Ella: Eres incapaz de ser sincero, ¿lo sabías?

Él: ¿Quieres hablar de la sinceridad?
Te quejas de tu vida constantemente, a todas horas, y es culpa tuya. Eres preciosa, increíble, podrías tener al tío que quisieras, pero siempre eliges a perdedores, y lo único que se me ocurre es que los eliges intelectualmente inferiores a ti para poder controlarlos y luego sentirte convenientemente herida cuando la relación se rompe.
Te da miedo comprometerte, abandonas cualquier proyecto que comienzas y huyes de todo el mundo y te todo porque dices que eres poco convencional y muy liberada, cuando lo haces por cobardía, y es infantil no querer enfrentarse al mundo real.

Ella: Vale, ¿quieres sinceridad? Yo te la daré.
¿Sabes por qué no logras conseguir todo lo que te propones? Porque estás totalmente aterrorizado y no sabes qué hacer ni que decir, y sabes ¿por qué? Porque vas de un lado a otro temiendo que la vida te lance una bola que haga añicos la existencia pura y perfecta que tu cabeza se ha inventado. Esto no es la portada de un libro, se trata de sentimientos, de cosas reales, no tienes emociones, no tienes sentimientos y por eso estamos así.

Él: ¿Sabes? Eres una persona inmadura y egoísta, aunque bueno, quizás me equivoque.

Ella: Debe ser genial estar por encima de los demás ¿eh? Algo genial.
Déjame hacerte una pregunta, ¿también es genial no saber lo que significa ser amado? Inténtalo con 27 años, porque ya no tienes 17….

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