TusTextos

Palabras, Quizá...palabras

De la vanidad, de su linaje, de su estirpe gozosa,
quedé prendado. Me arrebató el destino la ira y me hizo viejo.
Tras los densos pensamientos, vacilo una y mil veces por
proclamar mi derecho a una y mil vidas, pero la mezquindad
de la muerte me sobrecoge y me espanta.

¿No fueron los designios del cielo quienes se conjuraron contra
mi deseo? ¿No sesgó mi existencia la propia vanidad teñida de esperanza?
No puedo regresar, y tú lo sabes, corazón cansado.
Apresúrate pues, y acierta ya en tu empeño
de hacer de tu existencia el noble sueño
de mentirte una y otra vez, y así cesar callando.

Grekosay15 de junio de 2008

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