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El Piano Sabe Algo que tu No (capitulo 1)

Capitulo 1. Mi Recital. Su mirada.


- Vamos hijo. Yo se que tu puedes.
- No mama, no puedo hacerlo. No estoy listo.
- Frotaba sus manos húmedas, producto del sudor a causa de su nerviosismo, estaba a punto de presentarse frente a muchas personas y tal vez...conseguir una beca en una de las Universidades mas importantes de Inglaterra. Era eso lo que su madre esperaba de él esa noche.
- Si lo estas, confía en ti mismo.
Y así lo hizo, o al menos trato de hacerlo, pero algo en su estomago y en su mente no le dejaba en paz. ¿Acaso se aferraban a torturarlo de esa manera? ¿Porque les era tan difícil entender que para él...solo existía un piano dentro de un cuarto? Solo para el...
Fue obligado a entrar en escena, el olor de la pintura lo envolvió, le hizo darse cuenta que se encontraba frente a un piano nuevo. No esto no podía ser, sus manos no estaban acostumbradas a algo así, era como si sus dedos estuvieran moldeados a las teclas de si viejo piano, que resguardaba en aquella habitación.
Se sentó en el banquillo de dicho instrumento, dudo en comenzar con las notas...miro hacia el publico, docenas de personas con sus miradas fijas sobre él, estaban ahí por él. Miro de nuevo, no lograba distinguir rostros entre la oscuridad del pequeño teatro del pueblo, pero daba igual...entre menos rostros viera...menos nervios sentía...cerro los ojos y comenzó a tocar, nota, por nota, con los ojos cerrados, era como si las notas estuvieran dibujadas en sus parpados interiores. Al terminar con la pieza, abrió los ojos de un golpe, acto seguido los aplausos de el publico eran ensordecedores, miro hacia la multitud de gente, sonrisas de orgullo por todos lados, como si hubieran sido ellos los interpretes de aquellas maravillosas notas, y entonces lo vio...sentado, cruzado de piernas, con una sonrisa y mirándolo fijamente. Aquel era un hombre de estatura normal, cabello negro, ojos verdes y la piel pálida. Frank entrecerró sus ojos para tratar de ver con un poco mas de claridad, pero los apresurados abrazos por parte de su familia le hicieron perder la concentración, cada abrazo proveniente de ellos...cada un poco mas ahogador que el anterior. Después de eso, trato de buscar de nuevo al hombre que tanto había llamado su atención, pero para su mala suerte...ya no se encontraba ahí.
- Felicitaciones hijo mío.
- Gracias padre.
- Te dije que podrías hacerlo. Es tu talento.
- Gracias madre. - Simplemente no podía pronunciar más palabras. Había algo que oprimía su pecho, pero no sabia con seguridad que era.
Esa noche hubo una gran celebración en la casa de la Familia Iero-Pricolo. En honor al "futuro, gran artista" Frank Iero, buena comida, finísimas bebidas alcohólicas, así fuera un insulto para él, pero lo hacia por sus padres, por hacerlos felices, al fin y al cabo les debía mucho.
- ¿Una copa de vino, joven?
- Gracias. - Negando el ofrecimiento del hombre de traje negro y camisa blanca.
Esperaba verlo ahí, realmente lo esperaba, la fantasía de un adolescente enamorado de chocar con el, derramar la copa de vino sobre su fino traje, disculparse unas mil veces, ayudarle a limpiar sus ropas y después ir a despedirlo a la puerta, ya que seguramente tendría una familia esperándolo en casa. Pero todo era eso, la fantasía de un adolescente enamorado, siempre tuvo una ligera inclinación hacia su mismo sexo, pero jamás fue capaz de decírselo a sus padres, temía decepcionarlos.
Aquel hombre no fue una excepción, llamo la atención de Iero, cosa que pocos logran hacer, y el lo hizo...sin ni siquiera dirigirle una palabra o hacer un gesto...una sola mirada basto. Sintió el cansancio apoderarse de su cuerpo a media noche, por lo que decidió que era mejor irse a su casa. Frank ya no vivía con sus padres, pero iba a visitarlos a diario, y así, deleitar sus oídos con alguna pieza de Beethoven o Mozart.
- Mama, tengo que irme.
- Pero hijo, esta celebración es en honor a ti. No puedes irte.
- Lo siento, en verdad madre, pero estoy realmente cansado. Quiero ir a descansar.
- Esta bien Frank, ve con cuidado, esperamos verte aquí mañana.
- Así será. - Se despidió de su madre con un beso en la mejilla y partió a su casa.
Esperaba que su casa no fuera un desastre, no había tenido tiempo de hacer la limpieza, o de contratar a alguien para que la hicieran por el. Todos esos ensayos innecesarios, pero que su madre le hacia tomar...le parecía aburrido ¿para que ensayar si ya eres un maestro?
Jocelyn28 de febrero de 2009

1 Comentarios

  • Knortsuiza

    Mmm... espero el otro :P haber si mejora esto XD

    01/03/09 03:03

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