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El Lamento de Las Flores.



EL LAMENTO DE LAS FLORES



Jamás se había visto en Cleverseau una tormenta como aquella.Los truenos retumbaban a lo lejos y los rayos desgarraban el cielo.En la casa del médico se celebraba una gran cena.El golpeteo del agua sobre los cristales cubría las voces de los invitados por lo que se gritaba mas que se hablaba.Las pobres luces que desprendían las velas iluminaban sus rostros.Todos comían, bebían y reían alegremente.Tras los postres llegó el momento de las anécdotas.Sonaron las once de la noche cuando Ralf Edgar,especialista en casos paranormales tomó la palabra:

-Una vez oí hablar de un valle del que se decía estaba maldito,donde nunca llegaba la luz del sol y donde el frió era constante.En el vivía un barón que tenía un jardín que…

-¡Un momento!-le interrumpieron.Una joven de pelo castaño y tez pálida se enderezó en su sillón, asustando a las personas que se encontraban a su lado.Nadie hasta ahora había notado su presencia, unos creyeron que era una invitada más que se acababa de incorporar,otros,que era la hija o la acompañante de un conocido del médico.-Yo también conozco esa historia,pero no es exactamente como la ha contado y no comienza así,sino con la llegada de Carmina.-Ralf Edgar,ofendido, se desplomó en su asiento,nadie soltó palabra por lo que la joven prosiguió.-Corría el año 1626 cuando las jóvenes campesinas ignorantes era enviadas como sirvientas a casa de gente rica.Carmina,una joven de quince años,fue una de ellas.Su padre,por medio de un intermediario,había conseguido que un tal señor McHoweld la contratara.Le daría un alojamiento,comida y un buen sueldo,si ella aceptaba cuidar de la hija de este,llamada Elodie y que padecía tuberculosis,una enfermedad muy contagiosa que afectaba a los pulmones y hacía escupir sangre.Su familia estando en la ruina y necesitada de dinero,Carmina aceptó.



A los pocos días, un carruaje se paró frente a la modesta casita de madera.Carmina se despidió de sus padres y de sus seis hermanos.El viaje duró tres días.De carácter alegre,se divertía admirando los bellos campos salpicados de amapolas y margaitas,escuchando a los pájaros cantar y sonriéndoles a los campesinos que laboraban.Por las noches paraban en una granja o en una posada.La última noche sin embargo,no pararon.Carmina despertó temprano y lo primero que sintió fue un escalofrió que recorría todo su cuerpo.Se asomó por la ventana.Ya no se veían los bellos campos,ni las flores,ni siquiera un pequeño río y menos aún el canto de algún pájaro,Se encontraba en un profundo valle rodeado de pantanos cubiertos por una bruma tan espesa que lo máximo que se lograba persibir,eran las sombras de los árboles que bordeaban el camino y cuyas sombras recordaban los más atroces aspectos de la muerte.Se decía de aquel valle que estaba maldito y que en la noches de tormenta,se podían oír los gritos de auxilio de aquellos que habían perecido en aquellos pantanos.El aire estaba cargado de aire y humedad y ya el baho empañaba los cristales.

Al cabo de un rato,divisó el humo proveniente de las chimeneas de las casas.El carruaje entró en el pueblo.Cruzaron la plaza.Se preparaba una boda:las sillas estaban alineadas,se estaba montando el estrado y se disponía el banquete.A un lado,una pequeña orquesta afinaba sus instrumentos.La gente vestía sus mejores trajes,pero en sus rostros se respiraba tristeza y un cierto temor en sus miradas.Era un mal día para una boda.



El carruaje no se detuvo en el pueblo,sino que siguió su camino hasta llegar por fin a su destino.Un castillo del siglo XIII,plantado en lo alto de una alta colina asotada por los vientos del norte y que dominaba un inminente precipicio.

Carmina cogió sus cosas y se bajó.El carruaje se perdió en la bruma.Comenzó a llover.Corrió hasta la puerta,esta se encontraba entreabierta, así que la joven entró.

Se encontraba en un inmenso vestíbulo.Todo estaba muy oscuro.Frente a ella había una gran escalinata de piedra que conducía al piso superior.

-¿Hola?-nadie contestó.Miró a su alrededor.A cada lado de la puerta estaba colocada una mesa y sobre estas,dos candelabros.Era la única luz que había.Entonces,algo colocado en el más oscuro de los rincones llamó su atención.Se acercó.

Era un precioso vestido de tul blanco.Llevaba un corsé bordado con hilos de oro y se ataba con bótones de nácar.¿Sería esta la casa de la novia?

De repente,una voz procedente de lo alto de la escalinata izo que se sobresaltara:

-¿Carmina?-un hombre se hallaba en lo alto de los escalones.

-Sí.-contestó ella.

-Sígame.-le dijo él.

Carmina subió las escaleras.El hombre,vestido con ropa de sirviente,no cara pero elegante,la condujo a la que sería su habitación,que resultó ser más grande que toda su casita de madera.Allí dejó su bolsa.Luego la hizo visitar el castillo.

-Siento haberla hecho esperar.-le dijo tras enseñarle la cocina.-no la esperábamos tan temprano.-habían llegado frente a una puerta,el mayordomo se paró frente a ella.

-Este es el cuarto de la señorita Elodie,de la que tendrá que ocuparse y hacer compañía.-tenía la mano sobre el picaporte,iba a abrir la puerta.-por cierto,si necesita cualquier cosa dígamelo.

-Gracias.-susurró ella.El hombre entró.De fuera,Carmina le oyó decir:

-¿Señorita?La joven Carmina se encuentra aquí.

Una voz femenina contestó:

-Que pase.-el hombre salió y le dejó paso.

-Adelante.

Carmina entró,el mayordomo cerró la puerta detrás de ella.La habitación era oscura y espaciosa.Solo se sentía calor al acercarse a la chimenea,al lado de la cama.

Frente a la ventana se hallaba,sentada en una mecedora,una manta sobre las rodillas,una joven.No pasaba de los dieciocho años.Su pelo castaño y ondulado caía sobre sus hombros donde reposaba una estola de seda.Llevaba un pañuelo en la mano.

-Hola.-le dijo Elodie.



Aquel mismo día,Carmina comenzó a trabajar.Eran las doce y se encontraba cambiando las sábanas cuando tocaron a la puerta de principal.Poco después alguien tocó a la puerta de la habitación y el mayordomo asomó la cabeza.

-Señorita.-murmuró sin entrar.-el barón se encuentra esperando abajo.

Elodie dejó que su mirada vagase tras la ventana.

-Dígale que no,James.Que me dé tiempo,una semana más.Aún no es el momento,no estoy preparada.Necesito más tiempo.



-Bien señorita.-y se retiró.Ni Elodie habló,ni Carmina se atrevió a preguntar.

Unas horas más tarde faltó el pan y fue a Carmina a quien enviaron al pueblo.Al llegar, se sorprendió al ver que todo lo que a la boda se referia se estaba desmontando.Un hombre que cargaba unas sillas pasó a su lado.

-Disculpe.-le abordó ella.¿No ha habido boda?

-No.-contestó él.-menos mal.-y se marchó.

Ella no le dio más importancia.Compró el pan y regresó.Al llegar a un cruce se dio cuenta de que,al lado del camino que llevaba al castillo,había otro.Lo siguió con la mirada y observó que conducía a una gran casa.La lluvia volvió a caer y se apresuró.



Pasaron las semanas.Carmina se había acostumbrado al castillo,a recorrer aquellos amplios corredores llenos de corrientes de aire.Y a Elodie,que resultó ser una chica muy callada.Se pasaba los dias escribiendo algo en la ventana con el dedo,luego esperaba aque el baho lo borrase y volvia empezar.Sólo se detenía para escupir sangre y teñir de rojo el pañuelo de encajes que llevaba en la mano.Su tristeza y su melancolía la hacían parecer más hermosa de lo que ya era.

Cada domingo,una boda se preparaba en el pueblo y luego se desmontaba,y siempre a las doce,el barón venía y le preguntaba a James si Elodie estaba lista,pero esta siempre contestaba que no.



Mientras,fuera de aquel valle perdido,la peste se había abatido sobre el país y nunca epidemia había matado tanto.Era muy contagiosa.Un dia,Carmina resibio una carta del médico de su pueblo,sus padre y sus hermanos no habian logrado superarla.Fue un golpe muy duro para Carmina,y Elodie fue su único consuelo durante esos días.



Una tarde,decidio dar un paseo para poder llorar sin miedo y eligio el camino que llevaba a la gran casa cercana a la de los Mc Howeld.El camino estaba bordeado por ortigas y pequeños arbustos.Caminó hasta llegar a una gran verja entreabierta.Se encontraba frente a un gran jardín.Entonces algo la extrañó,oia algo,susurros.Eran voces que la atraían,que la incitaban a pasar,así que empujó la verja y entró.

Era un jardín muy raro.Las flores eran muy bellas,de colores y formas extrovertidas y cada una dejaba un perfume más delicado que el anterior.No se parecian a ninguna otra que hubiese visto antes.Algunas,las más pequeñas,descansaban bajo una campana de cristal.Frente a cada flor,había una placa de oro donde se hallaba tallado sus respectivos nombres,tambien muy raros”Airuc”,”Ralip” eran algunos de ellos.

Carmina levantó la vista hacia la casaa y sorprendió a un hombre que la estaba mirando desde una de las ventanas.Asustada,se fue corriendo.Al llegar a la verja,volvió a mirar en dirección de la ventana,el rostro del hombre ya no se encontraba allí.Regresó al castillo,no le habló a nadie de lo ocurrido aquella tarde,pero sí se quedo pensando en aquellas flores,de lo bellas que eran,de sus nombres,sus olores y de los sonidos que emitían.Aunque de esto último no es que estubiese muy segura.

Y pasó otra seman.Transcurrió despacio,sin prisas y cada día,Carmina pensaba en las flores.Creia oir aquellos susurros a cada rato,su inconsciente le decia que devia volver al jardín.Deseaba poseer al menos una.El sábado,regrezo a aquella casa para escribir en un papel el nombre de aquellas que estubiesen más cerca de la verja,dándose cuanta prisa pudo,con la esperanza de que el barón no la viese.Después,fue a ver al librero del pueblo y le pidio libros acerca de todo tipo de flores.Este le presto un gran libro cubierto de polvo.Carmina sopló sobre las tapas.Se titulaba “Dos mil especies de flores”.

-Recuerdo la última persona a la que le presté este libro.-recordó el hombre mientras empaquetaba el libro.-fue Elodie McHoweld.

-McHoweld,¿está seguro?-pregunto Carmina.

-Segurísimo,una joven como ella no se olvida.



Esto extrañó a Carmina,pero no le dio más importancia y regresó al castillo con el libro.A las once y media de la noche,cuando todos dormían,bajó a la cocina,encendió una vela y comenzóa pasar las páginas:pero por más que buscaba,no daba con ninguna de las flores del barón.De pronto,al pasar una página dio con una hoja doblada varias veces.La desdobló.Con una pulcra escritura vio escritas palabras divididas en columnas.Eran palabras sin sentido,pero que le sonaban,entonces sacó de su bolsillo el papel donde había escrito el nombre de las flores aquella tarde,todos coincidían.Frente a aquellos nombres había escrito el nombre de una mujer.Helada de horror,Carmina se dio cuenta de que el nombre de cada una de las flores era el nombre de una de las mujeres al revés.Así,Dirgni pasaba ser Ingrid,Airuc Nuria,Ralip Pilar y así sucesivamente.

-¿Lo entiendes verdad?-Carmina se sobresaltó y se dio la vuelta.Elodie se hallaba en el umbral,abrazada a sí misma.Fue a sentarse a su lado,cogió la hoja desdoblada.Carmina cayó en que era la primera vez que la veía fuera de su habitación-decubrí esto poco antes de que pidiese mi mano.Son ellas,cada flñor es una de las jóvenes que se han casaron con el barón.

-Son…-balbuceo Carmina.-las convierte en flores…¿pero cómo lo hace?

-Hace mucho,el barón firmo un trato con una bruja,un trato que le hizo inmortal,siempre y cuando no tocase jamás una flor ya existente.El barón era jardinero y sólo vivía por y para las flores,por lo que el hecho de no poder acercárseles le enfurecía.Pero con su inmortalidad obtuvo otros poderes y supo sacarles provecho,logrando conseguir el poder de convertir una bella joven en flor siempre ycuando esta aceptase casarse con él.Casualmente,si no aceptan a la primera caen enfermas y al final el dolor se hace tan insoportable que dan un sí por respuesta.









El vestido es lo que las sana,por eso en la boda recuperan algunas fuerzas.Un día después de la boda ellas desaparecen,él dice mandarlas en una finca junto al mar para que se mejoren,pero ese mismo día aparece en el jardín una campana de cristal bajo la cual crecerá una nueva flor.Supongo que habrás oído extraños ruidos al acercarte a las flores.-Carmina asintió.-eso es porque aunque tengan la apariencia de una flor,en realidad ellas siguen sintiendo lo mismo que cuando eran humanas,estan tristes y lloran. Lo que se oye es su llanto,su lamento,el lamento de las flores.Todas están a merced del frió y necesitan que el barón las proteja y las cuide para crecer,y eso es lo que le gusta al barón,que ellas dependan de él para sobrevivir.Todos las creen frente al mar cuando en realidad sólo están a unos metros.

-¿No se lo has contado a sus familas?-preguntó Carmina.

-Supongo que en el fondo los saben,pero la verdad siempre es más dolorosa que la mentira y para reprimir su tristeza se alejan del jardín siempre que pueden.Oir a sus hijas lamentarse sin poder hacer nada es demasiado duro.

-¿Nada puede detener a se hombre?-preguntó Carmina.

-En realidad hay una manera.En el trato que el barón firmó,una cláusula decía como poder acabar con él,pero el barón no a vio.Esa cláusula constaba de dos partes.La primera era que una vez convertida en flor,deberías valerte por ti misma,sin ayuda del barón,aunque este te dejase pasar frío y sobre todo,jamás lamentarte.

La otra era un amor puro y leal.Un amor verdadero traería consigo la muerte del barón y una recompensa.

Hace tres años me enamoré de un joven muy apuesto,el hijo del librero,llamado Sebastián.Vivimos una preciosa historia de amor,eramos felices,hasta que el barón comenzó a interesarse por mí,fue ahí cuando descubrí el libro.Entonces Sebastián me pidió que me casase con él,acepté.Teníamos planeado fugarnos en secreto.Él se marchó primero a París yo tenía que reunirme con él una semana después y una vez juntos nos marcharíamos lejos,donde nadie,nisiquiera el barón pudiese separarnos.Pero algo fallo,la guerra explotó y Sebastián fue reclamado como tripulación de uno de los navios de combate,no podría esperarme mucho tiempo,y todo se complicó aún más cuano el barón me hizo llevar un precioso vestido blanco y pidió mi mano.Yo me negué,entonces me dio152 semanas para aceptar durante las cuales cada domingo organizaría una boda y a las doce vendría a pedir mi respuesta.Todo estaba listo para que me pudiese escapar,pero dos días antes de mi partida,comencé a escupir sangre.Era demasiado tarde,ya estaba enferma,no soportaría el viaje,un viaje tan largo.Y entonces decidí ser yo la que acabaría con el barón,pero para ello necesitaba una prueba de amor.

Se llevaron a Sebastián en uno de los barcos,pero antes de embarcar me escribió una carta,que leí tantas veces que acabe aprendiendo de memoria y para recordar a mi amado,escribo aquellas palabras en la ventana,luego espero a que el baho empañe el cristal y vuelvo a empezar.Esta enfermedad me mata poco a poco,pero no puedo permitir que mi dolor frene mi tarea,y hasta que me queden fuerzas seguiré escribiendo. Es tarde,vamonos a dormir.



Al día siguiente,el barón volvió a tocar a la pouerta y Elodie volvió a negarse.Sólo le quedaba una semana antes de que concluyese el tiempo.En tres días,su estado empeoró de manera crítica.Pero por muy débil que se encontrase,se negaba a acostarse y seguía escribiendo,con las últimas fuerzas que le quedaban,sin cesar,aquellas palabras que le recordaban a su amado que se encontraba luchando por su país en la mar,Elodie sabía muy bien lo que estaba a punto de ocurrir.

El último domingo llegó,el dolor que sentía era ya insoportable.

-Dígale James,que llegaré en una hora.-dijo la joven haciendo un gran esfuerzo por hablar.

Carmina bajó al vestíbulo para coger el vestido.Apenas la seda rosó su piel,Elodie mejoró súbitamente.Carmina le puso un poco de colorete y recogió su pelo en un precioso recogido.Jamás una novia había resultado más hermosa.

La boda se realizó en un silencio sepulcral,tan sólo interrumpido por las palabras del sacerdote.De lo lejos provenía un ruido,una melodía,eran las flores.Su lamento se oía hoy más que nunca,como si quisiesen hacer ver a Elodie,que la muerte,era mejor que aquel lugar.Una vez la ceremonia y el banquete terminados,Elodie se despidió de Carmina y el barón se la llevó.Como todos esperaban,jamas la volvieron a ver. Supuestamente,se estaba reponiendo en una finquita frente al mar.A los dos días,una nueva placa de oro donde ponía Eidole,apareció en el jardín,frente a una campana de cristal bajo la cual comenzó a crecer una nueva flor.Sin embargo,esta no se lamentaba. El barón trató de no regarla,de hacerle pasar frió,pero nada hacía que esa flor soltase un mínimo susurro.

Arto de ver aquella flor crecer sin su ayuda y sobretodo sin lamentarse,el barón la arrancó y se la llevó a la parte trasera del jardín donde la quemó.La lluvia no tardó en apagar las llamas.De allí,entre las cenizas y las malas hierbas creció un rosal,el más bello que se hubiese visto jamás,que cada día se hacía más grande.Se agarró a las rejas de la verja y creció tan deprisa que en un par de días ya había rodeado todo el castillo.El barón no podía salir,no podía tocar un rosal,ya que era una planta común.Murió en su castillo ya que no podía resistir sin desposar una mujer.El olor del rosal se elevó por todo el valle.Algunos cuentan que las muchachas recobraron sus formas humanas. Elodie habieno sido lo unico que había tenido desde que sus padres habían muerto y habiéndose quedado sola y sin lugara donde ir,Carmina continuó viviendo en aquel valle.Cada día caminaba hasta la que un día había sido la casa del barón,y eso hasta el día de su muerte.



Decenas de años pasaron.El barón,sus flores y Elodie fueron olvidados.Bajo su apariencia de rosal,la joven se aferraba al recuerdo de Sebastián.Cuanto le había amado,cuanto le amaba.Muchas veces hubiese querido lamentarse,pero guardaba silencio,única manera de obtener la recompensa que tantos sacrificios le había costado.Aquella joven soy yo,y esta es mi historia.La recompensa es que mi espiritu puede salir una vez al año de aquel valle.Entonces aprovecho para ir junto al hombre al que amo.Pero esta es una noche de tormenta,en la mar,sinónimo de peligro,puede que hasta de muerte.Por lo que preferí desahogarme y contaros la que fue la cara oculta de aquel valle .-Sonaron las doce,entonces el mayor de los rayos cayó,cegando por un instante a los invitados.Al recobrar la vista,todos dirigieron sus miradas hacia el asiento de Elodie,pero este estaba completamente vacio,o no.En la habitación comenzó a flotar un delicado perfume.El medico recogió algo del sillón que instantes estaba ocupado por la joven.Era una flor,una rosa blanca.Era una flor común,sí,pero era la flor más hermosa que hubiesen visto jamás.

FIN







Laprincessadeloscuentos05 de octubre de 2008

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