Escribir Mejor que Hablar.
Valorar Sin Ver Mas Allá.
Malditas palabras las que escribo pues no son mas que una breve definición de lo que vivo. Mis letras son mis síntomas que me ayudan a aliviar mis males, mis amargos despertares que son como puñales que se clavan en mi corazón. El teclado guía con armonía mis versos para describir lo que pienso al pie de las letras. Muchas veces es mejor escribir lo que uno siente para reflexionar y abrir la mente y así que les llegue tu mensaje a la gente. Depende de la inspiración, la cual se adquiere haciendo uso del silencio y de miles de pensamientos que atraviesan tu cabeza de lado a lado. Por eso es mejor no decir nada, quedarse callado pues muchas veces se abre la boca para cagarla. Sin embargo en un texto no ocurre igual pues te guía la inspiración sabiendo que lo que uno expresa es un profundo sentimiento interno a corazón abierto. Alma en pie que está empeñada en explicar su estado a toda la gente del mundo, como se siente uno por dentro y sobre todo como es por dentro. Pues es lo que mas vale de una persona, su interior. La gran mayoría se fija en el físico sin importarle nada, ya sea un ladrón o maltratador o simplemente un egoísta y avaricioso. Todos los que piensen así están muy equivocados. No solo se ve con los ojos de la cara, sino con los del corazón. La mejor mirada es la que atraviesa el alma, viendo todo a su paso y sacando a relucir el interior de una persona. Incluso un ciego sabría verlo, sin sus ojos pero si con los de su alma. La voz es un instrumento que solo da problemas, porque muchas veces no sirven las palabras y siempre se termina hablando mas de la cuenta. Dicen que los ojos son el espejo del alma pero yo pienso que solo lo son cuando uno mira mas allá de lo que uno se fija. Hablamos cuando otros se callan y callamos cuando otros hablan sin ni siquiera escuchar. El oído no sirve de mucho para conocer a una persona. Conforme hablas de ella con un amigo y te cuenta algo positivo, te encuentras con otro y te cuenta la versión opuesta. Hay que sacar propias conclusiones y tu mismo poner a prueba tus sentidos para delatar a una persona, no hacer caso a los demás. Saber que para opinar de los demás primero hay que opinar sobre uno mismo.
