Ocaso -
Como algunos frutos de tuna con avidez,
aspiro fuerte el diáfano aire del crepúsculo
se desplegaba toda su magnificencia
el cúmulo que me rodea, es prodigioso.
¡Ya no me doblegas desierto!
Mimetizado hasta el cabello,
mi peregrinaje ha sido agobiante
y ante la avasallante realidad
me tumbo con suavidad
amoldando mi delicada espalda
a las suaves ondulaciones del relieve,
Duermo, ficciones, letargos,
deliro una canción...
y temprano con el sol naciente, tórrido,
seguro me saldrá más sentida y la gritaré
llenará tus instintos...
Deseo asirme a los rayos que me guiaron.
estrella mía, apego extraño,
¿Es que llené espacios vanos acaso?
¿Nada quedó de mi desgaste, en ti?
lenta agonía,
estoy marcado con el hierro de la pasión,
como de tú redil, así lo quise,
el desgarro de la entrega se multiplica
con la inclemencia de este clima inesperado
difícil de soportar,
no se alivia, lo acepto, soy persistente,
erosiona mi alma,
¡donde estás refugio mío!
Tú lo fuiste, así lo asumí.
Te di polvo de estrellas, hasta que se acabó,
me volqué en ti, llegar más allá fue meta,
diluyendo fronteras, cruzando alambradas,
librando acometidas con mis fantasmas
hasta este vórtice nada claro,
que amenaza con tragarme,
este confín del cosmos a que he llegado.
Te busco aun, te busco ¡donde estás!