Secreto de Padre E Hijo
Fue un año caluroso, un hogar con la típica familia norte americana, Andrew el padre con excelentes estudios y un buen puesto de trabajo en una empresa de seguros, Anna la madre ejemplar, intachable de bunas costumbres y refinados modales además de pertenecer a ese 95% de mujeres con cabello dorado y rizado, de piel blanca casi tan suave como la seda, un cuerpo perfecto a decir verdad muy hermosa, Jake el hijo de unos 11 año aproximadamente, rubio de ojos azules y cabello rizado.
Una noche poco más de las 17 horas, una noticia alerta a toda la localidad la cual informaba del curioso andar de un asesino serial al cual sus víctimas eran niños entre las edades de 7 a 11 años. Esa misma noche las autoridades informaban del hallazgo de una niña de 10 años, la cual presentaba una herida que atravesaba su cuello, prácticamente decapitada de no ser por el pequeño trozo de piel que aun conectaba su cabeza con el cuerpo, sin mencionar que sus cuencas oculares carecían del órgano que los complementaba.
Anna esperaba que Jake regresará de sus clases, preocupada el notar que su tiempo de llegada estaba retrasado por una hora, tomo su bolso y salió a buscarlo siguiendo la ruta que el pequeño tomaba diario para su regreso, en su camino ninguna persona le daba buenas noticia de haberlo visto por los lugares, esto preocupaba aún más a Anna.
Su búsqueda obtuvo sus frutos, su nerviosismo y preocupación desaparecieron al encontrar al pequeño niño acurrucado dentro de un juego en un pequeño parque, el niño asustado corre a los brazos de su madre sollozando, Anna mientras recorría el camino encontró a su esposo, al cual noto que portaba un termo, no le dio mucha importancia aun estando presente el regreso temprano de su trabajo, Andrew no realizó ninguna pregunta del porque no estaban en casa esto sorprendió a Anna. Al estar ausentes las preguntas y de estar los tres observándose, con miradas que solo dejaban más preguntas en cada uno, decidieron regresar a casa lo antes posible.
Los tres ya estaban en casa, el pequeño Jake y su padre tomaron la decisión de quedarse en la sala, mientras se sentaba Andrew coloca su curioso termo en la pequeña mesa de enfrente, Anna por su parte se posa de espalda en la pared que separa la cocina de la sala, con una sensación de tranquilidad al poder tener sano y salvo al pequeño Jake. Un pequeño flujo de aire, como si de una mano que obliga a que Anna gire su cabeza para ver a través de la puerta y observar como el padre y el hijo clavaban su mirada el uno al otro, soltando ambos una sonoriza tan siniestra que deformaba completamente el rostros de esas dos personas en la sala, rápidamente el niño toma el termo de una manera ten extasiada evitando que lograra abrirlo, el padre tan desesperado como si se tratase de un animal que no ha probado comida en días apresura al pequeño, el termo cede, su tapa cae lentamente al suelo, saliendo de él lo más aterrador que Anna se pudiera imaginar, dos pequeñas esferas sangrientas caen sobre las manos del pequeño y como si se tratase de caramelos que un niño devora, padre e hijo disfrutan de un viscoso manjar compuesto de dos pequeños ojos verdes.
