De regreso de unos merecidos días de descanso playero, viviendo en un tiempo pluscuamperfecto, desconectado de casi todos y de casi todo, tranquilo como agua de pozo, sereno y despejado cual cielo raso; me enchufo de nuevo al presente y lo primero que me encuentro en prensa, radio, televisiones, redes sociales y demás conectores con la cruda realidad, es la noticia de que, al parecer, en Málaga las niñas van a la Feria “Con las bragas en la mano”, “Sin bragas y a lo loco”, “Con las bragas por los suelos”, con “Bragas calientes” (o mojadas); es decir, que parece llevarse lo de ir “Con el culo al aire”. (Ser un amplio conocedor del “Cine S” de los 80 también da sus frutos).

No me lo creo, no puede ser, me digo, debo de seguir con el dichoso síndrome postvacacional, no he logrado despertarme aún de esa paz que me ha invadido durante los primeros quince días del mes de agosto y me he relajado tanto que mis sentidos deben de seguir adormecidos todavía y me están engañando miserablemente.

Sin embargo, la triste realidad, superadora de ficciones increíbles, me lo deja meridianamente claro: te fuiste de vacaciones censurando el bochornoso espectáculo del alcalde de Granada, José Torres Hurtado, el de “las mujeres, cuanto más desnudas, más elegantes”; y cuando vuelves te encuentras con las declaraciones de Teresa Porras, concejal popular de Servicios Operativos, Régimen Interior, Playas y Fiestas del Ayuntamiento de Málaga, que, “hablando clarito”, porque “mentir es lo peor que puede hacer un político” y con un civismo fuera de toda duda, porque " una cosa es que vayas cómodo y otra cosa que vayas hecho un puerco. Civismo, repito"; opina que “las niñas iban a la feria con las bragas en las manos para que se les secaran”.

Me echo las manos a la cabeza e intento taparme la cara para que no se me note la vergüenza que tales declaraciones me producen, pero luego me digo: ¡qué coño!, lo que siento no es sofocante bochorno por haber elegido a unos representantes políticos tan despreciables y rastreros. Lo que siento es justa indignación por la falta de avenencia y coordinación de estos preclaros e ilustres ediles. Lo que me molesta es que, perteneciendo al mismo partido político y a la misma comunidad autónoma, no sean capaces de ponerse de acuerdo, ya que si la elegancia en la mujer va ligada a su desnudez, sería lógico que las niñas malagueñas vayan a la Feria elegantemente sin bragas o con las bragas en las manos.

Lo que me tiene muy despistado, debe de ser también por mi reciente y apresurada incorporación a la vida rutinaria, es lo de que “llevaban las bragas en las manos para que se les secaran”; y así me pregunto:

¿Por qué se les habían mojado las bragas? ¿Llovió copiosamente durante la Feria de agosto en Málaga? ¿Habían asistido las chicas a un multitudinario concierto de Justin Bieber, donde las habían tenido que regar con mangueras para evitar las consabidas lipotimias por exceso de calor y excitación ante tal fenómeno de masas enfervorecidas? ¿Resbalaron mientras bailaban y cayeron de culo en un charco de cerveza, orines, vómitos o cualquier otro fluido digno de todo recinto ferial que se precie?

No sé, aun hoy sigo muy intrigado por el empeño que puso Dña. Teresa Porras en esa parte de su afirmación, y preguntándome por su significado.

Por cierto, Dña. Teresa, yo también pienso como la delegada del Gobierno para la Violencia de Género, Blanca Hernández, que es "desmoralizante y desolador" y una “falta de respeto a las mujeres” escuchar sus declaraciones cuando todas las mañanas nos desayunamos una o varias mujeres agredidas o muertas por casos de violencia machista; y como a usted le gusta “hablar clarito” y considera que no tiene que arrepentirse de nada, yo seré muy claro en lo que me voy a permitir aconsejarle de una manera muy cívica, como podrá comprobar, y utilizando palabras suyas en un pleno en el Ayuntamiento de Málaga:

“Yo la mierda suya no la voy a recoger yo. Yo, su mierda no la voy a recoger. La mierda que usted tira yo no la voy a recoger. La mierrrda que usted ha intentao tirar…, ha tenío intentar tirar… ¿eh?”

Por lo tanto, señora mía, con bragas o sin bragas, vaya usted a la mierrrda y, si es posible, coordínese y váyase acompañada de su camarada granadino D. José Torres Hurtado, que si van a la mierda en pareja, nos va a salir a todos más barato el viajecito.

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