De aromas se llena la cocina
y sus volutas me trasladan
a un tiempo mejor y pasado,
volando en olor a canelas y vainillas,
me empino al borde de la mesa
saltando sobre mis puntillas.
Mi madre llena los platos,
de oro el manjar esperado
se empañan mis gafas de espesa
y cálida nube su vaho.
Con ansia mal contenida
recibo el caliente cazo,
me parece oír el chirrido
de la cuchara en su fondo.
¡Néctar! para mí rebaño
con pulcritud lo tostado,
mientras disputo a mi hermana
-¡me toca a mi! ¡a ti ya te ha tocado!
Me sacude la realidad de hijo disfrazada,
mientras baten las varillas,
y un día él como yo pensará
por sus volutas trasladado,
volando en olor a canelas y vainillas,
para sus hijos cocinando
que nunca sabrán como aquellas natillas.

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4 Comentarios

• 

  Creatividad

  Uhmmmmm! Que buena las natillas! Te quedo bien el poema. Saludos

  14/05/12 04:05

• 

  Jucatohi

  Gracias amiga, es una simpleza, pero... la nostalgia y los recuerdos con ser simples acaban por ser todo lo que somos.
  Un cordial saludo.

  20/05/12 01:05

• 

  Danae

  Como las natillas de una madre ...ninguna, a que no?
  A mí también me encantan las natillas, y este poema es una bonita oda a esas especiales que te trasladan a la infancia llena de aromas y sabores.
  Un gusto leerte.
  Un gran abrazo.

  29/05/12 11:05

• 

  Jucatohi

  Mi querida Danae, dicen, y con razón, que la memoria olfativa es una de las más intensas. Yo estoy ligado a muchos aromas que no es que me recuerden, es que me trasladan a los recuerdos. Cada vez que preparo unas para mis hijos... su olor me atrapa.
  Un gusto siempre para mí tenerte por aquí.
  Un afectuoso abrazo.
  
  Carlos

  11/07/12 01:07