Pasa el tiempo sin el tacto de tu desconocida piel
sobre las sábanas blancas e inmaculadas de mi cama,
sin revolver mi mundo con tan solo una leve sonrisa.
Segundos, que no volverán atrás y que pasan sin cesar
en el vuelo de una mariposa reflejándose en el agua
del riachuelo por el que coletea una rosada trucha.
Minutos, deslizándose por debajo de las puertas,
suspiros por la canción que escucho todos los días,
miradas dedicadas a la nada entre tanta multitud.
Horas, que se escurren entre las páginas de un libro
en mi asignatura favorita entre cuatro blancas paredes
observando imágenes burdas y sin sentido mientras lloro.
Días ensoñados, con mañanas entre juegos, sábanas y cuerpos,
pasando la tarde entre el sofá, películas y palomitas
y la noche entre las estrellas, la luna y tus brazos
Semanas, en las que sus paisajes verdes y floridos
devienen en los más grises, nostálgicos, sombríos
debido a tu ausencia que me destroza en pedazos
Ven, búscame, sal de donde estés escondido, te necesito
solo acércate, a mi lado quiero sentirte para siempre
amarrando tu boca con la mía en un beso de sabor eterno...