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Días de Suave Brisa

Cuando llegué no estaba. Miré, con la fría sensación de haber llegado demasiado pronto, que seguía la misma mesa de siempre. Decidí sentarme y esperar. En este espacio, en el que tratas de generar un guión sobre el encuentro, no percibes la atmósfera de tu espacio y pierdes el sentido del tiempo. Eres tú, consciente y generosamente valorado, pero a la vez, imaginas que te desdibujas sin darte cuenta.
No recordaba que su mayor virtud era la prisa. ¿Habría llegado antes? Hubiera sido irónico, un viaje en el tiempo...sobredimensionar una presencia/ausencia y yo...esperando el ayer, el pasado.
La mesa estaba allí, cercana a mis piernas, tocando mis muslos con su mantel de tela reseca. Coloqué las manos sobre su superficie. La mesa, esta mesa que fue el origen de un recuerdo. Tan vulgar y simple como cualquier mesa de cafetería. Un espacio para que se justificaran tantos momentos como ausencias presentía.
Comencé a echarle la culpa de todo. ¡Si! Allí había comenzado mi peregrinar en su busca, en la travesía de un querer que llegara a la hora, ahora, en este instante en que imagina que abría la puerta.
Es irónico cómo transformamos en estupidez un recuerdo, o llenamos una mesa de valor temporal, o terminamos formando parte de sus cuatro patas. Era un ser sentado en una silla frente a la mesa. La mesa estaba allí. Coloqué las manos sobre el mantel y supuse que si no hubiera entrado, jamás la hubiera vuelto a encontrar.
Grekosay24 de julio de 2011

4 Comentarios

  • Oindacochea

    Me gustó mucho. Bien redactado. Interesante lo que nuestros recuerdos del pasado pueden apoderarse de nosotros en cualquier momento del presente. Me sentí en esa mesa almidonada... esperando. Te sigo leyendo. Olga

    24/07/11 03:07

  • Retales

    La espera que todos encontramos y que no deseamos que suceda. Cuantas preguntas acuden a nuestra mente en esos momentos en que la ausencia se hace eterna.
    Llegó a la cita la persona esperada?.
    Tu texto es tan personal cómo intenso.
    Gracias y un saludo.

    24/07/11 05:07

  • Antares

    dibujas todo lo que pasa por la mente a la hora de una espera soñada que se nos hace eterna y la ansiedad recrea cosas como las que acabas de escribir, realmente atrapas y las enseñanzas de Proust, haciéndose notar. Me encanta esa manera como cuentas y explicas.
    Un beso de Atala

    25/07/11 02:07

  • Buitrago

    Muy buen texto, comparto punto por punto la opinion de Olga.
    un saludo

    Antonio

    26/07/11 01:07

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