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-asisto a mi Propio Entierro-

Continué con mi vida aventurera que en esta ocasión me había levado a Sumatra, donde tuvo lugar un terremoto que causó medio centenar de víctimas mortales, en diciembre de 2016..
El caso es que me dieron por muerto e iban a proceder a mi entierro.
Sólo aterrizar en España noté que algo muy extraño me sucedía: Nadie parecía verme.
Llevé mis comprobaciones a límites extremos: Le saqué la lengua a una señora a la que llamé gorda. Y nada...
El primer día dormí en mi casa de A Coruña. Seguía siendo invisible. Y para entrar en mi hogar no necesité llave. Pues penetré la puerta sin mayor problema.
Fui a Santiago a ver a mi padre y hermanos.
Y allí encima de la mesa del pater estaba el periódico que narraba mi muerte en Sumatra.
Un derrumbe me había dejado irreconocible. Mi cuerpo sería repatriado en breve.
Volví a casa de A Coruña lleno de estupor.
Intenté hablar por teléfono, pero nadie oía mi voz.
Según el periódico mi entierro sería el próximo domingo en Santa Comba. Allí me trasladé colándome en un autobús.
Toda la gente estaba consternada. Y no había manera de hacerles ver que yo estaba allí y que estaba bien. Mi primo Kikón estaba borracho hasta las trancas de aguardiente.
Y gente que no me había querido en la vida estaba allí lloriqueando.
La misa trascurrió sin el menor problema excepto los dos o tres Cajondios de mi primo-hermano.
Increíble señores, había acudido a mi propio funeral y asistí también a mi posterior entierro.
A la vuelta a casa de A Coruña, al intentar entrar, percibí que ya no era transparente.
¡Quedaba tanto por explicar.
Kikovacanillas07 de diciembre de 2016

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