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La Secta Avon

Es un hecho que en el mundo hay miles de sectas peligrosas. Éstas prometen la salvación a sus miembros, que creen a pies juntillas en sus preceptos y postulados.
Todas tienen un modus operandi y un fin secreto, que no revelan a quienes las integran. Tal es el caso especial de las sectas económicas Fuller, Tupperware, Amodín y Avon. Quien escribe formó parte de la última secta nombrada por un espacio de tiempo y elaboró este informe para ustedes.
Quiero que con estas palabras las personas foráneas puedan prevenirse de ingresar a esta o a las otras que nombré, ya que Dios quiere que sus almas sean salvadas, y Él es el verdadero camino a la redención.

La secta Avon fue fundada en 1898 por la condesa Marianne de Avon, en Francia. Esta mujer jamás se casó, y contaba con 70 años en la fecha de la fundación de la sociedad. En un comienzo la secta se llamaba “Sociedad de Mujeres de Avon”, que nucleaba a todas las mujeres de más de sesenta años solteronas y que odiaban a los hombres. Luego la secta atraería a gente de todas las edades, pero siempre mantuvo la consigna misántropa, o sea de odio a lo masculino. No les diré cómo yo, siendo varón pude entrar en la secta, pero les diré que me costó bastante mi honor.
En fin, estas mujeres buscan como fin último la destrucción del sexo masculino, y tienen dos postulados básicos;
1) Ningún hombre puede ser parte de la secta
2) La mujer se vuelve independiente con la receta de fármacos y venta de pócimas que la secta utiliza para alcanzar sus fines.
El resultado de esto es un imperio económico que busca la perpetuación de la mujer por sobre el hombre en la faz de la Tierra.
¿Cómo? Pues es sencillo. Se reúnen a las sacerdotisas de la secta (en su jerga: revendedoras) que ofrecen a mansalva sus productos (que pueden ser pócimas para la eterna juventud, elixires de fragancias extrañas, preparados para la belleza, etc.)
Las sacerdotisas constituyen la columna central de la secta, y son un ejército de provocación para lograr nuevas adeptas. Usan sus libros de hechizos (o catálogos) para vender sus preparados y eternizar y extender la secta por el mundo.
Ésta es su forma de operar. Así es como lograron estar en todo el mundo, en todas las ciudades y en todos los barrios. Es que cualquiera de nosotros conoce a alguna sacerdotisa de la secta, aunque no lo reconozca. Y así este imperio mundial domina cada barrio del mundo, pues lo tiene catalogado, con sus necesidades y sus preocupaciones. Saben los movimientos exactos de las sociedades y sobre todo de los hombres del mundo. Es así como en el condado de Avon, Francia, en la sede central del movimiento, están los datos de todos los hombres de la secta. Incluido mi nombre, incluido el suyo.
Las sacerdotisas se reúnen periódicamente en las misas negras (o reuniones) y allí comentan sus logros y sus avances a nivel mundial. Intercambian experiencias y datos, y allí es donde se hacen los encargues de elixires y brebajes.
Otro dato adicional: estos productos son alucinógenos y generan adición. En el caso de los elixires (o perfumes) estos repelen al sexo opuesto, no olvidemos que ellas buscan el fin de los hombres para la liberación completa de la mujer.
Amigos, les agradezco que hayan leído mi experiencia en la secta. He consultado a psicólogos y a diferentes expertos para recuperarme del maltrato que he padecido. Hoy puedo decir que casi he olvidado aquellos días, y que mi persona es de nuevo quien ha sido. Lo único que sigue igual es mi parada en Godoy Cruz. Trabajo con un amigo, Liliana, y no cobramos caro. Los aluda atentamente:



Cacho
Khas08 de octubre de 2008

1 Comentarios

  • Leonora

    Khas en una cosa si estoy deacuerdo contigo,y es en que Dios es el ?nico camino a la redenci?n,te deseo la mejor de las suertes y gracias por compartir con nosotros esta traumatica experiencia.un abrazo.

    08/10/08 11:10

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