Cuando Escarbo
Qué tedioso camuflar el agujero de mi esencia;
qué animal más desolado, qué carencia de sentido;
qué martirio más ingrato el de luchar contra el olvido;
cuánta angustia la vertida en el pesar de mi existencia.
Rebusco entre el absurdo el despertar de mi conciencia,
tan solo anhelos vacuos de paraísos escondidos,
invoco fuegos fatuos de ceniza y polvo herido
y bebo solo a medias el elixir de mi apetencia.
No hay anhelo peor curado que la irrealizada vivencia,
el de los sueños perdidos y horizontes abatidos;
la condena es el vacio, el delito: haber nacido;
qué derroche de desidia, qué desfile de apariencias.
