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Trucholandia

Hola, bienvenidos a TRUCHOLANDIA. En este local podrán encontrar una increíble variedad de objetos de todo uso, al mejor precio. No se van a arrepentir de comprar aquí. Vengan pasen y delenteinse con la más alta berreteria de la moda.
Trucholandia era un gran local, ubicado en una de las avenidas principales de una importante ciudad. Más que un local, era casi un shopping. Un gran shopping que ofrecía todo tipo de productos a un precio súper económico.
La gente salía de allí con un rostro de plena felicidad, cargada de bolsas con todo tipo de objetos de vistosos colores. Pero, yo les advierto, tengan cuidado porque, al fin de cuentas, como dice la famosa frase, lo barato, sale caro. Y muy caro, hasta les podría costar la vida.
Y para que vean que yo no soy ni exagerada ni mentirosa, les voy a contar la historia de una muchacha, que por motivos de privacidad prefiero omitir su nombre. Pero por nombrarla de alguna manera les diré solamente las letras con las que su nombre inicia. Y es la M.V. Podrían imaginar mil nombres, podrían imaginar mil rostros. Pero eso no es lo importante. Ya que lo que a MV sucedió podría también sucederle a cualquier mortal cargado de Inocencia e Ingenuidad.
Presten mucha atención y no se distraigan durante este relato, ya que podría sucederles a ustedes mismos. Y eso sería una gran pena, o una gran desgracia.
En fin, paso a contarles…
Sucedió que esta hermosa y joven mujer, MV, estaba en la urgente necesidad de renovar sus vestiduras. Debido a la pobre condición económica en la que se encontraba, ya que un maldito vago alcohólico, drogadicto y vendedor de drogas le había chupado toda su fortuna y su energía, esta mujer, que provenía de la más alta clase social no tuvo otro remedio que entrar en este local de berreteria, para salir un poco mejor vestida. Este hombre, padre de su hija la había arruinado. Se gastaba todo el dinero en drogas y alcohol. Y para colmo era violento y le pegaba. Ella había tenido que abandonar el hogar y toda su ropa había quedado en su casa, en un lejano pueblo del sur. Cuando caminaba por la calle sentía vergüenza de sus harapos. Y fue entonces que cayó presa de Trucholandia. Atraída por sus mágicos colores, y cegada por su gran necesidad de deshacerse de esa vieja ropa que le traía tan malos recuerdos de cuando el vago la golpeaba, entro en el local, como una inocente liebre entra en una trampa mortal. Allí dentro todo era aparentemente bello y reluciente, sonaba una música súper optimista. De pronto su ánimo decaído empezó a subir. Y al ver tan baratos precios sintió que ella podía acceder a esas hermosas prendas que relucían con hermosos colores. Por un momento sintió que volvía a aquella infancia feliz, en la que sus padres le compraban hermosas prendas en las más refinadas tiendas de la capital.
En la góndola de los corpiños vio esa gran oferta que capto su atención. Entonces tomo la prenda entre sus manos. Estaba a menos de mitad de precio que en otras tiendas. Luego vio una hermosa campera colorada con una capucha con una falsa cola de zorro. También llevo varias remeras y hasta pudo comprarse un pantalón. O, que barato que estaba todo allí! MV salió de la tienda con un rostro feliz, vestida con ropa nueva. Ese olor a nuevo la hacía sentir tan, pero tan bien, que se miraba a los espejos de la calle y se sonreía a sí misma. Su auto estima, que entro al local en estado de trapo de piso roto de baño público, había ascendido al estado de trapo de rejilla, ballerina, amarillo de cocina. Todo un gran pasó en su vida anímica. Sus amigas le habían recomendado que tomara antidepresivos. Más ella prefería gastarse la plata en trucholandia. La mejor tienda de la ciudad. O eso era lo que ella pensaba hasta que aconteció la peor de las desgracias que podría sucederle a una mujer.
El hermoso corpiño que sostenía sus pechos bien arriba, con el pasar de los días empezó a deteriorarse. Y no paso mucho tiempo, 1 semana, aproximadamente, para que empezara a asomar el alambre que sostenía la forma de aquel sostén. Ante esta incomodidad, MV, que era una mujer muy habilidosa, reparo en unos minutos la prenda rota. Mas esta insistía en romperse una y otra vez. MV se canso y dejo que el alambre del corpiño siguiera su curso natural. Poco a poco se fue acostumbrando a este leve pinchazo, hasta que con el tiempo ya ni lo sentía. No era tan grave, además, nadie lo veía. Por otro lado su bella y reluciente campera roja que atraía la atención de los transeúntes y a la hacían sentir como una diva, también empezó a romperse. Al principio se empezaron a romper las costuras interiores, cosa que podía disimularse. A los dos meses empezaron a descoserse los bolsillos.
Los días pasaron y el alambre del corpiño estaba cada vez más y más salido. Y el agujero de la campera se hacía cada vez mas y mas grande. Con el correr del tiempo la situación se fue empeorando, mas MV no tenía más dinero para comprarse ropa nueva, ya que el desgraciado del padre de su hija no le pasaba ni un peso. Ella tenía que trabajar duro para mantener a su pequeña hija.
Un día , cuando aún no había terminado el invierno, mientras ella se dirigía al trabajo como de costumbre, tropezó con una baldosa salida de la calle y entonces al piso callo. Un galante caballero le tendió su mano y la levanto. Ella sentía un gran dolor en el pecho izquierdo. Pero creyo que era solo el dolor de su corazón. Mas el dolor se fue haciendo cada vez más fuerte y punzante. Entonces sus manos, instintivamente se dirigieron a su doliente pecho. Su delgado cuerpo se encorvo y su rostro se puso rojo de dolor. El apuesto hombre le abrió la campara y vio que su blusa blanca estaba plenamente manchada con sangre. El color rojo invadía la escena. Ella empezó a llorar de dolor.
El hombre la tomo entre sus brazos y la cargo en su camioneta blanca. Ella alucino que era una ambulancia. El la llevo a una clínica. Los médicos de guardia la recibieron en la sala de urgencias. Pronto pasó a terapia intensiva. Al poco tiempo quedo inconsciente y en estado de coma. Como esa era una clínica privada debía pagar un alto monto para ser operada. Ella contaba con algo de dinero pero sucedió que su billetera había caído por el agujero de su nueva campera. Había perdido todas sus tarjetas y documentos, y hasta su celular se había caído de ese bolsillo agujereado. Nadie sabía quién era, pero era tan hermosa, que los médicos la operaron igual. Y aquel extraño hombre que la había encontrado en la vereda, a pesar de no conocerla en absoluto, se quedo esperándola en la sala de espera.
Fue una noche larga y difícil.
Al día siguiente con un sol reluciente en el firmamento y los pájaros cantando su dulce melodía, el despertó de aquella incomoda silla. Un medico se acerco, y le informo la situación.
‘Cuando intentamos sacarle el alambre clavado en su pecho, no pudimos detener la sangre. Fue muy grande la hemorragia y lamentablemente falleció a la madrugada.
El hombre, lloro como si la conociera de toda la vida.
_Acaso es ud. El esposo? Le pregunto el médico.
_No, pero me, hubiera gustado serlo. Le respondió el con una lagrima corriendo por su mejilla.
Larrocalunar13 de septiembre de 2015

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