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El Adulto En El Espacio.

-Me encontraba recostado en mi cama, como de costumbre con la luz apagada, con mis ojos abiertos a más no poder y con una sonrisa gigantesca, los segundos del reloj le daban al ambiente un leve suspenso. De pronto, mi madre entra con una bandeja, silbando una antigua melodía que solo tú conoces, deja la bandeja en el suelo y se retira. Me levanto lentamente a buscarla, la dejo en el velador y vuelvo a recostarme en la cama.

Entra de golpe mi padre con unas gafas de sol y una chaqueta de cuero, de fondo se podía apreciar gritos de espanto del pasillo, mi padre saca un arma y la pone en mi oreja, claramente el arma me dice:

-“Somos los enfermedad de la tierra, la fiebre del mar, el vómito de un Dios y la decepción del cosmos”.

Despierto en un lugar hermoso, caminando por nubes hacía una reja con una puerta de oro gigante, un hombre estaba sentado en una banca cuidando la puerta, al llegar me dice:

-“Bienvenido hermano, deja tu piel en mis manos y entra. ”

Decidí no hacerlo y seguir caminando por las nubes, entra más me alejaba más frío se sentía, al mirar hacia atrás, se veía al hombre despedirse conmovedoramente.

De pronto, todo se volvió blanco y sólido, como una especie de habitación, uno podía caminar por donde quisiera, no había límites de gravedad, al pasar del tiempo me di cuenta que no sentía hambre, ni cansancio, ni aburrimiento, ni felicidad, ni tristeza, no sentía nada. Caminar recto se había vuelto en mi vida, en mi única necesidad y así pasaron años y años.

Hasta que un día llegue a un espejo, ahí estaba yo, con aspecto de un adulto de treinta o cuarenta años, vestido con una camisa blanca algo amarillenta, un reloj muy caro, unos pantalones y zapatos muy elegantes. De mi mano estaba una mujer aparentemente de mi edad, vestida con un vestido rosa con un delantal puesto, un poco robusta, con una cara muy tierna y en su mano un feto que pareciese estar vivo.

El espejo estallo y caí a una vendeja, estaba casi inconsciente, veía que una mujer me llevaba hacía una habitación muy oscura, silbando una canción lúgubre que solo daban ganas de llorar, me dejo en el suelo y en unos minutos me levantaron y me dejaron en lo que yo creo una repisa, vi un rostro, el rostro más horrible que eh visto en mi vida, eran unos ojos gigantescos que me miraban y no parpadeaban, con una sonrisa tétrica de oreja a oreja. Pasaron horas mirándonos, yo con mi cara cansada, casi muerta y el son su rostro fijo, hasta que logre saca fuerzas y Lo último que pude decirle fue:

-“Somos los enfermedad de la tierra, la fiebre del mar, el vómito de un Dios y la decepción del cosmos”.

Y desapareció.
Lezkizofrenia23 de junio de 2014

1 Comentarios

  • Vanished

    No esta mal... me gustó, lo que dices al final es una reflexion bastante acertada de la humanidad, pero no se si Dios nos vomitó, eso si. Saludos :)

    24/06/14 04:06

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