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Anécdota Digna de Mención.

A la edad de 15 años, yo y mi mejor amigo teníamos una inmensa pasión por el fútbol, era de práctica práctica práctica, lloviera o el sol estuviese de enemigo, fueron alrededor de 3 años de jugar todos los días, de lunes a viernes e incluso aveces, sábado y domingo. No viviamos lejos él y yo, pero en nuestra respectiva calle no habia dónde jugar, entonces esos 3 años la pasabamos siempre jugando en un parque junto con otros amigos. Ese parque era más bien una privada-circuito, donde en su centro habia un área con cesped, no en condiciones privilegiadas para el fútbol pero nostalgiosamente maravillosas. Dentro de los 10 o 15 amigos que jugabamos, solo 2 o 3 vivian en la dichosa privada-circuito, lo que hacia de nuestra pasión un poco dificil, pues al no estar nuestros amigos en casa, sus vecinos nos corrían argumentando que no teniamos derecho a jugar en su parque.
Un curioso día, mi amigo y yo llegamos antes de la hora a la que acostumbrabamos llegar, empezamos a patear el balón para calentar un poco, en uno de esos pases (no recuerdo de quien) el balón tomó rumbo a la casa de una señora que vivía allí, para nuestra mala suerte ella estaba afuera sentada en una silla, observandonos. El balón lo tomó ella y nos dijo que no nos lo daría. Lo único que pudimos hacer en ese momento fue sentarnos al borde del parque, y esperar.
De nuevo, por ese atrofio mental entre contar la historia una y otra vez, olvidamos quien fue el iniciador de la idea, pero pasó esto: uno de los dos decidió formar un balón mental, puso las manos como si tomara el balón (estoy ahora 80% seguro de que fui yo), y lo "botó" en el suelo, y simuló que el balón regresaba en vertical, y lo volvía a botar, la idea conectó de lleno con los dos y volvimos corriendo al parque a "patear el balón", jugadas con magia, lujo infinitio, diversión pura, y sobre todo, un regocijo del tamaño del universo al ver la mirada de la señora ante dos locos que solo querian jugar fútbol.
El sistema trató de pararnos pero siendo más que respetuosos optamos por aceptar sus reglas y crear las nuestras, sin daño o perjuicio para ningun bando. Ahora de grandes podemos recordar y enfermarnos de nostalgiativitis, y decir "que buen día fue ese. "
Jaquez22 de noviembre de 2013

1 Comentarios

  • Silenciodeluna

    Muy bueno¡¡¡

    Me llevó a esa época en la que el balón era un tesoro y si no había pues jugabamos con una lata, una naranja o una bola de papel. También he jugado al balón invisible pero cuando estaba solo a la espera de los demás.

    22/11/13 10:11

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