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Seiko 3000 - Capitulo 75 - Relevo Total

La sorpresa pillo a todas las cadenas locales, nacionales e internacionales desprevenidas. A la vez que se decía que la estrella del año pasado, Marina Cielo, por circunstancias no aclaradas, se había fracturado el brazo y no podría participar en el presente campeonato, una sustituta había entrado en Integra, con evidentes síntomas de preocupación por el cercano comienzo de la carrera.
Aunque no sirviera para acrecentar las ventas de entradas, patrocinios o expectación en la televisión, si fue un hecho que, este año, sería muy reñido.
Cuando Alcoida entró por primera vez al simulador del almindren se sintió en un espacio extraño y artificial. Poco a poco iban aumentando las conexiones entre Alcoida y la maquina hasta que, ni llegado al 10% de sincronización, Alcoida rechazó físicamente a la maquina y tuvo náuseas. Después de sacarla de allí y de hacer un diagnóstico de errores, los mecánicos habían detectado una fuerza muy superior a la necesaria para mover el almindren. Es decir, Alcoida tenía una fuerza más grande que la que el almindren podía aguantar. Las expectativas positivas se desplomaron tras el comunicado final de los técnicos.
Mirella no quiso ser menos y quiso intentarlo al día siguiente. Aquella vez la máquina aceptó el 100% de la psique de Mirella, pero con un nefasto resultado. Si Alcoida se pasaba del límite, Mirella apenas rozaba el mínimo exigido por la caprichosa máquina. Ni entrenamientos posteriores ni la ampliación del rango exigido por el almindren durante la tarde del 23 de mayo, pudieron hacer que Mirella se hiciera cargo del pilotaje.
Marina había regresado al día 24 con un aparatoso vendaje y se contagio del desánimo reinante en Integra & Co. No daban, tampoco con una sustituta acorde con las especificaciones de almindren y veían que el tiempo se les agotaba.
Fue cuando, Cassandra, desoyendo las recomendaciones de su tutor de no dar otra decepción al equipo, quiso presentarse a las pruebas. Introducida en la cabina, iniciaron el programa de sincronización. Antes de llegar al 90% Atenea y Marina, como testigos oculares, se sorprendieron de lo que veían. Cassandra estaba en el rango medio de aceptación del almindren, el conocido como “Umbral del Sentido”.
Afinaron más aquel campo, para permitir que la máquina respondiera mejor a los impulsos de Cassandra y simularon movimientos básicos. En la cabina del Almindren había un asiento que se amoldaba al cuerpo de la piloto y unos cintos que la sujetaban férreamente. Al ser una cabina elevada sobre el nivel del mar, podía observar una amplia perspectiva alrededor suyo. Unas cámaras situadas en los laterales proporcionaban una imagen nítida de lo que ocurría a su espalda. Además, en ciertas pruebas nocturnas o con visión reducida, se recurría a un panel informativo integrado en el propio parabrisas que resaltaba obstáculos y otros almindrens en la carrera.
Para dirigir la lancha bastaban dos brazales sofisticados que se amoldaban a las manos del piloto y que reaccionaban al milímetro que ésta los moviera, consiguiendo una precisión de cirujano. Además, la psique de la piloto estaba unida a la máquina de forma que, cuanto más concentrada estuviera, más fácil era controlarlo. Si estaba menos concentrada, la máquina respondería peor.
A pesar de cometer errores típicos de una novata, supero con buena nota el examen que le pusieron a la tarde, después de hacerse con los controles del caprichoso almindren. Antes de que pudiera hablar con sus amigos, que ignoraban sus excelentes resultados, se dirigió a un despacho, el de Atenea y le propuso firmar un contrato para un año, durante el cual, supliría a Marina en el campeonato y en los eventos en los que ella no pudiera participar.
Ilusionada por la fama que le daría todo ello, firmó sin pensárselo dos veces.
El equipo Integra & Co anunció la buena noticia para la noche del día 24.
Pero, para alguien, era una dura noticia. Inés van Utter, el asaltante nocturno, que ya había recibido una felicitación desde Novo de Butre, sabría que eso la pondría contra las cuerdas en cuestión de minutos. Aunque Marina estuviera “fuera de combate” durante casi 2 meses, ella quería que Integra se retirase del campeonato para abrirse paso y conseguir su ansiado título en el presente año.
Además, jamás pensó que Cassandra Deltario, la nueva piloto de Integra, fuera una de las que persiguió en primer lugar. La maldita simpatizante de los aimier era una Deltario, un eslabón casi aniquilado por su familia hacía largos años atrás. Con este fichaje, no solo mantendrían los patrocinios, sino que toda Bahía Cost, conocedores de la familia, apostarían más fuerte por la Deltario.
Inés ardía para sus adentros, llena de odio y rabia cuando su móvil sonó. Para su sorpresa, para su terrible sorpresa, no era otro que su padre, Kladius.
- O sea, que eliminando a Marina, habéis conseguido que se releve el nombre verdadero de uno de los fugitivos. Encima de uno de Balcania…
El tono despiadado de Kladius intimidaría hasta a un león enfurecido.
- Ya rendiré cuentas con Butre, sin embargo, contigo… Espera a que comience la carrera. Te arrepentirás de haberte ido de mi equipo…
- Ahora nada de lo que me digas, me importa. Si quieres una batalla entre nosotros dos, da la cara. No te ocultes detrás de tus amantes, que no saben ni pilotar un triciclo…
Kladius rió entre dientes. Era cierto que disponía de amantes mil pero, su esposa creía que le era fiel, aunque no lo viera durante la semana laboral.
- Chiquilla, te arrepentirás de todo lo que me has contrariado cuando mi almindren se estrelle contra el tuyo.
- Eso, esta por ver
E Inés colgó sin que su padre le diera una réplica. Antes de que pudiera volver a sonar, lo apagó y se descolgó el teléfono personal de su camarote
- Mila. No estaré para nadie hasta mañana. Tengo que descansar un poco.
Una secretaria al otro lado aceptó y colgó. Inés tenía mucho que pensar a partir de ahora. La amenaza de su padre, la nueva piloto de Integra, el nuevo equipo Eureka
Tras decirles la buena nueva, el grupo salvador prorrumpió en aplausos cuando Cassandra llego del despacho de Atenea.
- ¡Gracias, gracias! – Dijo, con una gran sonrisa – No pensé que pudiera ayudarles en tanto.
- ¡Venga, mujer! – Espetó Roberto – Mira que si no lo llegases a hacer…
- Pero si tú me dijiste el primero que no lo intentase…
El forzudo se cayo, y tras un momento empezó a soltar sonoras carcajadas.
- ¡Pero cómo te pudiste creer eso! ¡Lo decía sólo para espolearte!
- ¿Espolearme? No te entiendo…
Tras la fiesta, se fueron a las camas, pero Cassandra se dirigió a los camerinos privados del equipo. Antes de separarse, Salvador y Cassandra se quedaron un rato
- ¿Nerviosa? – preguntó Salvador
- No sé que decir…
Hubo un silencio agradable. De lejos se oía el ajetreo de la ciudad y del puerto.
- Lo harás mejor que nadie. Ya lo verás.
- Gracias, recordare lo que me has dicho
Y dándole un tímido beso en la mejilla, se despidió de él. Supuso que para que se habituara, debería pasara horas y horas metidas en el simulador a partir de mañana. Bajo la cabeza dándose cuenta que aún miraba a un vacío dejado por su chica favorita. La atronadora bocina de un camión le sorprendió. Un equipo completo con sus camiones como mastodontes estaba llegando al puerto.
- ¿Pero qué?...
Unos hombres uniformados de amarillo desfilaron delante de él. En su emblema una E se entre lazaba con una K. Detrás, en su espalda, relucía el nombre del equipo en azul marino.
EUREKA
Que todos los equipos hubieran llegado hacía casi 2 meses, vale. ¿Pero, ellos? ¿Por qué llegaban tarde?
Keitaro02 de septiembre de 2009
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