dormir tranquilamente, después de mucho comenzaba a conciliar el sueño con facilidad.
Más tarde esa noche
Nancy despierta en plena noche, ve a franco dormido profundamente, se levanta con sigilo con las intenciones de beber un vaso de agua, siempre tenía a su lado a la hora de dormir una pequeña jarra, pero al no estar en su casa pues tenía que salir obligatoriamente, se coloca las pantuflas y silenciosamente sale al pasillo en dirección a la cocina, aun algo somnolienta toma un vaso de la vitrina y se acerca al grifo, llena el vaso y bebe tranquilamente, pero algo la hace perder esa calma, por detrás de ella, en el pasillo la loca camina en dirección a la habitación de Franco, Nancy pudo sentir el caminar de la loca cruzar la entrada a la cocina, por lo que deja el vaso y avanza a ver al pasillo.
Al asomarse lentamente con gran sorpresa ve como lentamente una mujer vestida todo de negro avanzaba por el pasillo con lentitud, el ver esto la hace paralizarse, no lo podía creer, no imaginó ver eso, era la misma descripción que franco le había dado de la loca. Pensó en un instante que estaba soñando, que no podía ser real. Por un instante se ocultó tras la pared, pensando y tratando de controlar el miedo que aunque intentaba ocultar estaba ahí presente, la calma se le iba poco a poco mientras escuchaba los pasos de aquella bruja avanzar lentamente...
— No es posible… esto es un sueño…. — se repetía y regresaba la mirada al pasillo donde la bruja avanzaba. Pronto se detuvo en la habitación de Franco y comenzó a ingresar. Lo que asustó a Nancy. — Franco…
Nancy salió al pasillo y gritó.
— ¡¡He!! ¡¡¿Quién eres?!! — dice en voz alta alertando a la mujer quien con sus ojos encendidos, gira a ver a Nancy quien de solo verle el rostro huesudo, tapado parcialmente pro el cabello, solo dejando ver sus 2 ojos que parecían focos encendidos, queda paralizada incapaz de moverse — …¿que eres? — pregunta.
La loca ignora a Nancy y continua intentando entrar donde franco, Nancy no lo podía permitir, — ¡¡detente!! — grita nuevamente y corre en dirección a la loca.
La loca se fija en Nancy nuevamente y grita fuertemente con un alarido que la paraliza, entonces se lanza contra Nancy quien se detiene temiendo ahora por ella, la loca con las manos de frente intenta cogerla, pero antes de si quiera tocarla, se deshace en el aire atravesando a Nancy como una especie de humo, por el susto Nancy cae el piso.
— ¡¡¡¿Nancy?!!! — Esther sale de su alcoba y ve a Nancy en el piso, rápidamente intenta levantarla.
Nancy estaba muy asustada, miraba a su alrededor, no estaba ya segura de lo que había ocurrido.
— ¡¿Nancy?! — pregunta Franco también saliendo de su alcoba. — ¿Qué pasó?…— se acerca a ellas y enciende la luz del pasillo.
— ¿Qué te paso Nancy? Escuche tus gritos… — dice Esther
— Yo… — Nancy ve a franco, no podía asustarlo, no podía decir lo que vio. — yo… me tropecé en la oscuridad… fui por un vaso de agua y… me tropecé, me golpe mi pie… es que… no vi… — intenta sonreír…
— Pensé que te había pasado algo que alguien había entrado… me asuste… — dice Esther ayudando a Nancy a ponerse de pie.
— No, yo… solo me tropecé… si…
— pensé que… la loca había venido otra vez y te llevó… — dice franco abrazando a nancy.
— no, que loca ni nada… solo me tropecé… — dice aun un temblando un poco y tratando de calmarse —… bueno, ya no pasó nada… vamos a dormir… perdón por despertarla señora… — se disculpa Nancy…
— No te preocupes… bueno, a dormir… — dice Esther y regresa a su alcoba, igual Nancy y Franco regresan a su habitación.
Nancy no pudo dormir esa noche, en su cabeza analizaba y analizaba todo lo sucedido, no creía en fantasmas, no podía procesar lo ocurrido, esa noche no durmió nada, se quedó bastante nerviosa, no quería creer, pero en el fondo sabía que lo que había ocurrido había sido bastante real, quizás lo más real que había vivido en mucho tiempo, estaba entre una guerra de creencias, ¿fantasmas? Pensaba, no es posible.
Pero después de esa noche, las ideas de Nancy comenzarían a cambiar, algo había, algo ocurría, le fue desde ese momento difícil no creer en franco y en lo que le había contado.
Una semana más tarde.
— Nancy… te cuento algo… — le dice Franco en la cocina mientras estudiaban.
— ¿Qué ocurre, franco? — pregunta Nancy.
— Anoche… vi nuevamente a la loca…— le dice bajando la voz…
— ¿ah si? ¿Intento… hacerte algo nuevamente? — le pregunta interesada y preocupada.
— No… logre despertar a tiempo y cerré la puerta, ahora siempre la cierro… para seguridad… pero luego la vi pasar… se fue nuevamente al sótano… tenemos que hacer algo…
— Si, pero la cosa es que… ¿Qué hacer? ¿Cómo sacarlo de aquí…?
— algo tenemos que hacer… no quiero que siga aquí con nosotros… creo que ahora si estoy dispuesto a bajar…
— ¿estás seguro?
— sí, tenemos que… no se espantarla, sacarla del sótano… ¿Cómo? Eso es lo que no se…
— tampoco yo, es un fantasma… algo debe querer…
— parece que a mi…
— pues si e lleva quizás se vaya… — dice.
— Noooo…. — dice preocupado.
— Estoy bromeando… — sonríe Nancy —… algo se nos ocurrirá, no puedes estar en un lugar donde hay un ser medio extraño paseándose por las noches…
— Me alegra que ahora me creas…
— Si, te creo, no te preocupes… pero algo se me debe ce ocurrir, déjame averiguar algunas cosas antes…
— ok… mientras… solo tengo que cuidarme de que esa bruja no intente nada…
— Descuida, solo mantén tu puerta bien cerrada y… reza antes de dormir… estarás bien, pronto nos desharemos de esa loca… te lo prometo…
— Ok… — le dice franco continuando con la tarea.
Esa tarde después de que Esther terminara su sesión con la doctora Wong.
Nancy se acerca a ella en su alcoba.
— ¿y cómo están yendo? ¿Cómo les fue hoy? — pregunta Nancy.
— Bien, avanzamos mucho… aunque me… preocupa un poco que… ya se acerca la hora de que afronte los miedos… la calle… sé que se acerca eso, ya ahondamos bastante en lo mental, ahora iremos a lo real… a lo… físico… salir…
— Solo tendrá que poner de su lado… sé que logrará mejorar… he… mas bien, quería hacerle algunas preguntas… si es que no le molesta, obviamente… — dice sonrindo.
— No, dime.. — sonríe también…
— Pues me da mucha curiosidad… ¿Quién vivio en esta casa antes de ustedes? Es que… recuerdo que… alguna ves vine por este barrio… hace mucho…
— ¿ah si? — pregunta.
— Si, en la universidad tenía una amiga que… vivía por aquí… y pues alguna vez pasé… y bueno… me puse a pensar… ¿Quién pudo haber vivido aquí antes? ¿Sabe acaso algo? — pregunta interesada.
— Pues no… yo… cuando me mudé… aun no estaba tan loca… — sonríe —… pero ya estaba algo afectada así que… como ya me habían ofrecido la casa, una vendedora de vienes raíces a quien contraté pro que de verdad había pensado en cambiar de apartamento… así que como me había mostrado algunas casas… esta me gustó, estaba bien aljada y… la compre… no me dijo de quien era, o quien vivió antes… aunque aun habían cosas en el sotano que ni me molesté en tirar… cajas, ropa… no lo se, quizás en el sotano haya algo… no lo se… debi tirarlas, pero… no pude, solo quería estar aquí y segura… ya sabes…
— Entiendo, bueno… no importa de todas formas…
— hace un tiempo franco me pido las llaves para buscar unas fotos en el sotano… pero… solo me las regersó, no me dijo nada… ¿encontraron las fotos?
— No... he… nos entretuvimos y se nos pasó el tiempo y teníamos que avanzar con el libro de historia así que lo dejamos para después…
— Bueno, quizás el fin de semana… revise a ver que encuentre, esas fotos de el no deben estar escondidas… además te gustara verlas — sonríe.
— Si, eso me gustaría… — sonríe — bueno… son las 7:00pm, ya me voy, nos vemos mañana temprano…
— Claro. Te acompaño a la puerta.
Unos días más tarde.
Esther y la doctora Wong en la sala.
Franco y Nancy estaban cerca a pedido de la doctora.
— Ok, Esther, hoy vamos a dar el primer paso para sacarte de este lugar y que afrontes el miedo… ya hablamos suficiente en estas semanas, entendimos el motivo principal de tu temor…Tu hijo, ya sabemos que más que el temor a que te suceda algo a ti temes por él, y a la vez porque al no estar tú él se quede solo, como te sentías tú en el orfanato, a ti no te gusta estar sola…— Esther asienta — … escucha Esther, en estos días hemos aprendido mucho, has de algún modo, aprendido a controlar la ansiedad a la hora de pensar en salir.. ¿Verdad?
— Si, ya no me asusta el pensar en la calle, no tanto…
— el saber y conocer ayuda a comprender el pro que del temor inconsciente… ahora afrontaras el miedo… pero crearemos un ambiente adecuado, para eso nos ayudaran tu amiga y tu chavalín.. ¿Ok? No te estoy pidiendo permiso, el y ella nos ayudaran… — se dirige a la puerta— Nancy… ve con Franco al jardín…
— He… — Nancy mira a Esther. — yo…
— No veas a exther, ella no condiciona, ahora soy yo… ¿quieres ayudarla? Hazme caso… — dice la doctora Wong.
— Ok… — toma de la mano a Franco quien estaba más que feliz — vamos… — le dice y se dirigen a la puerta.
Esther comenzaba a respirar algo agitada pero estaba controlada, hacia los ejercicios de respiración mientras veía a franco y Nancy dirigirse a la puerta más de una vez pensó en detenerlos, dando pequeños pasos hacia ellos, pero se aguantó y los vio caminar lentamente hacia la puerta — no le vayas a soltar la mano a Franco, ¿vale? — le dijo la doctora Wong a Nancy antes d que esta salga, Nancy asienta y continua hasta salir y detenerse en el jardín justo frente a la ventana.

— Es un bonito día… — dice la doctora Wong caminando hacia Esther y deteniéndose a su lado, desde donde se podía ver a Nancy y a franco en el jardín a solo unos metros.
— Si… — Esther comenzaba a sudar.
— Tranquila, míralo, esta súper bien… y está sujeto de Nancy, ella lo tiene nada, le puede pasar… está muy seguro… mira su carita… está feliz… podrías estar así de feliz…
— no lo sé… yo… comienzo a angustiarme… me pone nerviosa verlo ahí… quiero que pase… —- dice sudando.
— No, no va a entrar hasta que yo le diga… ahora que si tu vas a por el… — le dice sonriendo.
— Si puedo… solo serían unos segundos… — se dispone a salir a por franco, pero La doctora Wong la detiene —…¿Qué ocurre ¿ voy por el…
— No, aun no… respira…. Y cuenta hasta el diez… solo eso… vamos… — sonríe.
— ¿y podré ir por él? — dice algo agitada…
— Si… pero cuenta hasta el diez… — sornie y se acerca la ventana mientras Esther cuenta…— Nancy… lleva al parque a franco… yo te aviso cuando regerses.. — les ordena.
— Un momento me dijo… — reprocha Esther..
— ¿en que numero vas? — pregunta.
— Pero… dijo que… — se asoma a ver a franco alejarse con Nancy… — me dijo… ¡¡franco!! — grita.
El niño gira a ver a su mamá.
— ¿mami? — dice intentando regresar…
— Nancy, no lo sueltes… vayan al parque… no se preocupen… — dice la doctora Wong.
— ¡¡franco, Nancy… regresen…!! — grita Esther desde la puerta… el simple hecho de ir tras ellos la angustiaba veía alejarse a franco más y más. Lo que eran unos cuantos metros para ella eran el doble de distancia, y todo le parecía un peligro, una camioneta que cruzaba la calle, las palomas que volaban, los niños en bicicleta del parque, los árboles, todo le causaba temor, tenía que luchar con eso, pero era más fuerte que ella. — ¡¡regresen!!
— Ellos quienes ayudarte, y regresando solo te dañaran.. — dice saliendo de la casa también la doctora Wong — … iré con ellos por un helado… ¿vienes? — pregunta sonriendo.
Esther se queda agitada e la puerta, asustada, sudando, angustiada, paralizada, al borde del llanto.
— Por favor… ya no aguanto esto… no puedo más…— comienza a llorar — traiga a mi hijo… por loque mas quiera… — ruega.
— está a unos metros, está bien… ese temor debes confrontarlo… el está ahí al frente ¿quieres estar a su lado? Solo tienes que venir con nosotros… — comienza a caminar en dirección a la acera. — vamos… vence a ese temor… ve por tu hijo…
— ¡¡¡no puedo!!! — Grita Esther — ¡¡¡no puedo!!!
— ¡¡si puedes!! — Le grita la doctora Wong — ¡sabes que está en ti, que ese miedo es infundado, franco está bien… ahora demuestra que eres fuerte… sal de la casa… ya que ese ejercicio lo vamos a hacer hasta que al menos seas capaz de salir a tu jardín…! — le dice sonriendo.
Esther se quedó en la puerta, no fue capaz de salir de la casa, no pudo el miedo fue más que ella, unos minutos más tarde Nancy y Franco regresaron a la casa.
Esther abrazó a franco llena de una gran tranquilidad, era como si este hubiera regresado de la muerte, como si no lo hubiera visto en años.
— Mami… el parque no es peligroso… no te asustes… — le dice el niño abrazándola también.
— Lo siento señora yo… — se disculpa Nancy por el mal rato que había pasado Esther.
— No te disculpes Nancy… — agrega la doctora — ella sabe que es parte del ejercicio… y su reacción es de lo más normal…
— ¿de verdad esto lo repetiremos… cada vez que…usted venga? — pregunta Nancy.
— Si, tiene que vencer ese temor… y el amor por su hijo, esa preocupación por el la sacara de aquí así como la metió… o dejo de llamarme Rocío Wong… — Dice la Doctora observando a Esther abrazar a su hijo.
— Al menos franco podrá salir un rato al parque… — agrega Nancy.
El mismo ejercicio lo repetía una y otra vez la doctora Wong en cada sesión con Esther, la reacción de Esther era siempre la misma, la primera semana del ejercicio, Esther solo se detenía en la puerta y lloraba muy asustada, luego llegaba la rabia, la desesperación, alrededor de la segunda semana comenzó a intentarlo, luchar por salir, finalmente a la tercera semana comenzó a verse un avance bastante satisfactorio.
Esther salio de la casa, solo unos cuantos pasos, no llegó a la acera pero al menos pudo llegar la mitad de su jardín, muy asustada y nerviosa, pero pudo salir de su casa.
— se lo dije… sabía que usted podía, doctora Surcos… — le dice Esther felicitándola — este es el comienzo de algo bueno… es usted muy fuerte…
— ¡¡mami!! — Franco corre donde su mami al verla fuera de casa y se lanza contra a ella abrazándola lleno de una gran alegría.
— Estoy muy orgullosa de usted, doctora Esther… — le dice Nancy abrazándola también.
Con el avance de la terapia Esther comenzó a salir por si sola al jardín, aun no podía quedarse sola, si no estaban cerca Nancy o la doctora Wong se ponía nerviosa, pero ya podía pasearse por su jardín, algo que no había hecho en meses, incluso saludaba y hablaba con la vecina quien descansaba su pierna herida en su pórtico.
Pronto ya salía incluso con franco, siempre teniéndolo de la mano, pero al menos salía, lo que era un significativo avance.
Unos días más tarde.
Esther estaba en la sala con la doctora Wong, estaban en plena conversación, Nancy y franco estaban estudiando en el jardín, Esther ya no se angustiaba tanto al dejarlo fuera, siempre y cuando se quedara al lado de Nancy.
— Esther… háblame de Edward…
— ¿Cómo? — responde Esther.
— Como sabes hable con tu hijo… tenía que hacerlo… para abarcar todos los temas y posibles… nudos… le pedí que me hablara de ti y… de algunas cosas relacionadas a tus amigos y demases… pero tranquila… — le dice sonriendo. — me hablo del teléfono… solo me dijo que te niegas a contestar cuando llama Edward… él me dijo que… eran buenos amigos, que a el al menos le caia muy bien y no entiende por qué no lo quieres saludar…
— Bueno, eso fue algo… personal… yo… no quisiera hablar de aquello… no tiene nada que ver con…mi agorafobia… el…
— ¿estas segura?... entonces… solo háblame un poco de él… ¿no hay problema en eso cierto?
— Bueno, él fue un amigo… quizás más que un amigo, debo decirlo… pero… todo se terminó… y… no tengo intenciones de escucharlo… saber de el…
—¿no estaba de acuerdo con… tu alejamiento del trabajo y tu antiguo vecindario quizás? ¿El sabia… de tus temores… y todo esto? — pregunta Wong.
— No… cuando… yo partí de mi vecindario, como te dije aun… podía salir… caminar en las calles… fue el internamiento lo que empeoró la situación… además el… no me entendía… el… no sabia lo mal que la estaba pasando…
— ¿no te apoyó?
— No… él pensaba que… — hace una pausa — ya no importa, no tiene que ver con todo esto, solamente… quiero olvidarlo… — baja la mirada.
— Parece que si te importa, no me engañas, debió ser alguien muy importante… pero no ahondaremos más… solo quiero que cerremos los circulo abiertos… — se acerca a la mesita de centro y toma d su café—… debes saber que se acerca la hora de dar el siguiente paso…Esther… — dice caminando alrededor de la sala lentamente y bebiendo café-
— ¿a qué te refieres? — pregunta Esther
— Me refiero a que si bien los ejercicios de acercamiento a la calle han sido muy útiles, no podemos encasillarnos ahí, al jardín… tendrás que ir más allá... Ahora sé que puedes… ya han pasado bastantes semanas, tu avance me enorgullece y me hace pensar que… podrás afrontar un nivel más elevado de confrontación… me refiero a la calle… de por si…
— No estoy segura… — dice Esther levantándose algo preocupada —… yo… creo que deberíamos ir… de a poco…
— No, creo que estas lista… a menos que me equivoque y bueno, en ese caso también sería positivo… — agrega Wong.
— No lo sé, Rocío…
— Solo iríamos de paseo a la plaza del centro… no esta tan lejos… y estaremos juntas… solo serán a lo más unas horas, te hará bien…
— no puedo evitar comenzar a sentir miedo e inseguridad… una cosa es… aquí, quizás podría ir al parque del frente, no lo sé… pero… alejarme tanto… de franco… yo…
— Él se quedara aquí con Nancy… estará bien… ella lo cuida muchísimo… ya lo sabes…
Mientras fuera Nancy y Franco escucharon conversación sin querer.
— ¿mamá va a salir a la plaza?.... — dice franco.
— Si, espero pueda pasar es aprueba… sé que si… ella es… fuerte…
— ¿sabes? Creo que esa sería una buena alternativa para… aprovechar y sacra al loca de la casa también… cuando mamá no este podremos tomar la llave y bajar…
— No sería mala idea… — dice Nancy. — aunque también podríamos pedirle la llave y bajar…
— pero es que la loca solo aparece cuando mamá parece no estar vigilando… o cuando se duerme…, si mamá sabe que estaremos en el sótano, probablemente la loca o lo que sea no aparecerá…
— ¿estás seguro? Por qué…
— sí, muchas de las veces que la loca se pasea por la casa mamá a estado dormida… las veces que ella simplemente se quedaba despierta, nunca aparecía la loca… desde que mamá duerme mejor… pues la loca se pasea por la casa casi todas las noches… ya no intenta ir a por mí, pero… eso es porque te he hecho caso y duermo con un crucifijo… y cierro muy bien la puerta…
— Ok, bueno… ¿sabes? Te quiero confesar algo, amiguito…
— ¿Qué?
— yo también vi a la loca… hace algunas semanas…
— la noche en que gritaste, ¿verdad? — le dice sonriendo.
— Pues si… ¿Cómo…?
— era obvio… no soy tan despistado… no te creí eso de tu pie… escuche tu primer grito, fue lo que me despertó… solo que me asusté y no salí…
— Ha, no saliste ni para ayudarme… — le dice con una expresión de enfado fingido.
— es que no sabía que hacer… pero si quise ir a por ti… — se explica.
— No te apures solo bromeo, amiguito… bueno, en el instante en que tu mami… salga de la casa tu y yo averiguaremos que hay en el sótano… algo debe de haber ahí abajo…
— Ahora dime… ¿qué tanto viste de la loca…? ¿Le viste la cara? — pregunta Franco.
Esa misma semana.
Wong convence a Esther de que ya es hora de avanzar y de salir a la calle, de mirar a la cara a su temor más grande, a dos de sus más grandes temores, alejarse de Franco y enfrentar a la sociedad, a la calle, a los riesgos a los que se enfrenta cada persona día con día, a un accidente, a los peligros reales e imaginarios.
Esther estaba en el jardín, parada algo agitada, se había vestido como para salir, Nancy y Franco estaban en la ventana observando tranquilos, dando ánimos a Esther quienes estaba nerviosa y asustada, pero con decisión.
Continuara...
Franckpalaciosgrimaldo30 de enero de 2012

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