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El Piano Sabe Algo que tu No (capitulo 10)

Capitulo 10. Un grado más de morfina.


Su cuerpo no dejaba de temblar, por el frío, las alucinaciones, lo que haya sido. Pero una vez más lo perseguían. Sentía que ya no podía más. La medicina que importaba, ¿Qué importaba lo que le dieran? Eso no lo curaría.
- ¿Qué pasa enfermera?
- Su sistema esta colapsando.
- ¡Déjenme entrar!
Gerard se encontraba golpeando el ventanal de vidrio que se encontraba el y su Frankie. Gritaba a más no poder, con la esperanza de que Frank lo escuchara. No puede, no debe morir. Es lo que la mente del pelinegro se repetía a cada segundo.
- Esta mejor.
- Jamás había visto que alguien colapsar de esta manera.
- ¿Su enfermedad tiene algo que ver?
- Si.
Había regresado a la antigua habitación, con miles de cables conectados a su cuerpo. Ya podía recibir visitas.
- Por favor señora, necesito verlo.
- He dicho que no, y es mi última palabra. - ¡Ah! Pero eso no se iba a quedar así, nadie le niega nada a Gerard Way. Mucho menos esa mujer que se hacia llamar madre de Frank.
Espero a que todos fueran a la cafetería, por suerte, sabia exactamente lo que tardaban haya. Pidió permiso al doctor, y que si preguntaban por el, diría que se había ido. Pero claro que no, no se atrevería a dejar a Frank. Corrió hasta llegar a la habitación, aseguro la puerta tras de el y se sentó a la orilla de la cama…
- Frankie, ¿puedes escucharme? – No obtuvo respuesta alguna. Pero siguió hablando, tal vez reaccionaria. – Frank, yo…yo solo quiero decirte una vez mas que te amo. No importa que no me escuches. – Sintió un ligero moviendo en la cama. - ¿Frank?
- ¿Mmm?
- ¿Frankie estas bien?
- ¿Gerard?
- Si, amor, si, soy yo.
- ¿En donde estoy?
- En el hospital. ¿No recuerdas como llegaste aquí?
- No…
- Bueno, eso no importa ya. ¿Cómo estas?
- Me duele…mucho la cabeza.
- Creo que debe de ser normal. – Acaricio la mano del menor, sin dejarlo de mirar a los ojos. A lo que Frank solo sonreía.
- Te amo Gerard, gracias por no abandonarme.
- No me permitiría hacer eso.
- Quiero que me prometas una cosa…
- Claro, lo que quieras.
- Que no importa lo que te diga mi madre, o alguien mas…nunca me dejaras. Promételo.
- Te lo prometo Frankie… - ¿Cómo sellar una promesa entre dos amantes? Solo ellos dos lo saben, y así lo hicieron.
Dos miradas claras impactando la una con la otra, sin tener nada que decir. No es necesario. Muchas veces el silencio dice muchas cosas, mas de las que muchas veces te gustaría saber, pero este no es el caso. Sentir el calor de las caricias del otro, perderse en su olor, un olor único, único de el. No puede ser humano, alguien como el no puede ser humano. Tu sonríes, el sonríe, amas verlo sonreír, amas escucharlo hablar, amas el sonido de su agitada respiración, amas el brillo que irradian sus ojos cuando te ven, amas el contacto de su piel con la tuya, amas hasta el mas insignificante movimiento que el pueda realizar. Incluso has llegado a pensar, que si el te pidiera que murieras por el, lo harías. No lo dudarías, ni reprocharías nada, no preguntarías porque, ni para que.
- ¿Cuándo saldré de aquí?
- No lo se, el doctor aun no ha dicho nada.
- Ven a vivir conmigo, no quiero que estemos separados.
- ¿Estas seguro de lo que dices?
- Si. – Lo has dudado, ¿Por qué? ¿Qué no es lo que querías escuchar? - ¿Acaso no quieres?
- No, no es eso.
- ¡Salga, por favor! No puede estar aquí…
- ¿Qué pasa? ¿De nuevo?
- Un grado mas de morfina…
Jocelyn09 de marzo de 2009

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