TusTextos

Noche Primera

Miedo,eso sentí.

Oír cómo se arrastraba la piedra me hizo estremecerme,era lo último que esperaba. Abrí súbitamente los ojos pero aun más los oídos,que no dejaban de percibir inquietos los esfuerzos de quien forcejeaba con la losa para,comencé a creer yo,llegar hasta mí. Pronto escuché, para mi mayor sobrecogimiento,varios jadeos. No venía en mi busca uno sólo,quizá dos,o tres o...¿pero por qué a mí? ¿Quienes y qué venían a buscar? Quizá alguien había metido algo allí conmigo sin yo saberlo,pero de ser así tampoco pensaba que mereciera ni la pena ni el esfuerzo de aquellos a los que cada vez sentía más cerca.

Miedo,hasta paralizarme.

No sabría describir cuánto,sobre todo cuando los noté encima de mí sólo separados ya por la madera.

-Va,pasad las cuerdas por debajo. – Escuché ordenar a una contundente y grave voz.

Incapaz de mover ni uno solo de mis músculos enseguida noté el zarandeo que ya confirmó mis peores presentimientos. Era cuestión de pocos segundos, y yo allí,paralizado, sin poder ni tan siquiera emitir el más mínimo sonido que pudiera servir para mi defensa. Allí, presa del pánico y una rigidez que no hacía más que volver más histéricos mis pensamientos.

-Subid,vamos,ayudadme a sacarlo.-Dijo de nuevo la voz ordenante.

De pronto un movimiento seco,y tras éste otro,y otro ,todos coordinados por la voz. Así hasta seis veces,como si de seis escalones se tratara,seis peldaños de terror,eternos,terribles, que me acercaban a la angustia en cada uno de sus bruscos golpes,hasta que tras el sexto sentí como cogían con sus propias manos el cofre para desplazarlo a un lado dejándolo después en el suelo.

-Abridlo.

Fue entonces que comprendí que yo jamás había conocido en su real sentido el miedo. Jamás hasta ese momento.

-Buenas noches,amigo – dijo la figura más alta de las cuatro que rodeaban de pie mi ataúd,la misma que había dirigido todos los movimientos y acciones de los que le acompañaban.- Sí,ya sé,lo último que espera uno su primera noche enterrado es que vengan a exhumarle,pero puedes estar tranquilo,nos ocurre a todos. Ven,levántate.

Y diciendo esto se acercó más a mí ofreciéndome su mano,a lo que yo respondí con un espasmo producto de mi pánico,viéndome allí,amortajado y rodeado de tan tétricas siluetas ensombrecidas. Empecé a temblar entonces descontroladamente,mis ojos iban de uno a otro de sus lúgubres rostros,notaba como mi pecho se hinchaba y deshinchaba bruscamente cada vez más rápido,a pesar de no tener ya ni la necesidad ni la cualidad de respirar. Mis manos golpeaban incontrolables, nerviosas y angustiosas el fondo de mi féretro reproduciendo así en sonidos mi espanto ante semejante situación y mi mente...mi mente no era capaz de alejar de mí el peor de los presagios.

Lentamente,aquel cadáver que me ofrecía incorporarme se fue acercando hasta quedar apenas a unos centímetros de mi rostro ante mis incontroladas convulsiones.

-El miedo,amigo mío,pertenece al mundo de los vivos. Nosotros ya no. Debes soltar ese lastre,como todos lo hicimos,y tú vas a hacer. Piensa,que ya nada ni nadie puede hacerte daño,que tu cuerpo ya no es carne que sienta,sino un mero vestido. Vamos,levántate,pues muerto estás y debes aprender hoy lo que eso conlleva.

Dicho esto,aquel cuerpo de voz profunda volvió a erguirse y a extender su mano esperando la mía. Mientras,las otras tres siluetas seguían inamovibles flanqueando mi féretro,en tétrica escena,pero en verdad nada violenta. Así que tras unos pocos segundos,en los que fueron remitiendo mis temblores de manera prácticamente natural,fui acercando mi mano derecha a la de aquel ser que ya esperaba mi contacto.
Fue tan suave,tan sutil y frágil aquel encuentro de nuestras inertes manos,que mísmamente podría ser como no estar tocando nada,pero tal como si mi cuerpo hubiera perdido todo su peso,en un instante ya estaba de pie frente al que parecía tener la intención de guiarme en aquellas mis primeras horas de ser muerto.

-¿Recuerdas cómo llegaste aquí?-Me preguntó.

En verdad es que hasta entonces sí lo creía,pero tras su pregunta y mi intención de contestar,comprobé que no era capaz de recordar nada de mí anterior al sobresaltado encuentro con aquellos que me habían sacado de mi propia tumba hacía apenas unos minutos. No,por más que buscaba en mi memoria ésta estaba vacía,limpia de imágenes,nombres y de cualquier reminiscencia, por difusa que fuera,que me pudiera situar en mi pasado.

-No. No recuerdo nada.-Respondí entonces.

-Así debe ser,pues nada nos une con los vivos,como a ellos nada con los muertos. Nunca podrás verlos,ni ellos a ti. Tampoco puede haber comunicación,pues ellos tienen su espacio,inaccesible para nosotros, y ninguno de ellos puede llegar al nuestro sin antes morir. Éste es ahora tu sino y a él te deberás hasta el momento en que consigas abrir la puerta.

-¿La puerta?

Sin mediar palabra,aquel cuerpo se giró y comenzó a andar. Yo,instintivamente le seguí,quedando atrás enseguida mi ataúd vacío y las tres formas que lo seguían rodeando. No giré la cabeza en ningún momento,sólo caminaba detrás de mi guía,esperando que de nuevo volviera a dirigirse a mí.

-Debes estar atento y preparado,porque en cualquier momento puedes marcharte,es algo que nunca se sabe cuando puede pasar,simplemente sucede.

-¿Marcharme? ¿Adonde? -Pregunté intrigado.

-Ningún muerto ha vuelto a contar qué hay tras la puerta,sólo sabemos que un día la abrimos y la atravesamos. Lo que sucede después jamás lo sabrás hasta que seas tú quien la cruce,allí donde y cuando menos lo esperes. Pero tranquilo,que no desesperarás,pues aquí el tiempo no rige nada,no tiene valor. En verdad nada lo tiene,ni tan siquiera nosotros . Todo aquí es igual,todo vale lo mismo,todo es todo y nada a la vez.

Mi acompañante seguía avanzando constante en su ritmo adormecido,flemático,y yo tras él,de idéntica manera,atravesando el Camposanto que ya empezaba a recibir las tranquilizadoras primeras luces del alba,dotándolo de un tono rojizo vivo,que entremezclado con los brillos de lápidas y metales lo convertían en escenario único para nuestro intrínseco paseo.

-Pero,¿y los demás? ¿no debería haber más como nosotros? ¿acaso estamos solos aquí? ¿dónde están los cuerpos de estas tumbas?- Decidí preguntar ante la atención que me llamaba nuestra soledad entre los callejones desiertos de aquel nuestro cementerio.

-Solos tú y yo y en breve sólo tú. Que a mí me aguarda la espera de mi momento allá donde anoche me mostraron que debía ir,allá donde tú deberás ir mañana tras mostrar al recién llegado este mismo camino y normas. Escucha,que no has de fallar en tu misión,pues desencadenarías el eterno divagar errante ,tanto el tuyo como el de los que detrás de ti vengan. Te buscarán los tres espectros que quedaron junto a tu ataúd,tú deberás dirigirlos hasta donde el recién llegado repose y actuar como viste en mí esta noche. No desistas si se resiste,no cedas a sus negativas,no cejes en tu objetivo o en adelante, por los siglos de los siglos caminarán vuestros restos en pena sin nadie que los guíe al lugar donde yo ahora me dirijo y tú habrás de hacerlo mañana,que será tu vez y única.

Las palabras de mi guía sonaron tan rotundas como inquietantes,tan estremecedoras como esenciales.¿En verdad todo venía sucediendo así? ¿Es así como los muertos inician su existencia como tales?¿Y si algo no sucede como debiera ser?¿Nadie dejó de cumplir tal indispensable cometido desde que la muerte existe? ¿No es esta acaso misión imperativa que se sustenta en la mayor de las fragilidades?¿Sería yo capaz...?

-Hemos llegado-Escuche de nuevo de la voz rotunda.

Aún asaltándome la incertidumbre alcé la mirada,ante la cual se me mostraba una llanura de apariencia infinita, libre de todo, donde el amanecer se dejaba caer en plenitud con sus tonos dorados y donde no resaltaba páramo sobre otro. Allí podría habitar perfectamente la desesperación y el abatimiento,pero allí era donde había que llegar.

-Amigo mio,aquí acaba nuestra noche,la que a mí me libra del abismo y a ti te enseñó como librarte. Desde que anoche mi guía se despidió de mí no he hecho más que preguntarme lo que tú ya te debes estar planteando. Amigo,no encontrarás más respuestas que las que yo te he dado. Este es el mejor camino,el único que sabemos que tiene un principio y un final. De aquí en adelante yo debo esperar mi momento,tú sólo debes esperar a que vuelva a anochecer.

Y tras decir esto, aquel mi preceptor,reinició su caminar en dirección a la inmensidad de la llanura,quedando yo como centinela intranquilo,no tardando en comenzar a desandar mi camino. Así comenzó mi deambular,así mi paseo obligado y errante,así las preguntas constantes de inexistente respuesta. Sólo sé lo que me hicieron saber,lo que le hicieron saber a quien me enseñó.
Sólo que espero ansioso al recién llegado.
Joss31 de octubre de 2010

1 Comentarios

  • Norah

    Sólo sé lo que me hicieron saber,lo que le hicieron saber a quien me enseñó.
    Sólo que espero ansioso al recién llegado. En verdad me tu escrito tiene un suspenso circular, agobiante, muy logrado, saludos.

    01/11/10 03:11

Más de Joss

Chat