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La Frazada Maldita

Me revuelco a veces entre las frazadas como si de ellas dependiera algo, un cariño o afecto corto, algodonado. Los días de calor comienzan como si nada, y como si nada de cero a treinta, el amanecer algo anaranjado, más el subte monstruo, repleto de caras lívidas, lo onírico y casual.
A medida que esto surgen desde lo infeliz de la memoria, me revuelco a veces penoso en las frazadas porque sé bien que el calor abraza más cuando se torna insoportable, y se me friega en la eternidad de una noche sin cerveza. He cambiado algunos de mis días también por sábanas, eso fue hace unas semanas, (¿eso fue hace un mes?) He dormido todo ese tiempo con la fraternidad del helio sobre la almohada que ya no la quiero, que la detesto por cómoda y hundida, que me calla los ojos, que me los esquivo por cómodos y hundidos, que me raya en la locura como imprimiéndome. No me soporta, no me soporto. Todo mientras, puede parecer parte de la misma consigna, pregunta o premisa, y es que el cuerpo se refleja en muchos cuerpos; dormir es, la resolución del sueño en despertar atónito. Se mezcla, en Om.
De pronto estábamos soñando. Todo, mientras.
A la mañana, ya es la tarde; de noche, esperando otra mañana… Sé que me toma seis horas lavar la muda de ropa para el siguiente día ¡y es una excusa, qué tanto joder!
Qué tanto joder, ni siquiera duermo demasiado. Despierto, puedo analizar éste saber, cuánto molesta verdaderamente acostarme en esa masota mía de cama (Juro, se despedaza lentamente, ella me sostiene pobremente. Rechina, no ve forma en mentirme demasiado. Ni yo tampoco) Es una mezcla de delicias agrias más allá de todas las otras con sabor defiible, una por sobre, que no pretende tener sentido más decide expresarse cuando uno despierta encharcado en sudor o bien jamás cayó y eso le pesa en efecto, o tuvo pesadillas grandes y largas con arañas grandes, sexo imposible, tardes tempranas de nube negruzca. Nubes sobrecargan en su magnanimidad apenas flotante el cerebro químico de iones, más que liberarlo un poco de su enternecida basura que no se libera, tendemos a estirar los brazos exageradamente en pos de recordar la maravillosa brea incognoscible, surreal del soñar que se presiente pero ni yo me acuerdo ni vos te acordás.
Esa frazada ya no tiene demasiado futuro, el suyo es de época. La estufa se enfría más de lo que podría a causa del polvito, de las motas que le hacen velo. Ninguno de los dos, ni la puta sábana, es más, la cama toda entera: Los rechazo sin más academia que esta letrina de cartilla, que escribo, escribo en primera persona, en segunda y tercera, porque todas duermen en esa cama también. Todas a excepción de mí, que hoy conseguí cerveza.
Gentio15 de diciembre de 2011

4 Comentarios

  • Libelle

    Gentio ,me encanto el texto . Es triste nostalgico . Me gusto saludos

    15/12/11 05:12

  • Gentio

    Jajaja! Siempre es un gusto tu comentario libelle, escribí eso hace mucho tiempo ya, y cambió la circunstancia pero no la sensacion, por lo que lo publique.

    15/12/11 03:12

  • Asun

    Pues yo Gentio, debo confesar que he tenido que buscar la palabra en el diccionario, pues no la había oido nunca, frazada, pero ahora ya puedo decir que he aprendido algo hoy.
    Besitos.

    15/12/11 05:12

  • Gentio

    jajjajaja ASUN cosas de argentinos, si...

    16/12/11 03:12

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