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La Educación Como Respuesta

Cuando en los medios de comunicación se entrevista a gente desinformada en la calle y se les pregunta qué opinan de la inseguridad, casi siempre contestan:
"Hay que invertir en educación, para que los jóvenes se motiven y sean profesionales y no chorros"
Tal concepto es una falacia. Daré mi opinión, no para buscar la verdad absoluta sino para mostrar mi posición.
En la provincia de Buenos Aires, durante de la nefasta década de los '90, se planteó el problema de la deserción estudiantil. Lo que pasaba era que muchos jóvenes dejaban el secundario para ir a trabajar o vaya a saberse por qué, pero esto era una cuestión irritante.
El gobernador, conmovido, y llevado por el clamor popular, impuso la secundaria obligatoria, enorgulleciéndose de ser el suyo el primer territorio desde Canadá al Cabo de Hornos que lo hacía.
Pero hubo un problema. Si la secundaria se volvía obligatoria, quienes hubieran desertado naturalmente estarían en las aulas, lo que conllevaría a mostrar un índice mayor de repetidores.
Se decidió nivelar para abajo. Universalizar la educación secundaria, pero quitándole contenido, para que cualquiera se recibiera de bachiller.
Esto destruyó a la educación, creándose el fracasado polimodal.
Algunos ingenuos creyeron que se les estaba dando la oportunidad a todos los jóvenes, la que quizás que no habían tenido sus padres. Pero lo único que se consiguió con esto fue la creación de un ejército de repartidores de pizza calificados en Historia y ciencias sociales.
Los jóvenes posteriores, desencantados, optaron muchas veces por la delincuencia para conseguir los fines consumistas que sabían que el sistema no les daría. Veían cómo quienes aún con estudios tenían trabajos mal pagos, y no les gustaba el panorama. No es por justificarlos, pero el exceso de chicos con secundaria y mal formados, lo único a lo que llevó fue a que para ser cadete se necesitara tener “18 años, buena presencia, experiencia, no tener aspiración a un trabajo estable y disponibilidad horaria”.
Además, se les asignó a quien lo pidiera un sistema de becas para estudiar consistente en cien pesos convertibles (o sea, el equivalente a cien dólares), que la mayoría de las veces devenía en cerveza, ropa y salidas, o ayuda monetaria de los hijos hacia los padres más pobres. Los celulares aún no eran masivos, sino… Y no lo digo por ser una vecina chismosa que barre la vereda: lo he visto en mi propio hermano y en amigos.
Para mí, el sistema tendría que haber sido al revés: generar un sistema de becas en especie (no en efectivo), para no favorecer el clientelismo (aunque esto es ya difícil de por sí) y mejorar la secundaria, no universalizarla burdamente, para que todos tuvieran acceso. Porque es fácil hacer que todos terminen una carrera si se le saca contenido…
Luego, crear fuentes de trabajo. Ésa es la única y la verdadera respuesta frente a la inseguridad.
Señores: la delincuencia es generada en reemplazo de los trabajos genuinos que nos quitaron. El delincuente, si lo pensamos, es una persona que está buscando un ingreso. Y eligió un mal camino. Pero en lugar de allanárselo, debemos trabajar para evitarlo.
La oportunidad hace al ladrón.
Khas20 de noviembre de 2008

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