Me hundo en sílice, sin rastro
mientras el bosque penetra el dolor
en prismas angulares de estrellas
traspasadas por sueños turbios
de ciclope taciturno.

Belleza congelada por aliento de hidra
bajo puñales y rostros de paisaje
mientras esmerilo lirios y orquídeas de sol
empeñado en alzar lo traslucido del amanecer,
suenan los crujidos de mis arterias.

Me hundo en mis propias garras
afiladas a golpe de arrebatadas luces
y senderos umbrosos hacia la codicia
escondida del arconte de bellos ojos
plañidero de mis lagrimas nacientes.

Entierro la carroña en desesperada postura
y concurrida necesidad de aplastar lo impuesto
filtrándose por todas las rendijas de mis poros
troceados en espejos ebrios de libertad
bajo un ímpetu primitivo de correr por el cielo.

Desentierro mentiras y egos de cacofonía
entre los riscos calizos de mis encuentros
donde aprendí a volar por el bosque
con mis uñas mates adueñadas de tristeza
y bolsillos llenos de hierbas de poder.

Amaso lo amorfo del deseo de tu rostro
para alimentar tinieblas y deseos enmudecidos
por el vaho de mis fauces endemoniadas
de humo, grama y arce de las hogueras
prendidas en mis noches solitarias.

Observo las rocas taciturnas, inocentes
endurecidas por lo mudo de su belleza
mientras trato de ser mi propia mirada.

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2 Comentarios

• 

  Buitrago

  ....Desentierro mentiras y egos de cacofonía
  entre los riscos calizos de mis encuentros
  donde aprendí a volar por el bosque
  con mis uñas mates adueñadas de tristeza
  y bolsillos llenos de hierbas de poder.
  
  
  Por destacar una estrofa, me ha gustado.
  
  Antonio

  28/07/13 01:07

• 

  Guillermo

  Gracias Antonio por comentar. Un saludo, amigo.

  03/08/13 03:08