Todo se había acabado. Todos los besos, los abrazos. Todos los momentos bonitos; cuando veíamos los atardeceres juntos, cuando caminábamos sin rumbo sin más deseos que estar uno con otro. Todos aquellos ratos que pasábamos hablando, riendo. Todas las discusiones que siempre terminábamos abrazados. Todas tus sonrisas, tus miradas, tus disparates y locuras. Todas las veces que llorabas y te tranquilizaba, te mimaba. Todas esas veces que venías corriendo a mí y me placabas de un abrazo. Todos esos te quiero y todos esos nunca te dejaré ir. Todos esos momentos en los que estábamos tú y yo; solos, felices. Todo eso se había acabado. Ahí tú ya no estabas, y yo no era nada sin ti. Tú te habías ido, y sin ni siquiera decirme el por qué. Todo eso que pasamos juntos ya no te importaba. ¿Había sido real? ¿En verdad todo aquello había sucedido? ¿O había sido todo un sueño del que acababa de despertar? No lo sé, pero si es así, quiero volver a dormir, quiero estar donde estés tú.

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