.-Quiso un día en su arrogancia este mi altivo ser,
Darse con ínfulas mañas para lograr conquistarla.
Pero ella conseguía con su huraño proceder,
Acongojar con ignorancia y desprecio a mi alma.
.-Suspiro ahora en letras mi doliente desamor,
Y exhalo en agonía muchas silabas amargas.
Verseando cascadas del afluente de un húmedo dolor
Abatido en esta frustración que ahora a mi me embarga.
.-Rojo sangre es la tinta con la que mi paisaje se tiño,
Logrando que la humillación a mis mejillas las sonrojara.
Yo que me creí ser un maestro innato en la seducción
Me encontré con su figura que era mucho más avezada .
.- Su desprecio una duda en mi interior fuerte clavo,
¿Cómo no fui capaz de anticiparme a esa su genial jugada?
En presa se convertía el indomable y profesional cazador,
Cayendo en la misma y la más conocida de todas sus trampas.
.-Ay, como duele observar el tablero marcador,
Y el score que por lejos me da por pérdida esta jugada.
Dios que es sombrío tener que terminar por aceptar,
Que aunque sea uno vividor se nos han de dar vueltas las cartas.
