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El Cangrejo y la Lagartija

¿Alguna vez te contaron la historia de amor más rara?
Cuentan que fue una temporada de crecidas en el monte, llovía y llovía todos los días, y el agua traía con cada ola, muchas cosas que robaba rio arriba. Así fue que llego ese día el bicho más raro. Todos los animales del monte lo miraban con los ojos abiertos y murmuraban: “qué raro color” “que raras patas” “que raro camina “¿lo viste? ¡Salió del agua!”
El pobre cangrejito caminaba de costado y se preguntaba ¡en qué lugar más raro fue a parar! Al rato encontró un lugar seguro donde esconderse, una cueva tapada por unas ramas, lejos de la lluvia que todo se llevaba.
El cangrejo entro y estaba toda oscura y húmeda, pero callada y tranquila, y se acurruco en un rincón a dormir.
Mientras tanto desde afuera, la lagartija, dueña del lugar, vio marcas extrañas entrando a su casa, y un mono desde arriba de un árbol le advirtió que un demonio de rio había recién entrado allí.
¡¡La lagartija al principio tubo muchísimo miedo!! Pero…bajo ningún motivo dejaría que la echaran de su casa. Así que puso su mejor cara de mala y su voz más fea y grito desde la entrada.
¿¡QUIEN HA ENTRADO A MI CASA!? ¡¡LA LAGARTIJA MÁS FEROZ Y MALA DEL MONTE!!
El cangrejito al oír esto ¡se puso blanco! ¿Una lagartija? En el rio en donde vivía nunca escucho hablar de eso ¡seguro era terrible!
La lagartija no escucho respuesta, por lo que entro un poco más, y encontró algo parecido a una roca dorada tiritando en un rincón ¡un demonio! Pensó, pero se armo de coraje y ¡zap! Mordió al intruso con toda su boca.
¡AAAAY! ¡MIS DIENTES, MIS DIENTES MIS DIENTES! Grito y se sentó a llorar.
El cangrejito liego de sentir... ¿un roce? Se levanto al oír el llanto y encontró un animal verde y de cola larga llorando con las patas en la boca.
¿Estás bien?- pregunto todo chiquitito.
¡Mis dientes! Mis dietes se doblaron todos!- lloraba la lagartija mientras le mostraba sus pequeños dientes que ahora miraban cada uno para su propio lado.
Es que tengo la coraza muy dura- explico el cangrejo. Pero yo lo puedo arreglar- y diciendo eso agarro sus fuertes pinzas y enderezo con mucho cuidado uno por uno los dientes de la lagartija.
Luego de que la lagartija dejara de llorar y frotarse los dientes dijo
Jamás vi un animal como tú por aquí- y el cangrejo explico con mucha tristeza que el vivía en el rio, muy lejos de allí, pero que se había quedado dormido muy cerca de la costa y la corriente se lo había llevado.
Extrañaba mucho su casa, su roca de arena en la que dormía, sus hermanos y hermanas crustáceos, a la costa arenosa del rio donde tomaba sol, y todo ese monte le daba muchísimo miedo.
La lagartija explico que nunca estuvo en un lugar así, vivía trepando arboles, tomando sol y durmiendo la siesta en su cueva y cazando bichitos del bosque para comer. Pero al recordar todo eso, sintió pena por el cangrejo, tan triste, tan lejos de su casa. Así que en agradecimiento por enmendar sus dientes ella lo ayudaría a volver a su casa.
Así fue como luego de pasar toda una noche contándose fantásticas anécdotas de dos mundos tan diferentes, a la mañana siguiente empezaron manos a la obra. Pero… ¿Cómo subir un cangrejo rio arriba? Lo primero fue, obviamente, tratar de nadar, pero la corriente del rio era muy muy fuerte en ese momento, hasta intentaron en un momento usar una corteza como balsa y la pinza del cangrejo como remos pero….¡¡UFF!!¡QUE CANSANCIO!! Mucho esfuerzo y se avanzaba muy poco, y si parabas un segundo ¡Zap! Potra vez al inicio.
Pasaron los días y los intentos. Y cada noche en la cueva, luego de un largo día de trabajo, la lagartija y el cangrejo charlaban y contaban sus sueños.
La lagartija soñaba con trepar montañas, conseguir una cueva más alta, donde haya más solcito y no tantos depredadores; y el cangrejo soñaba con una roca más grande, agua más payita y tibia que las frías corrientes que cruzaban su casa, un lugar donde quizás, pasaran menos pescadores con sus redes.
Así las noches se hacían ligueras y los días más cortos, pero el tiempo pasaba y ningún plan daba resultado.
Pero un día todo cambio. Luego de haber hecho su sexto intento del día y sentada en la rivera, la lagartija vio una roca flotar a lo lejos contra corriente.
¡¡Tortugaaa!!¡¡Tortuuugaaa!!- empezó a gritar y a saltar la lagartija. Desde el otro extremo, empezó a moverse leeentamente la roca flotante, y al llegar a la costa ¡una tortuga vieja apareció!
-priiiimaaa-dijo esta leeentamente-¿Qué sucede?
-¿A dónde te diriges?-pregunto la lagartija
-voy rio arriba, la creciente llena de mugre mi casa y las corrientes se vuelven frías, voy a nadar leeento hasta llegar antes de que se venga el frio-contesto.
-entonces ¡por favor!¡por favor! ¿Podrías llevar a mi amigo rio arriba hasta su casa?- pregunto la lagartija emocionada y señalando al cangrejo.
La tortuga medito, y luego dijo que si no tenia problema en ir arriba de su caparazón y a paso leeento, a ella tampoco le molestaba llevarla. El cangrejo asintió y por fin encontró la manera de volver a su casa.
Pero la despedida fue más dura de lo que pensaron, se dieron un gran abrazo y entre las lágrimas de la lagartija llorona, el cangrejito se fue lentamente rio arriba, montado en la tortuga que se preguntaba ¿Qué clase de lagartija tenia pinzas?
Y así…la vida volvió a la normalidad, la lagartija volvió a su cueva, y la encontró más grande, fría y húmeda…muy vacía quizás.
Los días eran largos, la lagartija ya no recordaba que hacía antes de conocer al cangrejo, y por las noches frías que padecía se acurrucaba solita a pensar.
Un día escucho de su tío viejo, el lagarto overo, hablar sobre el amor. Esa cosa de encontrar un compañero en esta vida tan corta, que a veces trasciende épocas, especies, géneros…y hasta ríos. Aquel con que podamos compartir lo que nos gusta y convertir la vida en algo llevadero que ocurra sin darnos cuenta.
Cuentan en el monte que un día…la lagartija se fue. Un día limpio su cueva, y se fue caminando por la costa del rio, lento, despacito, sonriendo. Dicen que jamás volvió, pero muy pocos saben que le paso realmente, y muy pocos quieren creer el hecho de que una lagartija se haya enamorado de un cangrejo, pero nadie nunca elige el amor.
En secreto susurran que en el camino, la lagartija encontró un demonio de rio amarillo, flotando en una hoja, de vuelta rio abajo. Y que juntos se fueron, y que ahora viven lejos en un barranco, en una cueva alta, con muuchas rocas y una pequeña playa debajo.
Lagartija24 de marzo de 2013

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