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Las Horas Antes

Antes de un gran acontecimiento,una cita que nos causa curiosidad y ansiedad, solemos sufrir los típicos nervios.En mi caso siempre antes de un examen me ponía histérica. Las típicas nauseas en mi eran lo de menos. Mareos, la mente en blanco, y sobre todo esa sensación de que todo me iba a salir mal invadían mi pensamiento, aumentando mi estado de ansiedad. De poco me sirvieron los típicos consejos que psicólogos y profesores que durante esa hora de tutoría semanal daban.
Pero la ultima vez que experimente esa sensación de vida o muerte fue durante la temida selectividad. Después de un año duro cargado de exámenes y sobre todo de recuperaciones de recuperaciones, te la jugabas todo en esos tres días. Días que casi de una forma directa marcarían el destino de tu vida. Lo que llevaba a todos los corderitos a su juicio final.
Solo ir caminando repasando a los grandes autores de la generación del 27 que en este último año se habían convertido en tus compañeros mas fieles, o pensando en que autor te podía caer si Reverte con su genialidad y su enrevesada critica satírica o por el contrario Dimarias,todo un quebradero de cabeza.Pero hay veces que esos nervios son adictivos, son la esencia de la vida. Es la misma sensación que experimentas cuando te haces tu primer tatuaje, tu segundo y quizás hasta en los posteriores.Engancha, y mucho.
Pero lo peor no viene en esa hora y media que te dispones a leer las opciones, barajar para cual estas mas preparada y acabar finalmente eligiendo la contraria. No se sabe porque el ser humano se complica de tal manera, siempre nos gusta ir por el camino de espinas.
Pero el gran mareo final viene cuando sales y ves al resto de los compañeros corrigiendo el examen, te vas dando cuenta de la gran cagada que has hecho, y te pega el bajón que arrastraras durante la media hora entre juicio y juicio. Como pretendemos enfrentarnos a nuestro siguiente reto con la mente nublada pensando en nuestro anterior fracaso.
Esto es un humilde consejo para la siguiente generación de exploradores, nunca, pero nunca, comprobéis los fallos de vuestros exámenes si después teneis otro. Lo único que conseguís es llevaros un mal rato y hacer mal el siguiente examen. Pero aunque sepas que la desgracia esta servida, cuanto mas tarde mejor.
Iraide05 de septiembre de 2013

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