Mezclando cuerpos extraños, para producir materias desconocidas, cuasiperfectas; con ideas de cambio, de revolución; a veces correctas, a veces no.
Plantando la semilla de la hipocresía, de la vida, misma, única y posible. A sus pies, muerto rey, contemplando la humillación de el absoluto displacer; ni más ni menos que sufrimiento, por supuesto, para sus adentros.
Cuál es, el criterio erróneo, que uliliza este miembro de una vorágine de errores, para poseer y guardar la misma pura y clara verdad. Qué necedad necesaria la de creer que en sus manos lleva el eslabón perdido de la sabiduría eterna.
¡Despierta! ¡Despierta! ¡Bestia de la creación! La igualdad es la cárcel que te posee. Son los límites que te alejan de la propia libertad, esa que tanto pregonas. Sin motivos, por absoluta vanidad.
Escucha con atención lo que tu tierra te pide. La Madre de tu nociva existencia.
Es nuestra, es de todos, para todos.
