Y Llegó
Estaba en el parque. Aire fresco, un libro de Pablo Neruda en mis manos, y de repente, la vi a lo lejos. Yo disimulaba agachando la cabeza hacia el libro, pero mis ojos no podían dejar de mirarla. Cada vez se acercaba mas y mas, tenia el pelo negro y la piel palida, y caminaba de una forma especial. Me extraño mucho, porque se sento junto a mi en el banco, yo hacia como que no prestaba atencion, pero pude sentir como mi corazon empezo a latir cada vez mas y mas deprisa, y creo que ella tambien pudo notarlo. Ella se iba acercando mas y mas a mi, y se me quedo mirando fijamente, decidi mirarla para ver que queria, y no pude creer lo que tenia ante mi. Era la chica mas hermosa que mis ojos habian visto en mi vida, ella sonreia, tenia una sonrisa dulce, inocente, y sus ojos, esos ojos verdes como esmeraldas capaz de hacer enloquecer a cualquiera. Me quede paralizado, se me cayo el libro. Ella lo recogio, lo miro, me sonrio y me lo devolvio, Nuestras manos se rozaron, y no pude evitar volver a dejar caer el libro, no pude evitar cogerle la mano. Su piel era suave ella miro mi mano, y como cogia la suya, sonrió, y apretó con mas fuerza a la vez que me miraba con unos ojos que tenían un brillo especial. Nos quedamos agarrados de la mano y mirandonos, no se cuanto tiempo paso, pero ya nos iluminaba la luz del sol al atardecer. Coloque su mano en mi pecho, al notar el latido de mi corazon volvio a sonreir, y al sonreir, noto como mi corazon empezo a latir mucho mas deprisa. Iba a decir algo, pero ella tapo mi boca con su otra mano, me quede mirandola sin saber que hacer, pero ella seguia sonriendo, y yo no podia dejar de mirarla. Se acerco hacia mi, cada vez mas, y se me helo la sangre, la veia cada vez mas cerca y no podia hacer nada, estaba completamente paralizado. Creí que me iba a besar, pero sus labios se dirigieron hacia mi oido, y susurró: -Te quiero-, y se volvió a alejar. Me parecio increible que me dijera eso, puesto que no conocia ni su nombre, ni ella el mio, pero no me importó.No pude decir nada, porque me quede sin aliento, y solo pude sonreir. Solo se me ocurrio una cosa, me armé de valor, y la besé.
