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El Error de Matilda

LA NOCHE
La noche caía en ese momento, la luna se encontraba en su apogeo se veía tan grande desde la ventana y tétrica cuando las obscuras grisáceas nubes le tapaban, la hora es la media noche, pareciese que el aire reñía con los árboles de la calle, a lo lejos se escuchaba al viento soplando y silbando como quejándose, rompía las hojas demostrando su poderío y no solo contento con eso hacia con las hojas muertas pequeños efigies de remolinos como pretendiéndose notar. Ella no podía dormir sentía que lo que visaba por la ventana procuraba ser una proyección de su enorme tristeza, la angustia que le perseguía desde hace tres meses, de repente enormes estruendos se dejaron escuchar.

-lo se en esta escena, ¡mi escena! no podía faltar la lluvia, que es lo que me sucede, la vida ya no es un aliciente para mi !pero tan cobarde¡ no para nada prefiero la muerte y para preferir la muerte a la vida se necesita tener una gran voluntad.

LA VENTANA

La ventana dejo entrar al viento que para ese instante ya no se escuchaba, la lluvia y sus estruendos ahogaron su quejido, era congelante, sentada en la cama solo abrigada con una sabana podía sentir como el viento penetraba su cuerpo haciéndola tiritar, desde el coxis pasaba por la medula espinal y terminaba en la nuca, la aturdía pero aun así el helado viento le provocaba un momento de paz. Se paro de la cama tiro la sabana y puso su cuerpo a la intemperie, dirigió sus pasos hacia el enorme ropero viejo que tenia al frente, se miro toda completa en el espejo.

-¿de verdad soy hermosa? , malditos hombres, siempre queriéndome conquistar, si tan solo supieran, tan superficiales; poesía, flores, serenatas, joyas, piensan que es lo que quiero, se engañan.

-estoy dispuesta, si existe una posibilidad por muy remota que sea la tomare, antes que la muerte me disponga, cuantas veces le pedí a mi Dios mi tan anhelado deseo , nunca tuve una respuesta, un indicio, nuca respondió a mi llamado, ahora estoy dispuesta a dar mi alma al diablo para tener lo que tanto pido.

La enorme luna se aclaro, los árboles se quedaron estáticos, las hojas muertas dejaron de ser controladas por el viento, la lluvia con sus estruendos en un momento desaparecieron, todo se había calmado.

ALASTOR

En la habitación la ventana se cerro, la vela que soporto toda la noche al viento se apago, la hora tres de la mañana, el viejo ropero hizo rugir la madera vieja, de un golpe ella regreso a la cama, se sentó, la madera vieja rugía mientras un viento helado se penetro en su cuerpo, esta vez no procuro paz sino miedo, miraba asombrada lo que sucedía, de repente un cuadro que colgaba junto a la ventana cayo partiéndose por la mitad , lo miro , la imagen del cuadro era su figura desnuda, la fisura daba la sensación de que ella había sido degollada, una sustancia rojiza comenzó ha brotar de los ojos y la boca y de nuevo y con mas fuerza el crujir de la madera del viejo ropero se hizo notar, volteo al ropero y quiso gritar, intento huir pero su cuerpo no le respondió, el único movimiento eran sus ojos que lagrimeaban, el espejo del ropero comenzó a romperse lentamente como figurando una cruz volteada , comenzó a obscurecerse y de su interior comenzó a salir una sombra que ensombrecía todo lo que tocaba, cuando la sombra llego a la vela esta se encendió, los ojos de ella miraron hacia la vela y cuando regresaron hacia el espejo ya había la figura larga de un hombre.

-¿sabes quien soy? y ¿porque estoy aquí?, creo que no necesito presentarme mi nombre es Alastor, he venido hasta aquí porque me intriga tu enorme tristeza, estas dispuesta a morir por lo que quieres, tan importante es para ti.

Cuando el hombre termino de hablar lo que era pánico al inicio se convirtió en tranquilidad, ella no se podía mover sin embargo pudo hablar.

-¿eres el diablo?

-¿Te refieres al portador de la luz? no para nada, crees tu mundana mujer que él merece tu presencia, se quemarían tus ojos, se desgarraría tu alma con tan solo que él estuviera cerca de ti.

-¿Qué quieres de mi, me vas a dar mi tan anhelada muerte?

-no, te voy a dar lo que tu quieres, un deseo, tu entrega de fe no vasta para darte lo que quieres y tu alma es una mas de millones que ya hay, pero me gusta dar felicidad a los humanos y por eso como ya dije cumpliré tu deseo.

Ella lo miro, era un hombre de traje gris, con guantes blancos y sombrero negro, zapatos cafés, muy delgado, tenia una pequeña flor azul prendida a su camisa negra, cuando intento ver su cara no pudo. La ventana se abrió de nuevo y dejo entrar al viento ella se pudo por fin mover, sin embargo se quedo sentada en la cama.

-tengo miedo, de ti, dices que no quieres nada de mi y que me vas a cumplir un deseo, lo que yo quiera.

-no tengas miedo, a su tiempo sabrás cual es mi deleite de hacer felices a los humanos, ahora solo te daré el deseo que tu quieres.

-es algo que me agobia, y no me permite ser feliz, he estado a punto de suicidarme, por no tenerle a mi lado, pero la situación es muy difícil, nunca se fijara en mí, mas halla de una amistad, nunca sabrá de mi sentir, ni podré gozar de su cuerpo, de su sexo, ni podré hacer que me mire con amor. Mi deseo tiene que ver con el amor.

-¿con el amor? Mírate eres hermosa, puedes tener a cualquier hombre solo con tu belleza, ahora que si tu quieres puedo hacerte mas bella de tal forma que ningún hombre en el mundo se resista a ti, puedo convertirte en la mujer mas sensual, apasionada, inteligente , para el amor es lo que necesitas .

-¡dame su amor!, es lo único que quiero en esta vida, y como lo dije antes, aunque para ti mi alma sea una mas te la entrego por su amor.

-lo siento su amor no te lo puedo dar, eso involucra lo que ella quiera Matilda, puedo darte lo que tu pidas siempre y cuando no involucre a otra persona directamente. Ya te dije te puedo dar dinero para que le compres un barco, ropa, joyas, lo que tu quieras, te puedo hacer mas inteligente para que le demuestres que puedes ser sabia y valore de ti tus conocimientos , te ame por ellos, puedo darte a ti lo que quieras para que con tus medios busques su amor.

-entonces, lo que necesito es diferente, ¡quiero dejar de ser mujer y convertirme en un hombre!

-¿en hombre dices?

-si, quiero ser un hombre varonil, hermoso, que sea irresistible para cualquier mujer. Irresistible para ella, para Rosa, la mujer que sueño, por la que me desvelo y vivo atormentada, la que no me niega su amistad y siempre esta ahí, por ella quiero ser hombre para que me ame y amarla, quiero ser hombre.

Con una sonrisa picara como quien guarda un secreto, Alastor la miro, tomo lentamente con su mano derecha un guante y dejo notar una mano blanca y delgada, señalo al espejo y dijo.

-mírate de nuevo, eres bella, porque no le dices lo que sientes, esa mujer tal vez responda a tus amores, porque cambiar lo que eres, dejar a tras toda una vida, un cuerpo, una mente, si puedes seguir siendo tu, porque no la enamoras, te puedo dar todo el dinero del mundo, te puedo dar toda la sensualidad que quieras para lograrlo.

-¡no ella no se fijaría en mi! Ella es mujer como yo, Rosa también es hermosa, mas que yo, siempre esta rodeada por esos malditos hombres, siempre halagándola, ¡malditos hombres!, ella es para mi y solo para mi, a ella la quiero yo.

-¿quieres ser un hombre entonces?

-si, quiero ser un hombre

-esta bien, te lo concedo, pero también ya que ofreciste tu alma me la llevo, en unas horas cuando despiertes serás hombre, en tu ropero encontraras una vestimenta para ti.

EL HOMBRE

El aire se hizo aparecer, la ventana se abrió, la sombra que permio a la habitación comenzó a desaparecer por el espejo del viejo ropero, el viento comenzó a reñir con los árboles, la lluvia regreso, la luna se vio inundada de nubes grises, ella volteo a ver la vela que se apago y con ella sus ojos se cerraron.
Se sentó en la cama, miro el cuadro en el suelo y con el su figura de hermosa mujer, se sintió desilusionada, se volteo al espejo y miro asombrada que ya no era ella sino él, un hombre blanco de cabello color café obscuro, sus ojos verdes, una boca carnosa que insinuaban al beso, su cuerpo era esbelto, por fin era hombre.

Busco en el ropero y había un traje negro, una camisa café y corbata, los zapatos estaban junto a la cama, eran los zapatos color café, se puso la vestimenta y dijo –soy hermoso, volteo al suelo y vio el viejo cuadro donde estaba la figura de una mujer hermosa llamada Matilda, lo junto dejo caer unas lagrimas en el cuadro y lo colgó donde estaba antes, salio en busca de Rosa.

Rosa estaba escribiendo algo en una hoja en el escritorio de esa oficina, cuando por la puerta oyó que alguien llamaba, ella abrió la puerta y vio a ese hombre de ojos verdes que la miro con alegría.

- ¿que se le ofrece?

-tu amor, es lo que quiero, vengo a decirte que te quiero en mi vida, por que te amo, siempre te he amado aunque no lo sabias, siempre he velado por ti , siempre estoy a tu lado deseándote y buscando tu amor y hoy vengo para decirte que te amo.

-¿Quién es usted? y porque dice amarme, no lo conozco, por favor vallase, me insulta que crea conocerme cuando nunca le he visto.

-me llamo…me llamo Iván, ¡si Iván! Y si la conozco más de lo que crees, permítame demostrarle que le amo.

-lo siento pero nunca podría corresponderle, nunca.

-si lo harás, yo te conquistare, haré todo lo que este a mi alcance para que nos amemos, no te das cuenta soy por fin hombre y eso me hace feliz.

-no entiendo lo que usted piense, pero nunca podré amarlo, yo amo a alguien mas.

-¿quien es el maldito ha quien ama? no se merece su amor, yo estoy aquí para ti por siempre.

-usted no comprende, nunca podré decirle que le amo, nunca lo entendería.

Rosa miro al hombre y agacho la mirada, Iván se dio cuenta de su tristeza y le pregunto.

-¿ha quien amas Rosa?

Con voz suave y entorpecida respondió.

-amo con todo la fuerza de mi corazón a mi amiga Matilda.
Leox07 de julio de 2009

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