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El Sapo y la Princesa

A Jacky, que me miró siempre
con indiferencia

Es un día del verano,
el sol lo calcina todo,
desde las sombras de la hierbas
el sapo ve llegar a su princesa.
La muchacha se despoja
de su faldita y su top,
de su ropa interior
y queda como la primera mujer.
El sapo abre más los ojos,
la mira arrobado.
La princesa tiene albos senos,
tiene la piel de mármol,
tiene las piernas largas,
tiene la cintura breve,
tiene el trasero abundante,
tiene el pubis de niña,
tiene el rostro de ángel,
tiene rojos los labios.
La muchacha sube al trampolín,
se arroja al vacío,
hace un par de piruetas
antes de hundirse en el agua.
Bucea hasta agotar
el aire de sus pulmones,
nada de un extremo a otro
hasta extenuarse.
El sapo la contempla,
el sol sigue quemando,
la princesa sigue nadando.
El sapo se arroja al agua,
la muchacha lo mira horrorizada,
lanza un grito,
llama al jardinero,
el hombre coge al sapo
y lo arroja al tacho
después de aplastarle la cabeza.




Harol16 de enero de 2009

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