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Discusión.

El sacerdote Frank, un ortodoxo cristiano, comentaba al grupo de jóvenes adultos que se encontraba a su alrededor, que él mismo se consideraba un sacerdote diferente al resto, por el hecho de que era un gran fan de la música rock.
-Siento una conexión muy especial por la banda The Police.
-¿Y los Beatles señor, le agradan? -dijo Markus.
-Si también.
-¿Es cierto que son más famosos que Jesús? -dijo Brenda.
En el grupo, los que sabían, se sintieron incómodos; apareció una incertidumbre por no saber cómo se tomaría el cura la ingenua pregunta.
El sacerdote sonrió.
-Nadie es más grande e importante que nuestro santo padre.
Markus, de los que no sabían mucho acerca de la inmutabilidad de las premisas de la iglesia, se quedó pensativo armando las piezas de un comentario.
-Señor, mi padre me ha explicado que nosotros como cristianos, representamos un universo limitado, lo que significa que podremos ser muchos los que profesamos ésta religión, pero hay muchas más. En cambio, la beatlemanía se encuentra en cualquier clase, raza, país, etnia, religión etc.
La incertidumbre y el frío incómodo de la pena ajena volvieron a invadir al grupo.
-Hijo, la comparación que han hecho tu padre y tu raya en la herejía, no deberían mantener conversaciones de esa clase -dijo el cura en un tono severo.
-Señor, no se trata de comparar -decía Markus confundido-, pensé que entendería al ser un sacerdote openmind.
-Pero decir que una banda de rock es más famosa que Dios; es inaudito.
-Por eso debe de ver el tema desde otra perspectiva -continuó Markus-, ellos jamás dijeron que eran más famosos que Dios, sólo de Jesús, cosas diferentes según he entendido, y ni siquiera con ese afán. También debe de admitir que el cristianismo no es la única religión en el mundo que cree en Jesús, que la iglesia cristiana se ofenda por lo que el señor Lennon dijo cuando era joven y hace ya muchos años es exagerado, porque no era algo personal. El otro punto es que tal vez Jesús sea la figura más importante y famosa en el universo cristiano, pero digamos que si sumamos los fans Beatles del cristianismo y le sumamos los de las demás religiones que no creen en Jesús...
-Por favor niño, calla -interrumpió el sacerdote visiblemente molesto. Se había contenido al principio pero su paciencia había ido disminuyendo a causa de los hilos de pensamiento que el chico iba hilvanando.
Markus se quedó callado de mala gana y se abstuvo de abrir la boca el resto de su estancia.
Al salir de aquello tomó rumbo hacia su coche. No se había alejado mucho cuando una voz lo llamó.
Dirigió su vista y se encontró con la de Brenda.
-Me agradó tu conversación antes de que te silenciaran.
-Gracias, supongo.
Se quedaron viéndose un momento, esperando.
-¿Vives cerca de por aquí? No recuerdo haberte visto antes -preguntó Markus rompiendo el silencio que estaba a nada de volverse pesado.
-Más o menos, sólo tengo que tomar ese autobús -dijo Brenda apuntando al armatoste que se alejaba.
Ambos lo vieron desaparecer al doblar una esquina.
-Puedo llevarte si quieres -dijo Markus un poco avergonzado por su audacia; idea espontánea.
Brenda asintió lenta y tímidamente, viendo y no viendo sus zapatos.
-Ven, sígueme -dijo Markus más relajado y mostrándole una sonrisa que fue correspondida por otra de sabor tímido; de esas que son hermosas para unos cuantos.
La chica no era lo que Markus llamaría atractiva, pero tenía una mirada que te hacía volver a echarle un vistazo.
Dentro del auto, Markus accionó el switch y el motor se puso en marcha, a los pocos segundos continuó la canción que Markus venía escuchando cuando se estacionó, estaba a un volumen que en ese momento le resultaba excesivamente alto. Le bajó en seguida a Rock The Casbah.
-¿Fan de The Clash? -preguntó Brenda.
-Yo soy fan de todo -respondió Markus, y dio reversa.
Brenda asintió.
-Vi que no te gustó cuando el padre te calló.
-A nadie le gusta que lo callen, creo. Pero lo que me molestó fue que me llamara "niño".
-Me lo imaginé; además fue él el que se comportó como niño.
Ambos rieron.
-I kept my shorcuts to my self -cantó en voz baja Markus.
-Da vuelta en el boulevard y sigue todo derecho.
Markus asintió en silencio.
-¿Te gusta mucho la música? -preguntó Brenda.
-Pues sí, tal vez sea un melómano; aunque no me guste la palabra.
A Brenda le causó gracia.
-Pero una palabra es sólo una palabra, no tiene por qué o no gustarte.
-No lo veo así, creo que hay palabras que son feas, por su sonido o su dimensión, y otras que son lindas y que preferimos usar para referirnos a ciertas cosas.
-Está bien, supongo, aunque para mí una palabra es una palabra, un simple significado adherido a un conjunto de letras.
Markus volteó a verla, después fijó su mirada al frente y enseguida repitió mirándola de nuevo, solo para estar seguro.
-Disculpa mi romanticismo con las palabras -rió Markus-, es mi manera de ver la cosa.
Pararon en un semáforo en rojo y gente que esperaba cruzar pasaba por el paso cebra.
-The Beatles -dijo Brenda divertida y a Markus le hizo gracia.
El semáforo se puso en verde.
-¿Sabes qué cosa me irrita un poco? -preguntó Brenda.
-¿Qué cosa?
-Me he topado con gente que usa playeras de bandas de Rock con las fechas de conciertos, y yo emocionada me les acerco para preguntarles cómo estuvo, pero me contestan que la recibió como regalo, o que es de un familiar, o peor, que ni siquiera saben quiénes son.
Markus meditó.
-Son emblemas -dijo al fin.
-¿Cómo?
-Que las playeras de los conciertos son emblemas, como tesoros que se consiguen, no deberían usarse así como así, sin vivir la aventura de estar allí.
-¡Exacto! -exclamó Brenda-, es casi como si fuera una falta de respeto.
-Pero claro.
Algunos kilómetros más adelante, llegaron a la casa de Brenda.
-Bueno, parece que hasta aquí tu paseo -dijo Markus.
-Muchas gracias buen hombre, espero verte en otra historia.
Brenda salió del auto y cerró.
A Markus una idea le pasó como rayo, y bajó de inmediato la ventana del copiloto.
-¡Oye!
Brenda, que ya caminaba hacia su casa, volteó y se acercó a la ventana.
-¿Si?
-¿Por qué le preguntaste al padre si era verdad que los Beatles eran más famosos que Jesús?
-Hay gente que sólo queremos ver arder al mundo -contestó Brenda con una sonrisa y haciendo una mueca cerrando un ojo.
Markus la perdió de vista cuando cerró la puerta de su casa, y se dio cuenta, por primera vez, de lo ciego que estaba; al no descubrir en primera instancia la belleza de aquella chica.

-I smelt your scent on the seat belt, and kept my short cuts to myself.












Jaquez25 de junio de 2017

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