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Poema de Amor de una Mujer a un Madero

(A Teresa de Jesús obligada a ser santa y no reconocida como mujer y amante)

Dame de tus manos el don del amor
y déjame, a tu lado, llamarte Señor;
¡ mi señor enamorado!
Dame tu presencia y el fuego adorado
que queme mis ansias e inflame mi dicha,
pues siendo el amado
el amor ardiente
sienta permanente
su presencia a mi lado.
Y al morir de amor,
se acabe el dolor
para convertirse en gozo;

fresca agua de pozo
pura y cristalina,
de tus manos finas
el tacto imperioso.
Dame tu presencia y el fuego de amor,
pues en mi ceguera presienta Señor,
tu amor emorado de amor.

Arrebata de mis labios la palabra dios
y déjame amarte, en este dolor
que como mujer callo y como sierva imploro.

Llloro por no ser el viejo sayal que impregna mi engaño,
si acaso extraño tus caricias,
mucho más la presencia de tu cuerpo.

Y así llena de tu verdad mi vida ardiendo
por tenerte siento,
por amar...callando.
Grekosay22 de mayo de 2010

6 Comentarios

  • Retales

    En verdad esa mujer tuvo que sufrir mucho por esconder sus verdaderos deseos carnales.
    Has escrito un poema cargadao de sentimiento, deseo y pasión que relfeja perfectamente a esa gran mujer.

    Un beso

    24/05/10 10:05

  • Alumine74

    Me encanto
    El título esta genial, invita.
    Su contenido excelente ante mis ojos.
    Me gusto
    Un placer descubrir tus letras!!!
    Saludos

    24/05/10 04:05

  • Vocesdelibertad

    Es una poesía mística escrita como un estima de quien en silencio venció pasiones, en un intento por purificar su conducta femenina que además intenta tener esperanza en la piedad a su alma.
    Es la primera vez que leo una poesía que encierra una unión mística.
    Muy bueno,

    24/05/10 05:05

  • Vocesdelibertad

    Favor leer estigma en lugar de estima

    24/05/10 05:05

  • Serge

    Grekosay:
    "Arrebata de mis labios la palabra dios
    y déjame amarte, en este dolor
    que como mujer callo y como sierva imploro".

    Amigo me encanto, se siente la fuerza y mis ojos se ciegan ante tanta luz de belleza.

    Sergio.

    24/05/10 08:05

  • Aroint

    Un poema bellísimo, que nos habla del sufrimiento causado por el insulto a la vida; el insulto de una religión, en base buena, corrompida por intereses de origen terrenal, disfrazados de mandatos divinos.

    Me ha parecido ver una sacrílega en el título del poema. Es curioso que el mismo obejto donde murió el adorado Cristo de los creyentes, acabe siendo objeto de mórbido deseo, para las pobres almas a las que se les ha "castrado" su instinto de vida. Corrígeme si me equivoco, amigo.

    Saludos cordiales.

    Un abrazo

    26/05/10 01:05

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