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Seiko 3000 - Capitulo 43 - Videos, Espías y Libros

Cuando termino la discusión, JM salio en tropel de la sala presidencial con un enorme enfado. Solo su sumisa secretaria permanecía a su lado, casi sin vida propia, como una obediente lacaya, se atrevía a seguirle hacia su despacho.
El presidente se había encandilado de la unidad Alfa de las US y los había nombrado como guardia personal. Tanto a él como a su hijo les sentó como una puñalada trapera. Carlos estaba erguido al lado de la mesa de su padre cuando éste entro. Se dirigió a él con furia contenida.
- ¿¡Cómo es que el presidente a adoptado a mis hombres!?
- No me vengas con esas. Bastante tengo con que se hayan vuelto a escurrir los hermanos Aimier y sus parientes.
Se sentó pesadamente sobre su sillón intentando que todo su odio se canalizase en una sola persona.
- Ivon Salazar… ¡Mierda! – Su rabia hacia que se confundiera de nombre – Ese maldito Salvador ha estado jugando con nosotros desde que le dejaras escapar.
- Que se fuera de la academia Minerva tan de inmediato me pillo en un mal momento, sabes cual fue la razón… - le dijo inquisitoriamente.
- Cuando tuviste la oportunidad de hacerle caer desde lo alto de la torre 1 de Jamber, estabas luchando con él – Ahí le pillo. Pero aún así…
- ¡Maldita sea! ¿¡Vistes al igual que yo como salio despedido ese Aimier enganchado al misil que yo mismo lanze!?
- ¡Pero dejaste de buscarle desde entonces! ¡¡DESOBEDECISTES MIS ORDENES!!
- ¡Era hombre muerto tras la explosión de después y además mis hombres desertaron al cabo de un rato! ¡Y con los malditos parientes como tú dices!
- ¡¡Salvador Aimier esta por encima de todas tus ordenes!!
Carlos parecía estar más calmado que su padre y tras unos instantes violentos…
- Su hermana también estaba con mis hombres. De haberla encontrado, localizaría, tarde o temprano, a Salvador.
- Pues tu búsqueda ha concluido. Ahora vete, tengo asuntos que resolver sin ti.
Carlos no estaba dispuesto a irse con las manos vacías.
- ¡Reclama a mis hombres! ¡Padre, los necesito para…!
- ¿Para que vuelvan a desertar en cuanto les ordenes buscar a Salvador? ¿Para que les tortures y les dejes tan maltrechos que no puedan ni hablar? – Carlos empezaba a resultarle incomoda tanta pregunta. Si continuaba podría dar con cierto hecho - ¿Acaso no sabes que no son aimieranos, y que resisten menos ante las martirios que puedas llegar a causarles? ¿Sabes que yo sabia, perfectamente, como torturabas y sacrificabas a las personas detenidas en Yastrai? DIME ¿ACASO NO LO SABÍAS, AÚN?
Carlos, descubierto bajo esa confabulación interna, no vio una respuesta apropiada.
- Aún siendo su 1º Asesor y ser mi superior – dijo Carlos rellenando de odio sus palabras hacia su padre – te aborrezco. Cuando lo tengas todo, espero que te aplaste de una vez por todas. No sirves para nada ¡PARA NADA!
Y dando un fortísimo portazo, salio airado hacia el helicóptero a su despacho de DV.
En el despacho, JM Ustul se levanto y se dirigió hacia un armario donde había un curioso teclado. Tecleo una combinación y una pantalla apareció delante de él. Su secretaria estaba en ella desde una sala anexa. Como antes, seguía estando “vacía”
- Rei. Pásame las grabaciones de la sala durante la visita.
- Sí – Y se desvaneció su imagen. Suplantándola, apareció un video grabado desde el techo de la sala del presidente. El presidente daba la espalda a la cámara y el resto permanecía atento. El video, sin sonido, parecía no serle suficiente.
- Aunque creas que nos das la espalda – dijo en el momento de ver como se desabrochaba su camisa. Sonrió – tal vez nos puedas ayudar de ahora en adelante.
Ivon diviso la fortaleza de ODISEUM. Aunque fuese la 2ª sede de una agencia dedicada al espionaje, sus edificios parecían sobresalir entre las casas de Ferder.
El bloque principal se alzaba recto sobre unos 100 metros del suelo. Para su sorpresa, el helicóptero dio un rodeo y se fue a posar a un helipuerto muy alejado del edificio central. Estaban a escasos metros de la muralla de seguridad equipada con modernos detectores y aparatosos mecanismos de defensa como antiaéreos y ametralladoras. Cuando el helicóptero se hubo posado en la firme plataforma, el piloto dijo que no salieran. Desconcertados, descubrieron el porque.
La plataforma descendió unos metros bajo tierra y unas compuertas se cerraron por encima de los rotores. Desde la cabina se oyeron voces por megafonía y luces parpadeantes. Después de unos segundos, descendieron con velocidad hacia el mismo centro de la tierra. O eso pensaron todos los neófitos que se adentraron en la base de ODISEUM. Cuando se detuvo la plataforma y el piloto dijo que descendieran, se dieron cuenta que sus creencias tampoco distaban mucho de lo que estaban viendo.
Encima de ellos, el techo envolvía como el cascarón de un huevo a una segunda ciudad ajardinada y llena de edificios bajos. Según dijo el piloto, la parte superior era solo pura fachada y que ODISEUM se centraba bajo tierra. Avanzaron hasta un coche en el que cupieron todos y su equipaje y partieron hacia el centro de esa metrópolis secreta. Tardaron muy poco en llegar hasta un garaje, cuando salieron les condujeron hasta una habitación con 4 camas y alguna cosa que otra.
Antes de que se hubieran acomodado, un agente con pasamontañas les indico que le siguieran. Era una de las curiosidades de aquella agencia, todos llevaban pasamontañas. El que les guiaba era muy bajo para ser un soldado más. Eso fue lo que pensó Salvador intentando evadirse del hacinamiento dentro de ODISEUM. Cuando llevaban unos minutos recorriendo cintas rodantes y viendo los diáfanos pasillos en los que había varias salas con operarios concentrados en sus monitores y superiores conversando sobre unas hojas en un tablón de anuncios, llegaron ante una puerta pequeña y con una placa.
“Doxyo Adudmited Al-Hamed, Director de la 2º sede de ODISEUM. RAMBER”
El soldado-espía llamo a la puerta con los nudillos y una voz distante pero sonora convino a entrar. Cuando el grupo lo hizo, no acabaron de diferenciar la sala donde el presidente les reunió y en la que acaban de entrar. Aunque era algo más baja, tenía los mismos ventanales y la misma disposición de los muebles que tenía el líder Kastor. Pero en vez de inmensos cuadros alegóricos y retratos, había estanterías llenas de libros archivos y volúmenes. Más que un despacho o una sala de reuniones, aquello parecía una biblioteca.
- El director Doxyo, supongo – dijo Alcoida, con cierto recelo.
Un hombre enjuto y calvo se levanto de su asiento, detrás de su escritorio, y les dirigió una desconocida mirada. Parecía que estuvieran delante de un delator de mentiras. Una maquina desconocida pero con aspecto humano.
- Supone bien, señorita Aimier – su vista de zorro paso por los fugitivos hasta toparse con Salvador – Roberto Astuto, guardaespaldas de la señorita Deltario, que a su vez es pariente de Alcoida y del actual líder Aimier, Salvador…
El valeroso soldado no supo que decir. Solo cuando le acerco su arrugada mano cerca de su cuerpo fue capaz de razonar y responderle cordialmente. Mientras hacía lo mismo con cada uno, Salvador no sabia bien que era lo que sucedía. Mitad de su mente deseaba oírle… La otra mitad deseaba matarlo…
Antes de que pudiera sobreponerse una mitad sobre la otra, Doxyo les indico que se acercaran a un lugar cercano a uno de los ventanales. Allí había un atril con un manuscrito toscamente conservado en un recipiente herméticamente cerrado.
- No me lo puedo creer… - balbuceo Alcoida. Y es que estaba claro.
Aquello que sus ojos no podían terminar de creérselo los presentes, era el 1º de los libros de Pandora. Y estaba al alcance de sus manos de una vez por todas.
- Éste es, señores –dijo el anciano Doxyo – el libro que les resolverá todos sus problemas. Esta es la primera parte de otras siete que están repartidas por el mundo entero. Su misión ahora, si quieren recuperar su sitio, es el de recuperarlos.
Keitaro03 de abril de 2009
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