Disfrazada y oculta entre sus brillantes y blanquecinos ropajes,
llevando consigo bellos despertares y brisas matutinas
en las que la alegría se ve reflejada en cada rincón
y enorgullece a cada ser humano otorgándole ganas de vivir.
Vestida de armonía y de melancolía, de olor perfumado
que atrae las mariposas a cada flor en primavera.
La cara que oculta tras la verdad, tejiendo con mentiras
su victoria al final de la etapa, seduciendo almas tranquilas,
cuerpos serenos y con ganas de vivir.
Con esa astucia que la hace pasar desapercibida.
Es blanco sobre negro, siempre odiosa y ladina.
De realidad cubre su cuerpo putrefacto y huesudo.
Vestida de vida, pasea la muerte entre nosotros,
siempre observando desde la niebla que rodea su entorno.