La poesía está bien,
pero es mejor estar contigo.
Aunque bueno, quizás no sé lo que digo,
lo mismo es por las horas,
que estoy desvariando y mañana lo retiro.

Pero esta noche, si me llevas a volar un rato,
prometo planear a tu lado,
secundar tus arrebatos,
olvidarme de todo, de fórmulas y datos.

Podemos hacer todo lo que queramos,
robarle la prisa a los lunes,
borrar las manchas en las vacas,
atrevernos a vivir sin reloj
y pasar la semana en una eterna resaca.
Porque no hay límites ni horizontes,
nada que se nos resista,
salvo el Sol cuando se esconde.
Pero, hey, no importa, adoramos la noche,
vuelta a empezar, volando en un coche
rumbo a Nunca Jamás,
tal vez así, logremos ser eternos.

Y es que eso de envejecer me desquicia,
tú y yo siempre fuimos más de depender de la brisa,
de no atender a divisas
y quedarnos dormidos si hay misa.

Por eso, no quiero hacerme vieja,
quiero seguir volando,
hasta que se desplumen mis alas,
o alguien se atreva a decirme que tan sólo estoy soñando.

Pero bueno, de momento esto es lo que tenemos,
ganas de vivir, el resto ya lo improvisaremos.
Porque hoy, ahora, esta noche,
somos indomables,
y eso no podrán cambiarlo;
somos inmortales,
hasta que volvamos a despertarnos.

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