Lya
Tomas Alva Edison fue quien consiguió un filamento esencial que no se fundiera a la hora de usar las bombillas. Cuenta la historia que para lograrlo, hizo 5000 bombillas de prueba, junto con un ayudante cercano. Durante varias días comenzó a probar y probar y probar.
Bombilla 1... nada. Bombilla 3... nada. Bombilla 45... nada... Bombilla 90, 140, 398, 674, 1389, 3350, 4879... intentos de intentos, días de apenas descansar con la ilusión de ver que alguna de eses alcanzara la incandescencia sin fundirse.
Bombilla 5000. Su ayudante, dado que era la ultima y no habian funcionado aún, la pasó con muchísimo cuidado. Sin querer, tropezó con unos artefactos que estaban en el suelo y la bombilla calló. No quedó nada de ella. Asombrado, lleno de tristeza y verguenza, se disculpó con Tomás, asegurando que era un tonto por haber perdido el último intento.
Tomás le dijo que no se preocupara, que en realidad había sido un accidente. Por ello harían una cosa: él crearía la última de las bombillas, la 5001, para responder por esa que se había quebrado.
Fue a su taller y la constuyó. Cuando la fue a probar, esta bombilla fue única que resistió, la 5001.
¿Qué pasaría si se hubiera detenido en la 200, en la 476 o en la 4078?
Los intentos del ser humanos son así: esperamos que la bombilla que venga sea la que nos favorezca; hacemos miles de intentos y ninguna resiste, muchas se queman o, por qué no, algunas se quiebran. Pero ¿qué pasaría si nos detuviéramos?
Simple: no nos daríamos la oportunidad de probar la 5001.
12/10/09 03:10