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Pinceladas

No hay cielo ni tierra
sólo nieve
que cae eternamente
HASHIN

Hojas marrones, amarillas, anaranjadas, rojizas, de tonos innumerables, caen al suelo suavemente. Lluvia constante las deshace. El frio se acerca entre retazos de un sol aletargado y nubes grisáceas. Luz intensa, vívida, que congela los instantes en el no-tiempo. Los bosques bostezan preparándose para el descanso invernal. El basajaun y la basandere se retiran a lo más profundo de la montaña.

Revueltos de setas, «Risotto ai funghi porcini», puré de verduras, morcillo estofado con patatas y alcachofas, cebolla caramelizada, olores dulces e intensos, puré de castañas, olor a hierba y barro levantado por la lluvia, a níscalo, a corrillo de senderuelas. Se recoge la última fruta del año en grandes canastos de mimbre oscuro endurecido por los años y se apila la leña recién cortada.

«Aria mit verschiedenen Veränderungen vors Clavicimbal mit 2 Manualen» con Glenn Gould al piano murmurando en el estudio, sonidos de arpa y flauta travesera, Naseer Shamma al oud improvisa un maqam dedicado a lo infinito. Poesía de Emily Dickinson, Walt Whitman y García Lorca.

Arrecia el frio, borrascas de viento frio y hielo. Todo es gris y todo es silencio. Todo duerme, descansa, transmuta. Los árboles son estatuas peladas que se mecen suavemente en la infinitud blanca cubiertas con corazas de liquen y musgo. Noches azul oscuro casi violeta, translucidas, cristalinas, con estrellas brillantes y temperaturas que hielan la sangre.

Tomates estofados con un golpe de orégano que inundan el paladar de acidez, frescura y un suave dulzor, puré de calabaza caliente con virutas de parmesano deshaciéndose en la superficie, carrillera estofada que se deshace en boca, berenjenas rellenas de cordero con pimentón picante, olor a leña húmeda empezando a prender, a castañas y patatas asadas en los rescoldos.

Cuentos sin fin alrededor de la hoguera. El miedo a la nada, el vacío y el silencio se combaten en común, los vínculos de la tribu se refuerzan con canciones y protección mutua. Brumalia se acerca y la noche es cada día más larga. El suelo es barro de piedra, las plantas esqueletos leñosos, los riachuelos y ríos relámpagos de hielo.

La noche se acorta, el viento se apiada, y el fruto de la tierra empieza a palpitar despacio, muy despacio. «Tum, tum…» «tum, tum» suena para quien sabe escuchar. Las primera violetas asoman desafiantes, y pequeños crujidos rasgan el hielo. El sol aparece entre las nieblas, cegador, borrando las pesadillas de los sueños del hombre.

Carmina Burana de fondo, fanfarrias paganas, potentes tambores y panderos, consagración de la madre tierra, « ¡Despierta, despierta!». «Rage, rage against the dying of the light» exhorta Dylan Thomas.

El alud ruge, aniquilando las nieves eternas. Y después, llega la primavera.
Imigueldiaz05 de diciembre de 2015

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