Con Los Ojos Trasparentes
Con pedazos de lágrimas, caminé por una calle, en sentido del sol, o por alguien que alumbraba, en verdad no sabía donde estaba ni a dónde iba, solo sabía que mis pies se movían sin darles ninguna indicación.
Mientras caminaba me acordé de mi vida, mis cosas, mi gente y del tiempo. Todo aquel que había perdido haciendo cosas sin importancia para con los demás ¿por qué para los ellos? ¿Y yo? ¿Quién pensó en mí? ¿En mi vida? ¿En mis cosas? Y con el silencio respondió todas las preguntas de tanto tiempo, el vacío respondió todo, que increíble ni una voz que me dijera: ¡Nadie se ocupó de vos! Sentí mucha bronca conmigo misma, tan adentro, es una impotencia con uno mismo, que la verdad, dan ganas de golpearse el pecho muy fuerte. Y ahí fue cuando entendí, el egoísmo, porque en realidad fui la persona más egoísta del mundo, fui tan egoísta con mi cuerpo. Ella, la que me dio vida, la que me hizo caminar, hablar, correr, la que nunca me falló, y yo, con tanta desvalorización y poca importancia por ella. La miré y no podía creer, lo que había hecho con mi vida, por primera vez pude ver con mis ojos que se volvieron transparente lo que había hecho con ella, con mi cuerpo, tan miserable me sentí y pensar que antes era la persona mas solidaria, humanitaria y servicial, pero nada de eso era verdad, trataba de entender un poco y mis ojos se achicaban, porque no podían comprender la manera que haberme confundido de semejante forma. Todos mis principios, mis supuestos valores, mi cuerpo, mi mente se había desvanecido, y ahí fue cuando comprendí todo. Entendía lo que me estaba sucediendo y justo, en ese momento, apareció un hombre con una barba infinita y blanca, tan blanca que al hacer relejo no alcanzaba a ver su cara, se me puso en frente y dijo:
- Llegaste, ya sabes dónde estas.
